APRECIACIONES



       El noticiero completo se halla en olatv.com.mx

LAS RECORDACIONES DEL CRONISTA


28 de junio de 1875. Se hizo cargo del gobierno territorial el coronel Máximo Velasco, en sustitución del general Bibiano Dávalos. En el breve tiempo de la administración de Velasco, de apenas diez meses por su muerte prematura, fue un “joven apreciabilísimo por sus cualidades personales..., un liberal sincero y progresista, justo, de una honradez acrisolada, ilustrado y de un criterio lleno de sensatez [que] satisfizo las aspiraciones de la sociedad”, según el historiador Adrián Valadez.

29 de junio. El pueblo de San Pedro, cercano a la capital del estado, lleva a cabo la festividad anual por ser su día onomástico.

01 de julio de 1769. Procedente de Loreto llegó a la Alta California la expedición por tierra que fundó su primera misión en San Diego.

01 de julio de 1881. Entró en vigor el decreto del presidente Porfirio Díaz por el cual quedó establecido el paralelo 28 grados de latitud norte como línea divisoria entre los distritos Norte y Sur de la península de Baja California.

01 de julio de 1860. Se hizo cargo del gobierno peninsular el peruano Manuel Clemente Rojo, promotor de importante labor educativa en esta provincia y autor de Apuntes históricos de la Baja California, donde se paladea el sabor de la charla coloquial en que se halla contenida una rica información de primera mano sobre hechos, fenómenos, usos, costumbres e identidad de la California colonial y decimonónica, en todo lo cual se advierte una abundante veta de novedosas aportaciones sobre la época.


02 de julio de 1542. El navegante Juan Rodríguez Cabrillo tuvo a la vista la costa californiana, y arribó al puerto de San José del Cabo donde se abasteció de agua para proseguir su ruta de exploración por el Pacífico peninsular.

CRÓNICA HUÉSPED

ENTRE LA LITERATURA Y EL PERIODISMO (2/3)

El presente ensayo forma parte del libro Safari accidental, de Juan Villoro, publicado en 2005 por la editorial Joaquín Mortiz de México.

UN GÉNERO HÍBRIDO

Si Alfonso Reyes juzgó que el ensayo era el centauro de los géneros, la crónica reclama un símbolo más complejo: el ornitorrinco de la prosa. De la novela extrae la condición subjetiva, la capacidad de narrar desde el mundo de los personajes y crear una ilusión de vida para situar al lector en el centro de los hechos; del reportaje, los datos inmodificables; del cuento, el sentido dramático en espacio corto y la sugerencia de que la realidad ocurre para contar un relato deliberado, con un final que lo justifica; de la entrevista, los diálogos; y del teatro moderno, la forma de montarlos; del teatro grecolatino, la polifonía de testigos, los parlamentos entendidos como debate: la "voz de proscenio", como la llama Wolfe, versión narrativa de la opinión pública cuyo antecedente fue el coro griego; del ensayo, la posibilidad de argumentar y conectar saberes dispersos; de la autobiografía, el tono memorioso y la reelaboración en primera persona. El catálogo de influencias puede extenderse y precisarse hasta competir con el infinito. Usado en exceso, cualquiera de esos recursos resulta letal. La crónica es un animal cuyo equilibrio biológico depende de no ser como los siete animales distintos que podría ser.

De acuerdo con el dios al que se debe, la crónica trata de sucesos en el tiempo. Al absorber recursos de la narrativa, la crónica no pretende "liberarse" de los hechos sino hacerlos verosímiles a través de un simulacro, recuperarlos como si volvieran a suceder con detallada intensidad.

Por lo demás, la intervención de la subjetividad comienza con la función misma del testigo. Todo testimonio está trabajado por los nervios, los anhelos, las prenociones que acompañan al cronista adondequiera que lleve su cabeza. La novela Rashomón, de Akutagawa, puso en juego las muchas versiones que puede producir un solo suceso. Incluso las cámaras de televisión son proclives a la discrepancia: un futbolista está en fuera de lugar en una toma y en posición correcta en otra. En forma aún más asombrosa, a veces las cámaras no muestran nada: desde 1966 el gol fantasma de la final en Wembley no ha acabado de entrar en la portería.

