ACTUALIDAD

Propuesta pedagógica interesante en beneficio del conocimiento y la difusión históricos y geográficos de BCS: http://www.descubresudcalifornia.com/inicio.html


LOS CRONISTAS

Por Eligio Moisés Coronado al asumir el cargo de cronista de La Paz.
La historia de las instituciones y los pueblos españoles la documentaban los cronistas. Los trovadores medievales eran cronistas de las novedades que ocurrían en los reinos, carentes de otras formas de comunicación colectiva; esos mismos trovadores fueron los romanceros españoles que contaban y cantaban las hazañas de sus hombres y comunidades. Más tarde, el romance español nutrió las raíces y tradición del corrido mexicano.
Los sucesos cotidianos y extraordinarios del mundo indígena americano eran narrados por los cronistas; varios de sus códices aún se conservan en nuestro continente y otras partes del planeta.
El encuentro de esos dos mundos, de esas dos culturas, desde mediados del siglo XVI contó con cronistas de ambos lados, en cada una de sus etapas. Sin su concurso, ese fenómeno carecería para nosotros de mucha información valiosa y, por tanto, de significación, lo que sin duda nos haría más vulnerables a los embates del exterior.
México posee una sólida y rica tradición en tal sentido que nos ha hecho posible preservar, mediante sus cronistas, los testimonios de cada época para escribir la historia que permite conocer el pasado y, gracias a ello, tener memoria colectiva para saber lo que somos. Conocernos a nosotros mismos debe ser, según el consejo socrático, el principio de todo conocimiento.
Son ya clásicos los cronistas de la capital mexicana, entre los que sobresalen Luis González Obregón, el primero de ellos, así como Artemio de Valle-Arizpe, Salvador Novo y Miguel León-Portilla, este último tan ligado a la historiografía de nuestra California. Con gran mérito pertenecen también a esta lista Chava Flores y Carlos Monsiváis.
Cada momento de Baja California Sur ha tenido cronistas, afortunadamente, desde los pintores que dejaron la huella de sus pueblos en los murales rupestres y petroglifos, pasando por Miguel de Castro, quien, en su carácter de escribano de Hernán Cortés, levantó el acta de posesión del puerto y bahía de Santa Cruz. El mismo conquistador fue igualmente cronista, y muchísimos otros que por instrucciones oficiales o por impulso personal nos legaron la vasta documentación que tenemos ahora para recrear y entender mejor los acontecimientos de otros tiempos.
Cronistas por excelencia de Sudcalifornia fueron los misioneros jesuitas como Eusebio Francisco Kino y Juan María de Salvatierra, precursores de la introducción, en ella, de la civilización occidental; Juan de Ugarte, Clemente Guillén (cronista-explorador), Juan Jacobo Baegert, Ignacio Tirsch (cronista-dibujante), Francisco María Píccolo, Miguel del Barco, Fernando Consag (cronista-cartógrafo), Sigismundo Taraval, Ignacio María Nápoli, entre otros, hasta algunos que no la habitaron nunca, como Francisco Javier Clavijero y Miguel Venegas.
Y no han faltado, felizmente, cronistas de tiempos más cercanos como Adrián Valadés, Manuel Clemente Rojo y Ulises Urbano Lassepás en el siglo XIX, León Diguet, Amado Aguirre y, más próximos a nosotros, Ulises Irigoyen, Fernando Jordán y Jesús Castro Agúndez durante la centuria anterior.
En la continuación de una adecuada costumbre iniciada hace más de cuarenta años cuando el gobernador Agramont Cota nombró cronista del territorio al profesor Jesús Castro Agúndez, lo sucedieron (ya como cronistas del estado) el doctor Francisco Javier Carballo, don Alejandro D. Martínez y el que esto escribe.
Después el puesto quedó sin titular visible durante doce años.
En el municipio de La Paz fueron cronistas oficiales Alejandro Angulo Green y Leonardo Reyes Silva. Debo aprovechar la grata oportunidad de que esté presente en este acto mi admirado amigo Leonardo, para subrayar la importante labor que llevó a cabo durante diez años como cronista municipal, en la que sobresale la edición de más de una docena de libros, una apreciable cantidad de crónicas, y la realización de la etapa fundamental organizativa del archivo histórico municipal. Sabes que apreciamos tu trabajo, maestro, y ahora lo reiteramos ante tan numerosos y selectos testigos.
En esta amable audiencia se encuentran también miembros de mi familia, en testimonio de una afectuosa solidaridad que mucho me enaltece y emociona.
Pero también fueron cronistas sin el cargo Rogelio Olachea Arriola y Carlos Domínguez Tapia, y desempeñan la función, motu proprio, Francisco Arámburo Salas y Manuelita Lizárraga; la ejercieron igualmente Néstor Agúndez Martínez en Todos Santos, Dominga González de Amao en San Antonio, Roberto Gastélum Arce y luego el “Bobby” García en Santa Rosalía, tanto como Rafael López Green y Eduardo Ruiz Castro en Los Cabos, y así en cada una de las poblaciones, poco o muy pobladas de la entidad, donde hay siempre alguien que se ocupa de evocar y difundir los hechos del pasado y conservar los del presente.
Por todas estas razones me resulta muy honroso asumir el carácter de cronista de La Paz en la administración municipal que preside Esthela Ponce Beltrán, que se dispone a realizar aportaciones significativas al transcurrir histórico de La Paz, de su región y, consecuentemente, de Baja California Sur.

