ACTUALIDAD
RAZÓN CONTRA SUPERSTICIÓN

Los
dirigentes de todos los credos, para arraigarlos en el espíritu del hombre los
proveen de fuertes dosis de dogmatismo, que es fe ciega en una supuesta verdad,
excluyente de la verdad de los otros, a quienes se considera enemigos y a los que,
por tanto, hay que destruir o, por lo menos, perseguir.
Evitemos
extrañarnos: esto ha ocurrido desde la noche de los tiempos en todas las creencias
y posiciones de cualquier índole.
Con
la pretensión de comprender, aunque lejos de siquiera insinuar justificación
alguna, adelantemos que nuestros congéneres del llamado Oriente medio, donde se
planean y preparan buena parte de los crímenes a que aludimos, tienen razones
para sentir inquina hacia la parte occidental, particularmente por los Estados
Unidos de Norteamérica y sus aliados europeos, a los que ven y sienten como
enemigos históricos e irreconciliables en materias ideológica, cultural,
económica… y militar, desde mucho antes de las cruzadas.
Además
de la fe ciega en sus sacerdotes y líderes, los jóvenes mesorientales son
reclutados a base de promesas de dicha y placer en el más allá, si mueren
sacrificados en bien de la divinidad, en una certeza que deriva de las más
oscuras y primitivas ideas de una inmortalidad indemostrable, así se hagan
esfuerzos, siempre inconsistentes, por ilusionarnos con la continuidad eterna
de la vida individual.
Pero
el ímpetu juvenil da para eso y para más.
El
asunto es complejo, mas puede pensarse que la respuesta inteligente a las
agresiones del terrorismo debiera estar constituida por más bombardeos, pero
con el fuego de la razón, que exploten y hagan su efecto bienhechor en los
cerebros de las nuevas generaciones de esos países, inundando sus territorios
con volantes, audiogramas, videograbaciones, conferenciantes clandestinos y
todo vehículo de propaganda disponible, para convencerlos, mediante mensajes
sencillos y breves, de que toda esa argumentación que les pide el sacrificio de
sus vidas es falsa, que el martirio es inútil porque hay cosas mejores por las
cuales vivir y luchar en este mundo, que podrá llegar a ser espléndido con el
concurso de ellos mismos.
En
tal propósito se podrá contar, sin duda, con la colaboración de las mujeres
porque son ellas las que resultan siempre mayormente perjudicadas en ese
intrincado universo de patrañas, odios y prejuicios.
Al
mismo tiempo, el hemisferio occidental deberá revisar y mejorar su relación con
el resto del planeta, en un ejercicio de expiación del cual resulte el
convencimiento de trocar en generosidad y tolerancia la actitud arrogante y de
muchas maneras inescrupulosa asumida hasta la actualidad, que tantos y tan graves
daños le ha originado.
Probablemente
así los exhortos místicos de aquellos dirigentes (a los que jamás se ha visto
con petardos en la cintura) comenzarán a perder paulatinamente sus nefastos
efectos y se logrará al fin, aunque sea a largo plazo, dar a ambos mundos la
paz que se han negado desde que el miedo y la incertidumbre crearon la primera explicación
sobrenatural, el primer régimen político, el primer sistema económico, la
primera arma.
CRÓNICA
PLAN REVOLUCIONARIO DE EL TRIUNFO: 136 AÑOS

Este hombre ilustre nació en el poblado
minero de San Antonio el 5 de marzo de 1822, y creció en el pueblo de Todos
Santos. A los 21 años de edad ingresó a la Marina de Guerra nacional; se encontraba
de servicio en Mazatlán cuando estalló la guerra contra los Estados Unidos de
Norteamérica, y recibió entonces dos ascensos por méritos en el campo de
batalla.
Terminada la guerra de 1846-1848 se retiró
de las actividades militares para establecerse de nuevo en Todos Santos donde
emprendió trabajos de agricultura, ganadería y comercio. En San Antonio explotó
la minería, y en pocos años logró reunir una fortuna que gastó luego en
servicios a la nación.
En 1853 combatió con éxito al filibustero
William Walker, a quien logró expulsar hacia el norte donde lo derrotó el
patriota bajacaliforniano Antonio Meléndrez.
Fue representante de su provincia ante el
Congreso Constituyente de 1856-1857, pero no firmó la nueva Constitución por
haber recibido antes comisiones militares en el noroeste del país.
Contra el ejército de los conservadores
organizó el batallón de infantería “Cazadores de California”.
En 1861 fue designado gobernador de Sinaloa.
Dos años más tarde, el presidente Juárez declaró el estado de sitio en ese mismo estado y nombró gobernador y comandante militar al coronel Márquez, quien se desempeñó
en ese cargo hasta el 30 de abril de ese 1863.
Luego se le concedió el grado de coronel de
Brigada “por los buenos servicios que tiene prestados en la causa de la
libertad.”
Al término de la Intervención Francesa fue
electo diputado por el V distrito de Sinaloa, hasta 1871. Se inconformó con la
reelección del presidente Juárez y secundó el plan de La Noria para deponerlo.
Luego apoyó el plan de Tuxtepec (contra Sebastián Lerdo de Tejada, sucesor de
Juárez a la muerte de éste) y contribuyó al encumbramiento de Porfirio Díaz en
quien veía al hombre que la nación necesitaba para su consolidación. Pero
enseguida vio que su viejo amigo y compañero de armas pretendía tomar el poder
indefinidamente.
Ante esta situación, el Gral. Márquez de
León lanzó el plan Revolucionario de El Triunfo el 22 de noviembre de 1879,
cuyo movimiento no prosperó y obligó al patriota a emprender el destierro en
los EUA. Amnistiado regresó a su patria y murió en la ciudad de México el 27 de
julio de 1890. Sus restos mortales fueron reinhumados en la Rotonda de los
Sudcalifornianos Ilustres, de La Paz, Baja California Sur.
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