El intento de darles voz a los demás -estímulo cardinal de la crónica- es un ejercicio de aproximaciones. Imposible suplantar sin pérdida a quien vivió la experiencia. En Lo que queda de Auschwitz, Giorgio Agamben indaga un caso límite del testimonio: ¿quién puede hablar del holocausto? En sentido estricto, los que mejor conocieron el horror fueron los muertos o los musulmanes, como se les decía en los campos de concentración a los sobrevivientes que enmudecían, dejaban de gesticular, perdían el brillo de la mirada, se limitaban a vegetar en una condición prehumana. Sólo los sujetos física o moralmente aniquilados llegaron al fondo del espanto. Ellos tocaron el suelo del que no hay retorno; se convirtieron en cartuchos quemados, únicos "testigos integrales".

La crónica es la restitución de esa palabra perdida. Debe hablar precisamente porque no puede hablar del todo. ¿En qué medida comprende lo que comprueba? La voz del cronista es una voz delegada, producto de una "desubjetivación": alguien perdió el habla o alguien la presta para que él diga en forma vicaria. Si reconoce esta limitación, su trabajo no sólo es posible sino necesario.

El cronista trabaja con préstamos; por más que se sumerja en el entorno, practica un artificio: transmite una verdad ajena. La ética de la indagación se basa en reconocer la dificultad de ejercerla: "Quien asume la carga de testimoniar por ellos sabe que tiene que dar testimonio de la imposibilidad de testimoniar", escribe Agamben.

La empatía con los informantes es un cuchillo de doble filo. ¿Se está por encima o por debajo de ellos? En muchos casos, el sobreviviente o el testigo padecen o incluso detestan hallarse al otro lado de la desgracia: "Esta es precisamente la aporía ética de Auschwitz", comenta Agamben: "el lugar en que no es decente seguir siendo decentes, en el que los que creyeron conservar la dignidad y la autoestima sienten vergüenza respecto a quienes las habían perdido de inmediato".

¿Qué espacio puede tener la palabra llegada desde fuera para narrar el horror que sólo se conoce desde dentro? De acuerdo con Agamben, el testimonio que asume estas contradicciones depende de la noción de "resto". La crónica se arriesga a ocupar una frontera, un interregno: "los testigos no son ni los muertos ni los supervivientes, ni los hundidos ni los salvados, sino lo que queda entre ellos".

LAS RECORDACIONES DEL CRONISTA

ACTUALIDAD

VOCACIÓN  POR LA POLÍTICA

Tal vez sea fácil estar de acuerdo en que la política se puede entender como la actividad a que nos impulsa el interés por los asuntos públicos, de la comunidad social, de la ciudad o polis, en griego.

   Ese interés tiene diversos grados de intensidad, como las otras ocupaciones humanas: los hay quienes ven con alguna indiferencia las cosas concernientes a la vida organizada de la colectividad, otros con apenas ciertas dosis de atención, y algunos que asumen responsabilidades en este sentido, manifiestas en el comentario, la crítica y la llana aportación de opiniones.

   Pero están los que avizoran en la acción política directa la mejor manera de poner en ejercicio las ideas propias (o ajenas, con las que se comulga) al respecto del desarrollo y bien comunes.

   Porque el fin último de la política debe ser la procuración de la felicidad de la gente, expresada en el gobernar convenientemente en favor del bienestar general. Nada menos que eso, aunque hay escépticos al respecto.

   En esa procuración divergen las soluciones, en base a la experiencia aunque todas ellas son siempre a futuro, sujetas a prueba de ensayo y error, como meras hipótesis, pero el político militante pone alma, corazón y vida en ello a pesar de que al final del camino pudiere interponerse la frustración, como suele ocurrir.