HISTORIA

EFEMÉRIDES

JUNIO

24. Fiesta tradicional de San Juan de Los Planes, por ser su día onomástico. (Ilustración: diario23.com)

El auge del valle de Los Planes como región agrícola se produjo de 1946 a 1960 cuando se abrieron al cultivo más de 300 hectáreas regadas con agua de pozos profundos. Su producción de cereales y hortalizas se exportaba a los Estados Unidos.
El 24 de junio de 1946 se iniciaron los trabajos agrícolas en esa región, cuando el general Agustín Olachea Avilés era el gobernador del Territorio Sur de la Baja California. Algunos de los primeros agricultores fueron el ingeniero Marcelo Virgen, Salvador Castro, Marcelo Gaume, Juan Manuel Amador, Juan de la Peña Rosas y Juan de Dios Lucero.
(Mi generación recuerda bien cuando llegaban periódicamente a la ciudad, provenientes de Los Planes, camiones atestados de legumbres que se estacionaban para repartirlas en calles de los barrios, y que los chicos recogíamos en cuanto depósito teníamos a la mano; podíamos acarrear cuanto queríamos hasta dejar vacío el vehículo. Eran vegetales fuera de clasificación para exportar pero que constituían importante aportación de las empresas agrícolas a la economía doméstica de los paceños.)
La delegación de San Juan de los Planes fue creada el 24 de junio de 1983 durante la presidencia municipal de Matías Amador Moyrón, y su primer delegado fue José María Castro Peña.
En una reunión extraordinaria del cabildo efectuada en esa comunidad, y con la presencia del gobernador del Estado, Alberto Alvarado Arámburo, el ayuntamiento aprobó esa iniciativa después de considerar los aspectos económicos y sociales de dicha región.
Ese año de su transformación política, la delegación tenía 3,000 habitantes dedicados a la ganadería, la agricultura, la pesca y el turismo. La explotación agrícola se realizaba en 1,000 hectáreas. En ese momento tenía10 mil cabezas de ganado vacuno, 1,500 de caprino y 322 de porcino. En la producción pesquera se capturaban 400 toneladas con valor de 60 millones de pesos, y a ella se dedicaban 120 familias. Se produjeron 3,320 toneladas de maíz, 1,598 de trigo, 1,574 de algodón y 1,546 de chile.
A 65 años del inicio de las actividades agrícolas en el valle de Los Planes, y a 28 años de ser convertido en delegación municipal, se ha transformado merced al empeño de sus pobladores. Ello queda de manifiesto en el aumento de su población y la diversidad de actividades que se realizan en Los Planes, El Sargento, Agua Amarga y El Ancón, más las 74 comunidades y rancherías que comprende esta región de 851 kilómetros cuadrados.
El abogado José Sández Lucero, quien hace algunos años fungió como delegado municipal de esa jurisdicción, fue electo para ocupar el mismo cargo mediante plebiscito reciente.

* Transcripción no literal del texto de Leonardo Reyes Silva, en:
http://www.lapaz.gob.mx/sistemaimages/upload21/archivo214.pdf

LIBRERÍA

Correspondencia del P. Kino con los generales de la Compañía de Jesús, 1682-1707, Edit. Jus (Testimonia histórica, 5), México, 1961.

En una tirada de 300 ejemplares apareció esta publicación de 95 páginas que contiene 21 cartas, inéditas todas hasta entonces y desconocidas en parte, pertenecientes al intercambio epistolar mantenido por Francisco Eusebio Kino con autoridades de su orden, que proporcionan interesantes noticias sobre los trabajos de dicho jesuita italiano (1645-1711) en la región noroccidental de Nueva España, iniciados en enero de 1683 cuando integró, junto con el padre Matías Goñi, la expedición del almirante Atondo y Antillón a nuestra California.
Con dichos documentos se reúne una serie de informes que comprenden todo el norte mexicano, la antigua California y el hoy estado de Arizona, durante veinticinco años de tareas extraordinarias: en ellas podemos considerar las pruebas que aportó Kino sobre la peninsularidad de la hoy California mexicana y su factible entrada por tierra; la exploración de los ríos Grande (de Gila), Colorado y otros menores; las visitas a multitud de grupos aborígenes donde estableció misiones que en la actualidad han prosperado en pueblos y ciudades; la comunicación con naciones como las de Nueva o Alta California –que no le fue posible visitar-, así como la enseñanza de algunas prácticas agrícolas y ganaderas que impartió a los aborígenes.
El estudio, prologado y profusamente anotado por Ernest J. Burrus, incluye asimismo la bibliografía de obras impresas y manuscritas editadas sobre Kino, un resumen de la correspondencia y el índice analítico, además de dos mapas, uno de los viajes del misionero y otro de las misiones de Pimería y la muerte de Francisco Javier Saeta, jesuita sacrificado en Sonora.