ACTUALIDAD
VIRTUDES DE ODILE

Sobresaliente
fue ver, merced a la breve desconexión con la Internet, a todo el mundo como en
los tiempos pre celulares, cuando las personas estaban atentas a su prójimo y a
las cosas, sin que estuviesen con la mano sujetando al seductor adminículo
contra la oreja, trasladadas mentalmente a otra parte, ausentes de la realidad
de su entorno, o picando obsesivamente el teclado en uso de las múltiples
posibilidades de la red móvil y del aparato en cuestión.
Y a los niños
lejos de su tablet y los iLoquesea, hablando con sus papás y sus hermanos en
todas partes, en una especie de forma de comunicación sorpresiva y recientemente
descubierta.
A tales ventajas
(lamentablemente estacionales) habrá que sumar el orden en que la mayoría se
condujo durante la experiencia post ciclónica en las filas que debieron
formarse en las hieleras, los expendios de gasolina, centros de abastecimiento
doméstico y demás sitios de concurrencia pública.
En tal contexto
debe subrayarse la cortesía que, una vez más, pusieron en ejercicio los
conductores de automóviles al conceder el paso en el turno de llegada al
crucero, tanto a peatones como a vehículos, convirtiendo en auténticos “cuatro
altos” las intersecciones donde los semáforos quedaron inutilizados. Debe
decirse, en honor a la verdad, que esta práctica es ya habitual, por lo menos
en la capital de BCS, cada vez que uno de esos cromáticos artefactos de
señalización deja de funcionar.
Hubo autoridad
vial que colocó peanas con el conocido anuncio de “4 altos”, pero los choferes
ya habían dado solución al evento.
También nos
sirvió para apreciar la prontitud con que autoridades federales, empresas
nacionales y organismos paraestatales se abocaron a la atención de las
urgencias. Las estatales, por su lado, y a pesar de que el fenómeno les frustró
el puente, dejaron la buena impresión de que el asunto les preocupaba.
La visita de
Odile también registró nuevos testimonios para valorar la actitud de servicio
de tiempo completo que tiene la presidenta municipal de La Paz para la
comunidad puesta a su cuidado, en tareas que procuraron atención pronta y
eficaz a la diversidad de dificultades que debió enfrentar otra vez la
población del municipio. Congratula saber que, en cualquier circunstancia que
requiere liderato y capacidad de convocatoria, Esthela Ponce sabe cómo hacerse
cargo de su responsabilidad, con oficio político y pragmatismo resolvedor.
Odile, pues, nos
deja varias lecciones que se insertan en la experiencia histórica de esta
ciudad, que ha sido invariablemente capaz de asumir con coraje y decisión sus
problemas. De modo contrario a como ocurre en otras partes, en general el esfuerzo que emplearía en quejarse lo aplica en la búsqueda de remedios.
Así es La Paz.
Así ha sido siempre...
CRÓNICA HUÉSPED
HURACANES EN LA ANTIGUA CALIFORNIA

“En el otoño del
año 1717 sobrevinieron a la California y su golfo, tan terribles y espantosos
huracanes por espacio de tres días acompañados de aguaceros tan fuertes y
copiosos que, arrebatando y destrozando cuanto encontraban, derribaron la
iglesia y casa del padre Ugarte, salvando éste la vida al abrigo de un peñasco,
donde se mantuvo expuesto al agua veinticuatro horas: destrozaron todas las
demás de las otras misiones: cegaron la zanja y rompieron la presa de San
Xavier, y aun robaron la tierra cultivada allí, y en Mulegé casi del todo,
quedando cubierto el suelo de pedregales.
Tal fue la
violencia del viento y de las mangas que, cogiendo desprevenido en Loreto a un
muchacho español llamado Mateo, le arrebató y nunca más apareció vivo ni
muerto, por más que se buscó. El mismo rigor sufrieron algunas embarcaciones de
buzos que estaban sobre la costa de California: perdiéronse dos de unos vecinos
de Compostela, ahogándose cuatro personas, salvándose las demás en dos
balandras mayores que se hallaban surtas cerca, en buen abrigo, amarradas con
fuertes anclas y con gruesos cables. Éstas condujeron a los náufragos después
de la tempestad a Loreto, donde el padre Ugarte los recibió y alivió con
heroica caridad, hasta que pudieron ser conducidos a Nueva Galicia en el barco
del virrey, que presto se perdió, a cargo de don Juan Bautista Mugazabal, alférez
del real presidio.
Antes y después
han sentido los padres algunos huracanes y aguaceros desde su entrada, mas
ninguno tan fuerte y continuo. Si de éstos ha habido muchos en los siglos
anteriores en la California, no será maravilla que hayan despojado su suelo de
toda la tierra movediza, quedando desnudos los peñascos de las montañas y
cubiertos de pedregales sus hondos y llanuras.”
Eran tiempos más
difíciles y las condiciones más precarias que las nuestras, pero también es cierto
que estas calamidades han ido forjando el carácter de los californios (nativos
e inmigrantes) para enfrentar las circunstancias en franca desventaja por
razones de la insularidad y la carencia de casi todo.
Sin embargo, la
decisión de permanecer aquí ha sido mayor que las dificultades. Ello ocurrió a
los evangelizadores y lo mismo sucede a los nuevos habitantes de esta península
bien amada, como se solaza en llamarla el poeta Jorge Paniagua.
Adenda
indispensable: Este martes 30 de septiembre se cumple otro aniversario del
paso del ciclón “Liza” por BCS, que en 1976 produjo considerables daños,
particularmente a su capital. Dediquemos un recuerdo a sus víctimas.
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