   Que nadie tema decir que los gobernados tenemos pleno y absoluto derecho a exigir de nuestros políticos en el uso del poder, que nos consigan la felicidad, así como a los médicos les demandamos salud y calidad de vida, a los arquitectos la morada ideal para vivir, a los maestros el tipo de educación que requerimos, a los plomeros el funcionamiento correcto de los fluidos domésticos, etc.

   Es asimismo advertible que en la vida política y la administración pública (que no son lo mismo, aunque tienen cierta clase de parentesco) hay quienes entran de “chiripa”, sin entender por qué ni para qué, por cercanías con la familia o la amistad, en ocasiones directamente del oficio de cada quien o simplemente de la calle, carentes de formación ideológica o teórica, ignorantes de la función que deberán realizar, con la sola certeza de que el erario es un botín que les corresponde por alguna razón de índole providencial, y al que hay que depredar en los próximos dos, tres o seis años, según sea el caso.

   Son los que han deformado el elevado sentido de la política y la administración pública, lo que a muchos lleva a considerar que todos los políticos y todos los que gobiernan de alguna manera, son corruptos, ladrones e irresponsables.

   Se trata de una apreciación falsa, de un sofisma, porque significa una generalización que también es injustamente aplicada por lo común a los abogados, sacerdotes, mecánicos y toda la serie de personas a quienes confiamos en determinado momento nuestro bienestar y tranquilidad; todos ellos son servidores públicos, al fin y al cabo.

   Quedan para el final los políticos con vocación y afán de realizarse como profesionales, que es la manera en que cada quien satisface su vocación, el llamado que siente recibir para vivir a plenitud.

   Éstos forman una clase aparte y nada tienen qué ver con los falsos políticos y funcionarios simuladores.

   Son necesarios porque actúan con definición y convicciones claras; de tiempo y pensamiento completos para su entorno social y más allá de él; buscan soluciones permanentes, no para salir del paso; quieren con sinceridad y determinación el bien de su gente, trátese del pueblo, el municipio, el estado o la nación.  

   Es el tipo de político y administrador público que necesitamos, el profesional, el teórico-práctico dotado de una ideología y una praxis que pretende encauzar al bien de la generalidad que le confía su presente y porvenir próximo.

   Es en el único en quien se puede confiar y el que permanecerá, ya que los demás volverán al oficio de origen (que el azar hizo injustamente abandonar) una vez terminado el tiempo preciso de duración en el efímero poder que usufructuaron carentes de mérito.

CRÓNICA HUÉSPED

Entre la literatura y el periodismo (1/4)
La crónica, ornitorrinco de la prosa
El presente ensayo forma parte del libro Safari accidental, de Juan Villoro, publicado en 2005 por la editorial Joaquín Mortiz de México.

