ACTUALIDAD


ANÁLISIS Y DESCALIFICACIONES

Un día antes de realizarse la reunión de análisis del penúltimo informe del gobernador de esta entidad, un vocero secundario del partido en el poder se propuso descalificar mediáticamente lo que se anunciaba como foro de expresión independiente. Ello fue una inconstitucional censura previa y evidencia clara de la intolerancia (cerrazón, dicen), luminosa como el sol, que al primar en el interior de ese instituto político se pretende hacer extensiva al resto de la colectividad, que por su parte no está en condiciones de tolerar.
En un régimen de izquierda totalitaria, en lo que desembocan todos los ideólogos y cabecillas de la llamada dictadura del proletariado, seguramente la víspera se nos hubiera echado a la cárcel bajo la acusación de “peligrosidad social predelictiva”, figura creada fuera de cualquier norma jurídica por el más fiero castrismo para vedar toda manifestación crítica al gobierno.
Sin embargo vivimos en un orden democrático, y no merced a los partidos y los caudillos sino a los empeños de los mexicanos durante dos siglos por alcanzar esta forma de existencia cuyo componente originario es la libertad de expresión individual y colectiva.
Me consta que el grupo de estudio, lejos de partir del supuesto de que todo está mal, se exigió a sí mismo la mayor objetividad en sus indagaciones, exámenes comparativos y planteamientos. Pero desde el principio todos encontramos relevante incoherencia entre lo que teóricamente se planteó esta administración como Plan Estatal de Desarrollo y lo que realmente ha sido realizado, incluso con lo que ha sido informado.
Se invitó a asistir al acto a los representantes de los tres ámbitos de poder y las alineaciones políticas, instituciones y organismos sociales del estado, para lo cual no se exigió requisito alguno de admisión, y donde se obtuvo registro de alrededor de un centenar de ciudadanos, todos interesados en conocer los resultados de las búsquedas en este sentido. A ninguno se le transportó en unidades alquiladas ni se le dio torta con refresco y un sobre, y todo corrió por cuenta de cada uno de los organizadores y participantes.
Desde luego, a nadie causa desvelo lo que ocurre en el partido del gobernador; lo que se hizo fue un análisis del informe del gobernador, tan detallado y amplio como fue posible, a despecho de la carencia de algunos datos importantes que la vaguedad (cuando no el definitivo velo) en la información oficial impidió obtener, suplida por necesidad con indagaciones en ámbitos extragubernamentales y con el concurso de informantes creíbles del propio gobierno.
Pero sucede que fueron los dirigentes del partido del gobernador los que se sintieron agraviados por las conclusiones: tres días después, otro vocero de mayor rango negó la objetividad del foro por estar “dirigido y conformado por ex-candidatos del PRI derrotados en las urnas y personajes vinculados a ese y otros partidos” como si ello, en caso de ser cierto en términos tan amplios, debiera inhibir el interés general por esclarecer los asuntos que nos competen a todos.
Hasta donde recuerdo, cuando hubo errores y desatinos en las administraciones de índole priista jamás salió su partido a dar la cara o procurarles salvamento, sin duda porque se asumió que los servidores metidos en problemas tenían que enfrentarlos y resolverlos por su lado. Es regla tácita que los aciertos son del partido y los errores del funcionario. Y así cada quien a lo suyo, sin injerencias gratuitas y estériles.
Al Frente Ciudadano en Defensa de la Sociedad, integrado por cuatro organizaciones civiles, este personaje le llamó “club de resentidos y nostálgicos del poder”. A una de las personas que participó en la exposición la cuestionó “por delitos cometidos durante su desempeño” en un gobierno anterior, lo cual significa una acusación que la parte agraviada está en su derecho de llevar a los tribunales, con la condición de que éstos fuesen confiables.
También llamó “gratificante ejercicio de cinismo” al análisis, e invitó a no olvidar que “los sudcalifornianos tenemos memoria.” Una memoria, decimos, que la misma estructura en el mando político ha estado negando sistemáticamente, según a todos consta, desconociendo la historia y los valores de esta comunidad, como si todo aquí hubiera empezado en 1999.
Hizo referencia, desde luego, a la realización de “obras de gran impacto social” que, de gran impacto social o no, son parte de las tareas que debe llevar a cabo el gobierno, por las que se le paga, y bastante bien.
Efectivamente, “es difícil cambiar la percepción de los sudcalifornianos sobre el trabajo realizado por el gobernador”, y ya no le queda tiempo...
El gobierno habla constantemente de que hace “esfuerzos” para esto y para lo otro, pero lo que lleva a cabo no son esfuerzos sino el simple cumplimiento de sus obligaciones constitucionales; en el caso de que las cumpla, se entiende.
Ahora que, gobernar es mucho más que hacer obra pública, de buena o mala calidad. Y tiene qué ver con el modo de aplicar los recursos del erario, con quienes manejan los asuntos que atañen a todos, con los mecanismos del ejercicio del poder y con otras cosas más allá de los simples “resultados” y afeites estadísticos.
Función gubernativa sustancial es demostrar congruencia mínima entre el discurso y los hechos. La valoración general consecuente es que no hay relación entre uno y otros.
Lo que hicimos en el foro fue verificar con cifras y datos documentados lo que ya intuye la gente.
Penoso papel el de los dirigentes partidarios de la autoridad política estatal, empujados a defender lo que no requiere defensa sino rectificación, desempeño pertinente, claridad, responsabilidad, equidad, justicia, respeto y todo aquello cuya falta fue hecha notar, con objetividad meridiana, en la reunión de referencia.
Insistir en hacer recuentos de aspectos negativos del pasado para justificar los hechos indeseables del presente es pérdida infértil de un tiempo que más bien estamos en el deber de recuperar y aprovechar mejor.
Por otro lado, “comparar los gobiernos del PRI con los gobiernos del PRD” podría ser, en su oportunidad, materia de un interesante debate que indispensablemente evitaría empezar con la proposición de que los gobiernos emanados del segundo son mejores.
En Baja California Sur han desperdiciado un largo docenio para demostrarlo.

