ACTUALIDAD



LOS MÉRITOS

Existe confusión general en cuanto a los méritos.
Hay la tendencia a magnificar la obra de la gente en el poder gubernamental o académico, aunque en realidad está hecha siempre con recursos ajenos.
Se cree erróneamente que todo fruto personal tiene mérito, a pesar de que sea producto de un empleo remunerado.
Tal vez por meritorio deba entenderse más bien aquello, de valor para los demás, que resulta de un esfuerzo personal adicional, por el que no se recibe estipendio.
Tiene mérito, creemos, lo que resulta de una acción generosa, desprendida, sin más objetivos que la satisfacción individual y el bien de los otros, sin que medie el lucro o la búsqueda de ganancia.
El trabajo puede tener valor, pero no propiamente mérito si por hacerlo hay de por medio utilidad económica.
El mérito tiene que ver, quizá, con el esfuerzo que alguien hace fuera de sus horas normales de trabajo (del cual vive), lo que conlleva un determinado grado de dificultad.
Mérito posee, sin duda, el libro que el servidor público escribe en horario inhábil, las tareas que realiza el académico en fines de semana y periodos vacacionales, por las cuales no le pagan; el artista que enriquece al mundo con su talento, sin cuestionarse por la retribución; el ciudadano que desarrolla labores socialmente útiles en periodos que otros dedican al reposo.
Todo eso es lo que tiene real mérito, y no el simple desempeño, bueno o malo, de una responsabilidad.
Especialmente lo tiene una labor que se realiza por convicción o vocación a pesar de los que le oponen argumentos u ofrecen obstáculos para efectuarla.
Mérito es, seguramente, virtud que obtiene mayor significación en lugares donde las aportaciones magnánimas son incomprendidas, por lo regular, inapreciadas, y en ocasiones hasta objetos de burla; en sociedades donde abunda la mediocridad, el ansia por lo material, la patanería, el gusto estético deformado por la ignorancia, la simpleza, la chabacanería, la vulgaridad y la ordinariez, alentados por los administradores de su vida pública.
Que no nos salgan, entonces, con que cualquiera tiene mérito.
Hay que fijar muy bien los términos.


em_coronado@yahoo.com

HISTORIA


EFEMÉRIDES

ABRIL

26 (1920). Nació en la ciudad de México Fernando Jordán Juárez, quien sería periodista, escritor y poeta autor de reveladores escritos sobre la península de Baja California. Murió el 14 de mayo de 1956.

28 (1855). Por decreto del presidente Antonio López de Santana quedaron exentos de pago de aranceles las exportaciones de metales que no fueron beneficiados en la península de Baja California, lo cual resultó de grande utilidad a la minería pues fueron vendidos varios cargamentos a Francia.

30 (1772). El virrey Antonio María de Bucareli expidió un decreto que legalizó el convenio de dominicos y franciscanos, mediante el cual aquéllos se hacían cargo de las misiones californianas peninsulares, y los segundos quedaban definitivamente en la Alta o Nueva California.

MAYO

1 (1699) Salió de Loreto el jesuita Francisco María Píccolo al sitio denominado Viggé por los nativos, donde halló, según anotó despues el padre Juan María de Salvatierra, “una cañada espaciosa, tan amena, tan llena de arboledas, que todos se llenaron de alegría”, y ahí fue establecida la cabecera de la misión de San Francisco Javier.

LIBRERÍA


Los últimos californios, por Harry S. Crosby, Gobierno de BCS, 1992, La Paz, 162 págs.

Cuando esta obra fue publicada originalmente en inglés (The last of the Californios) por Copley Books de La Jolla, [Alta] California, en 1981, fue consecuente advertir que debía ser conocida por los hispanohablantes, de modo particular por los pobladores de esta California mexicana.
Mediante una sencilla gestión obtuvimos pronto la autorización de los editores y, por su conducto, del autor, para llevar a cabo la edición en nuestro idioma.
Luego se pudo conseguir la entusiasta y generosa disposición de Enrique Hambleton para efectuar la traducción y, al final, la presentación. Se contó también con la aportación del ayuntamiento de La Paz y el apoyo de la comisión estatal conmemorativa del V Centenario del Encuentro de Dos Mundos.
En ella se ofrece la visión –objetiva pero no exenta de buena dosis de admiración y sincera simpatía- de un estadounidense sobre la vida de los sudcalifornianos de la sierra, donde aún sobreviven la sangre, los usos, costumbres, modos y formas de producción de los primeros habitantes europeos de esta tierra.
Se halla dividida en siete capítulos: Un día en un rancho de la sierra; La gente de razón; La disputa por la tierra; Retrato de los californios; La sierra de Guadalupe; Lámparas nuevas a cambio de viejas; y Un hombre de las montañas.
Ahí se entretejen historia, crónica y existencia cotidiana en lenguaje llano y directo, al grano, como les gusta hablar a sus personajes, la gente montañesa, “de buen corazón en el mejor y más amplio sentido de la palabra, no sólo por naturaleza sino como rasgo cultivado que una generación alienta en la siguiente.”
Crosby, explorador, fotógrafo, investigador y redactor de algunos libros con temas peninsulares, hizo con este volumen una invaluable contribución al conocimiento, la difusión y la toma de conciencia de “lo californio”, de la Sudcalifornidad que en nuestras montañas mantendrá vigencia y se proseguirá preservando por mucho tiempo más.