La vida está hecha de malentendidos: los solteros y los casados se envidian por razones tristemente imaginarias. Lo mismo ocurre con escritores y periodistas. El fabulador "puro" suele envidiar las energías que el reportero absorbe de la realidad, la forma en que es reconocido por meseros y azafatas, incluso su chaleco de corresponsal de guerra (lleno de bolsas para rollos fotográficos y papeles de emergencia). Por su parte, el curtido periodista suele admirar el lento calvario de los narradores, entre otras cosas porque nunca se sometería a él. Además, está el asunto del prestigio. Dueño del presente, el "líder de opinión" sabe que la posteridad, siempre dramática, preferirá al misántropo que perdió la salud y los nervios al servicio de sus voces interiores.
Aunque el whisky sabe igual en las redacciones que en la casa, quien reparte su escritura entre la verdad y la fantasía suele vivir la experiencia como un conflicto. "Una felicidad es toda la felicidad: dos felicidades no son ninguna felicidad", dice el protagonista de Historia del soldado, la trama de Ramuz que musicalizó Stravinski. El lema se refiere a la imposibilidad de ser leal a dos reinos, pero se aplica a otras tentadoras dualidades, comenzando por las rubias y las morenas y concluyendo por los oficios de reportero y fabulador.
La mayoría de las veces, el escritor de crónicas es un cuentista o un novelista en apuros económicos, alguien que preferiría estar haciendo otra cosa pero necesita un cheque a fin de mes. Son pocos los escritores que, desde un principio, deciden jugar todas sus cartas a la crónica.
En casos impares (Josep Pla, Alvaro Cunqueiro, Ramón Gómez de la Serna, Salvador Novo, Alfonso Reyes, Roberto Arlt), publicar en periódicos y revistas ha significado una escritura continua, la episódica creación de un libro desbordado, imposible de concluir. Para la mayoría, suele ser una opción de Lejano Oeste, la confusa aventura de la fiebre del oro.
Tal vez llegará el día en que los periódicos compren la prosa "en línea", a medida que se produce. Sin embargo, desde ahora es posible detectar la casi instantánea relación entre la escritura y el dinero, economías de signos y valores. Nada más emblemático que el hecho de que el poeta Octavio Paz trabajara en el Banco de México quemando billetes viejos, Franz Kafka perfeccionara su paranoia en una compañía aseguradora y William S. Burroughs escogiera el delirio narrativo en respuesta al invento del que derivaba la fortuna de su familia, la máquina sumadora.
La crónica es la encrucijada de dos economías, la ficción y el reportaje. No es casual que un autor con un pie en la invención y otro en los datos insista en la obligación del novelista contemporáneo de aclarar cuánto cuestan las cosas en su tiempo. Sí, la idea es de Tom Wolfe, el dueño de los costosos trajes blancos.
Estímulo y límite, el periodismo puede ser visto desde la literatura como el boxeo de sombra que permitió a Hemingway subir al ring, pero también como tumba de la ficción (cuando el protagonista de Conversación en La Catedral entra a un periódico, siente que compromete su vocación de escritor en ciernes y ve la máquina de escribir como un pequeño ataúd en el escritorio).
Comoquiera que sea, el siglo XX volvió específico el oficio del cronista que no es un narrador arrepentido. Aunque ocasionalmente hayan practicado otros géneros, Egon Erwin Kisch, Bruce Chatwin, Alvaro Cunqueiro, Ryszard Kapuscinski, Josep Pla y Carlos Monsiváis son heraldos que, como los grandes del jazz, improvisan la eternidad.

Algo ha cambiado con tantos trajines. El prejuicio que veía al escritor como artista y al periodista como artesano resulta obsoleto. Una crónica lograda es literatura bajo presión.

LAS RECORDACIONES DEL CRONISTA

CONMEMORACIONES DE LA SEMANA



El noticiero completo puede verse en olatv.com.mx

ACTUALIDAD DEL PASADO

CATEDRAL DE LA PAZ: TESTIMONIO VIVO

En 1855 fue creado el vicariato apostólico de la Baja California y llegó a ésta el primer obispo, Juan Francisco Escalante.

A este prelado sonorense correspondió colocar en 1861 la primera piedra del templo dedicado a Nuestra Señora de La Paz (cuando la población local era de 2276 habitantes) y trabajar en su edificación hasta verla terminada cuatro años después.

Como parte de las celebraciones del centenario de la Independencia Nacional fue inaugurada en 1910 la primera de sus dos torres, la del lado sur, que se levantó con donativos particulares. 

La catedral de Nuestra Señora de La Paz es testimonio vivo. No únicamente espacio de meditación y culto sino punto de convergencia, lugar de reunión, sitio de encuentro, vértice de coincidencias, ámbito en que la sociedad paceña se descubre cotidianamente.

   Innumerables sudcalifornianos tienen estrecha vinculación con este añejo edificio desde su infancia: por él transitan los recuerdos como en su casa; en él se hallan, por todas partes, las voces inolvidables y la memoria grata de los que ahí estuvieron, de los que están, de quienes no se irán nunca del todo.