em_coronado@yahoo.com

HISTORIA


EFEMÉRIDES

MAYO

1 (1699) Salió de Loreto el jesuita Francisco María Píccolo al sitio denominado Viggé por los nativos, donde halló, según anotó despues el padre Juan María de Salvatierra, “una cañada espaciosa, tan amena, tan llena de arboledas, que todos se llenaron de alegría”, y donde fue establecida la cabecera de la misión de San Francisco Javier.

3 (1535). Hernán Cortés llegó al puerto y bahía de la hoy capital sudcaliforniana, que bautizó con el nombre de “Santa Cruz” por la celebración cristiana de la fecha. Esta designación no prosperó y se comenzó a dar a la región la denominación de “California”, y fue la primera en recibirla.

3 (1856). El jefe político José María Gómez dispuso que el villorio del cabo de San Lucas fuese erigido en pueblo, en virtud de que el gobierno general lo habilitó para el comercio de cabotaje.

4 (1913). Nació Francisco Cardoza Carballo, quien sería profesor, médico y político relevante. Murió el 12 de abril de 2009.

5 (1602). Salió de Acapulco el general Sebastián Vizcaíno en su segundo viaje a California a explorar los litorales peninsulares; llegó hasta los 43°.

7 (1837) Ante el ayuntamiento de La Paz asumió el gobierno de la península el Lic. Luis del Castillo Negrete, cuyas primeras disposiciones procuraron aplacar la situación conflictiva que en todos sentidos vivía la población. Permaneció en ese puesto hasta 1842 en que presentó su renuncia.

8 (1685). Fue abandonado por el almirante Isidro de Atondo y el jesuita Eusebio Francisco Kino el proyecto de exploración y evangelización de más de dos años en San Bruno, primera misión californiana, al norte de Loreto.

10 (1844). Se encargó del gobierno peninsular el coronel Francisco Palacios Miranda, de origen canario, quien cuatro años más tarde, luego de su defección a favor de los invasores norteamericanos en la guerra de 1846-1848, debió salir con éstos junto a trescientos colaboracionistas más.

LIBRERÍA


Juan de Jasso el Viejo, por Mariano González Leal, 1976, León (Gto., Méx.), 325 págs.