Luego vinieron las determinaciones conciliares que en procuración de apertura a la modernidad modificaron el entorno de algunos espacios importantes como era un pequeño y amable sitio dedicado a la advocación mariana de Guadalupe, situado hacia la esquina de 5 de Mayo y Revolución (antes Parroquia).

Sin embargo, la estructura principal continuó sin cambio, hasta que, a finales de los ochentas, el deterioro físico del templo por el uso y el paso del tiempo decidió al obispo Gilberto Valbuena Sánchez a promover y efectuar la sustitución de sus pisos. Poco tiempo después, el obispo Rafael León Villegas asumió la presidencia honoraria del patronato Restauración de Catedral (Res-cate), A. C., con un grupo de colaboradores convencidos de la importancia de preservar este edificio de tan elevada significación religiosa, histórica y arquitectónica para el pueblo de La Paz en especial, y de Baja California Sur en términos más amplios.

Así se realizaron obras en ambas torres, cuyas escalinatas de madera presentaban alta peligrosidad para el acceso a los campañarios, y fueron reemplazadas por metálicas.

El coro fue reforzado con vigas de acero capaces de soportar toda la armadura y el piso.

En base en un cuidadoso proyecto técnico se atacó la reparación de la techumbre y el plafón; fue colocada una cadena perimetral anclada a los muros para soportar la estructura de acero, y sobre ésta la cubierta de concreto de manera que la antigua se halle libre de carga alguna.

También fueron cambiados los travesaños y piezas del techo, por nuevos de madera tratada.

Hacia 1993, la estructura para resistir el techo armado estaba instalada; una vez terminada la cubierta se le dio acabado original de tejamanil.

La restauración fue obra de varios pero enaltece a todos; es fruto que eleva el espíritu, empeño que dignifica y legitima, que se aprecia por sí misma y por su ilimitada trascendencia.

De esta manera, la comunidad sudcaliforniana, con el apoyo de los gobiernos del presidente Carlos Salinas de Gortari (por conducto de la secretaría de Desarrollo Social que jefaturaba Luis Donaldo Colosio) y el gobernador Guillermo Mercado Romero, más el proveniente de otros lugares del país, pudo conservar y mejorar el citado centro religioso que en este 2016 cumple 151 años.

Constituye, pues, monumento a la conciencia histórica, a la responsabilidad y a la perseverancia cívicas que en valores como éste sustentan la riqueza de su cultura, identidad, cohesión humana y fuerza social con que los pueblos progresan y se desarrollan sólida y auténticamente.

CRÓNICA HUÉSPED

SUNTUOSO MATRIMONIO

Tuvo lugar en La Paz, B. C., el pasado día 10 del presente [1960?]

Escribe Armando Trasviña Taylor,
                                                                        corresponsal de la Cadena de Periódicos García Valseca.

Un espectáculo de ensueño constituyó, el pasado 10 de mayo, el enlace matrimonial de la estimable y guapa Srita. Victoria Guadalupe Díaz Bonilla, con el Sr. Oscar Paul McCuistion, acto religioso que tuvo como escenario las naves y Sagrario del templo de Ntra. Sra. de La Paz, en cuyo Altar lucían fragantes buquets de blancas azucenas aromatizando el ambiente y regio sitial.

   Para asistir a este acto social relevante, llegaron a esta risueña y hospitalaria ciudad, utilizando la vía aérea, de E. U. el Sr. Harold McCuistion, hermano del contrayente; de Tijuana saludamos al Sr. Saúl Díaz Bonilla y a su Sra. esposa Ma. Elena Fernández de Díaz; de Toluca, Méx., estuvo presente el Sr. Ing. Arq. José Antonio Díaz Bonilla, todos ellos familiares de los contrayentes matrimonio McCuistion.


   Días antes circularon los elegantes pliegos de participación suscritas por los padres de Victoria, Sra. Marina Aréchiga de Díaz Bonilla y Sr. Prisciliano Díaz Bonilla; y por parte del novio, su hermano Harold McCuistion.

   El día de la ceremonia nupcial, se dieron cita en el Templo lo más granado de nuestro mundo social. El interior del recinto sagrado lucía el adorno blanco, tales como cintas de tul y campanillas de crepé, bellas flores al pie de impecable alfombra blanca tendida desde la escalinata de entrada hasta el fondo del sitial, para la recepción de la pareja.
  
Eran las 11 horas cuando a la puerta del Sagrario fueron recibidos los novios por el Rev. padre Carlos Piazini, con isótopo bendito en la mano, inició la marcha nupcial ejecutada por un conjunto musical, hicieron su entrada por la puerta frontal, seguidos por los padrinos Sr. Francisco Díaz Bonilla y su Sra. esposa Ma. de Jesús, sus madrinas de Lazo Sritas. Ma. Cristina Aréchiga y Lyly Díaz Bonilla, pajecita de Cola niña Chelito Verdugo. Victoria, la contrayente, luciendo su atuendo elegante de brazo de su padre Sr. Prisciliano Díaz Bonilla.

   Una vez que hubo terminado el acto del ritual, se encaminó la recién desposada Victoria al pie del altar, de rodillas para orar y dejar al pie de la Virgen su hermoso ramo de orquídeas naturales, para enseguida la feliz pareja dirigirse a la residencia del Sr. Francisco Díaz Bonilla, hermano de la contrayente, en donde se efectuó el enlace civil, con la firma del acta. Eran las 21 horas cuando se presentó el C. don Rafael Montes Carmona acompañado de su secretaria, con su carácter de oficial del Registro Civil; acto seguido y al fondo del salón central de la casa, adornado ad hoc con regio sillón arriba de cuyo respaldo se podían ver dos corazones blancos enlazados, en torno de los cuales pendían tres grandes campanas y dos blancas palomas, llevando en sus picos los lazos simbólicos de Cupido y extensas guirnaldas de flores que circundaban a la nutrida concurrencia, en medio de luz y alegría, quedando estampadas las firmas en el Libro Matrimonial de contrayentes, padres y testigos, y mientras tanto seguían llegando amistades de la feliz pareja y que llenaban el salón donde Victoria recibía, en unión de su ya esposo, los efusivos abrazos de felicitación. En la terraza y a los acordes de la orquesta, todas las parejas asistentes se entregaron al baile.

   Los invitados recibieron, primero, las transparentes copas de champagne, después los espumosos vinos generosos, los delicados platillos de un delicioso bufet confeccionados por mano maestra, así como el obsequio del simbólico queki.

   El momento era de regocijo, así lo pudimos observar, para los novios que estuvieron recibiendo numerosos regalos y obsequios que se acumulaban como muestra de simpatía y de cariño para los desposados.

   De entre los mensajes de felicitación vimos los expresivos conceptos que en ellos escribieron los caballerosos generales de División don Bonifacio Salinas Leal y de don Agustín Olachea Avilés y sus dignas señoras.

   La fiesta familiar, pudiéramos decir, concluyó en las primeras horas del día 11, y todos los que a ella asistimos deseamos a los nuevos esposos una feliz Luna de Miel.

   A las 6 de la mañana salieron los desposados con destino a los Estados Unidos, para después radicarse en la bella ciudad de Ensenada, B. Cfa., lugar preferido para fincar su residencia hogareña.

¡FELIZ VIAJE!

COSTA AZUL



El 3 de junio de 1977 murió el maestro Luis Peláez Manríquez, al término de una vida dedicada por entero a la producción, ejecución y enseñanza de la música en California del Sur, su tierra natal. En respetuosa conmemoración a ello, este blog ofrece la versión del himno sudcaliforniano Costa Azul, cuya música es del referido compositor, en el piano y violín de Jósef (arreglista) y Kazimierz Olechowski, en ese orden. Fue estrenada el 21 de octubre de 2014 en la Sala de Conciertos de La Paz.

ACTUALIDAD

VALOR TANGIBLE DE SUDCALIFORNIA

Jesús Leonor Isáis Verdugo, la maestra Quichu, es con mucho un valor real que ha sembrado con profesionalidad, empeño y vocación en la parcela musical de la cultura sudcaliforniana.