A partir de la Independencia de México, su historia se ha dedicado a vituperar la figura de Hernán Cortés. No ha sido para menos, ya que la presencia del extremeño en lo que ahora es el centro y sureste de nuestro país está vinculada a sucesos terribles de muerte y destrucción, como consecuencia del doloroso proceso de conquista que encabezó, y del cual emergió la nación mestiza que formamos.
Pero la llegada de don Hernán a California aquel 3 de mayo de 1535 en que tomó posesión del puerto y bahía de Santa Cruz, hoy La Paz, no tuvo un sólo ingrediente negativo, y sí varios provechosos: fue trazado el primer mapa de esta tierra, que a partir de entonces comenzó a recibir el nombre de “California”, y pasó a formar parte de la historia, la geografía y la cultura universales.
Esto último es generalmente sabido, pero lo primero hay que demostrarlo:
El libro que ahora reseñamos se halla dividido en cuatro partes; la tercera de ellas transcribe testimonios documentales sobre el personaje que da título a la obra, quien era de los capitanes de Cortés que lo acompañaron en su viaje a California.
En uno de dichos papeles pueden leerse las órdenes que dio el conquistador a Jasso el domingo 18 de julio del propio 1535, cuando éste se dirigía a comandar la cuarta exploración de la región aledaña a La Paz para, como las precedentes, conocer su gente y las características de la tierra recién descubierta por ellos con el propósito de establecer aquí una colonia permanente, “en el servicio de Dios y el acrecentamiento del patrimonio real y la utilidad y provecho de los conquistadores y pobladores.”
En las partes medulares, el texto dice:
“Trabajaréis por todas las formas que pudieres, de saber qué gente habita en aquella parte y la calidad de ella y todas las otras particularidades, teniendo toda buena maña y sufrimiento para que los naturales no se escandalicen ni se les haga daño ni desabrimiento [disgusto] alguno, pues habremos de ir a vivir entre ellos y socorrernos de la necesidad que al presente tenemos, y en esto os encargo mucho que tengáis muy especial cuidado y vigilancia, avisando de ello a todos los de vuestra compañía y apercibiéndolos de que serán castigados los que otra cosa hicieren.”
Enseguida añade que “luego de que hayáis hallado tal tierra que os parezca y satisfagáis que podemos ir a ella, volveréis..., habiendo dado a los naturales, mayormente a los principales, del rescate [regalos] que lleváis, y trabajando en dejarles con el más contentamiento que fuere posible...”
Dispone que “si topares alguna gente de los naturales de la tierra, ahora en poca cantidad, ahora en mucha, ahora en pueblo o ranchería o fuera de ella, trabajaréis por todas las formas que pudieres, en darles a entender que no vais a enojarlos y a hacer daño ni perjuicio alguno, sino que vais a ver la tierra y a buscar bastimentos, y que si los hallares se los pagaréis del rescate que lleváis...”
Y reitera: “no consentiréis que ninguno de los de vuestra compañía los enoje en persona ni en haciendas, y si alguno sin vuestra licencia se desmandara, lo castigaréis con toda rigurosidad en presencia de los naturales, y les daréis a entender que por el enojo que les hicieron los castigáis.”
Sin embargo, recomienda que, en caso de que los nativos provoquen pelea, los españoles se defiendan, pero que se procure que las mujeres y los niños no sufran daño alguno, y se evite la rapiña, “porque muchas veces suele acaecer que la gente de guerra, movida con codicia..., se ocupa en el despojo; los apercibiréis de que ninguno tome cosa [alguna], y esto habéis de amonestar con mucha insistencia y castigarlo con mucha rigurosidad.”
De todos modos aconseja ser desconfiados pues “como esta gente son bárbaros de poca verdad, no conocen a Dios, suelen fingir amistad y debajo de ella hacer muchos engaños.” No obstante, ordena conseguir guías entre los aborígenes, a los que deberá darse buen tratamiento.
En otros párrafos que siguen insiste en que “no consentiréis que se les tome cosa alguna contra su voluntad..., y si algo os dieren se lo pagaréis del rescate que lleváis, de manera que queden contentos, y trabajad en no venir en rompimiento con ellos.”
De manera que el Hernán Cortés que vino a California llegó con al menos dieciséis años de experiencia personal, tortuosa en varios casos, en su trato con indígenas, que en esta nueva empresa le indicaron el camino de la concordia para obtener frutos más convenientes a sus empeños.
Tal visión del conquistador legitima el que el mar interior peninsular lleve también su nombre, y lo mismo podría sugerirse para otras formas de reconocimiento a un personaje fundamental del pasado californiano. Sería tal vez buena manera de intentar reconciliar al indio y al español que todavía luchan en el interior de nuestra sangre, integrada -aunque ello aún no sea cabalmente admitido- por la de ambos.