   Parte reciente de su cosecha es el Centro de Formación Musical “Profr. Luis Peláez Manríquez” que dirige con el apoyo docente de Guadalupe (Yori) Carrillo Castro, Fedra Rodarte, Alberto Mauiztic López Lora, Laura María Castro Isáis y Víctor Manuel Sopeña Núñez.

    Ya hemos tenido evidencias de sus frutos en programas de impecable estructura en que se muestran los resultados de la enseñanza pianística en esa institución, desde los pequeños iniciados, los del ciclo elemental y el avanzado, los estudiantes fueron dando cada quien lo suyo, hasta llegar a  talentos verdaderamente excepcionales.

   Como es fácilmente advertible, anteceden a estos logros enormes empeños, gran dedicación y generoso afán de fertilizar la sensibilidad infantil y juvenil para hacer gente con facultades y sentimientos superiores, sudcalifornianos buenos, ciudadanos positivos, mexicanos útiles y seres humanos mejores.

   ¿No es esto acaso lo que se quiere para abatir todo aquello que duele a la colectividad social, que daña, entristece y nos pone escépticos y pesimistas...?

   La maestra Quichu está poniendo la parte que cree que le corresponde en ese afán, con aptitud y desprendimiento pero también con modestia, lo que la convierte en un valor sudcaliforniano tangible, medible por sus consecuencias y de frutos objetivos.

   Por ello produjo gusto generalizado saber que la sociedad sudcaliforniana otorgó a nuestra Quichu, el jueves 2 de este junio, en la sala de sesiones del Congreso de BCS, un acto de valoración donde le fue entregado también el premio que lleva el nombre de otra figura sobresaliente de la cultura de esta entidad, Néstor Agúndez Martínez.

Enhorabuena, pues, por este acto de justicia que se hace a sí mismo el pueblo sudcaliforniano.

BIOGRAFÍA

LUIS PELÁEZ MANRÍQUEZ

En base a la biografía elaborada por
Luis Peláez García.

Nació en La Paz el 16 de octubre de 1903. Desde los cinco años de edad inició estudios de solfeo y posteriormente los de piano. Cursó educación primaria y aprendizaje de solfeo y armonía en su ciudad natal.

   En 1920 formó parte del grupo de estudiantes que, becados por el gobierno territorial de Agustín Arriola Martínez, radicaron en la ciudad de México para efectuar carreras profesionales.

   Peláez ingresó al Conservatorio Nacional de Música donde fue discípulo del maestro Julián Carrillo, entre otros ilustres mentores de esa institución. Al término de sus estudios se reintegró en 1938 para servir a su entidad, y fue invitado a  incorporarse a la primera escuela secundaria de Baja California Sur, en La Paz, donde atendió la cátedra musical.

   Luego fue llamado por don Gilberto R. Mendoza, director de la Escuela de Música, para hacerse cargo de los cursos superiores de piano. Algún tiempo después sucedió al maestro Mendoza en la dirección del plantel.

   En 1970 recibió la medalla “Maestra Rosaura Zapata Cano” por treinta años ininterrumpidos de servicio magisterial.

   Formó parte del personal docente de la Escuela Normal Urbana hasta su jubilación en 1971. Catedrático generoso y exigente, ahí participó en la formación de los nuevos profesores de educación preescolar y primaria, y uno de sus frutos sobresalientes fue la creación del Coro de Voces Blancas, que representó con especial éxito a esa casa de estudios en diversos foros.



   En su producción se hallan Marcha fúnebre, Bandera de México, Canto a Morelos, Himno a la Revolución y canciones vernáculas, pero es la música de Costa Azul, con letra del poeta Margarito Sández Villarino, su obra más conocida que el pueblo sudcaliforniano ha convertido en himno y símbolo de identidad de Baja California Sur.

Murió en La Paz el 3 de junio de 1977.