Costa Azul, de Luis Peláez Manríquez, en versión de Josef Olechowsky (piano). Violín: Kazimierz Olechowsky.

ACTUALIDAD

RECONSTRUCCIÓN

Para Baja California Sur, ésta es época de reconstrucción, de rediseño de sus proyectos, sueños y esperanzas.
   Los sudcalifornianos estamos muy lastimados después de un excesivo periodo de ejercicio errático del poder, injusticias e incompetencias, de ver lastimosamente diferido un porvenir de prosperidad para todos que creíamos cercano.
   Años en que hemos debido sufrir la frustración de ver aplazado cada vez el cumplimiento de las ancestrales ilusiones de convertir a esta heredad en tierra de desarrollo, bienestar y realización cabal de cada uno de sus habitantes.
   Reinado de  ignorancia, rusticidad y patanería, este ciclo de regresión, desengaño y lamentable mediocridad será en la historia regional, sin duda, nuestra edad media.
   Y en este nuevo proceso se vislumbra la etapa de volver a confiar, pero ahora en valores consistentes más allá del discurso demagógico, de la convocatoria al odio y la ambición patológica e irresponsable de poder. Ya está aquí el momento de depositar las aspiraciones colectivas en manos de las mujeres y los hombres del impulso espléndido, del empeño creativo y el afán innovador.
   La credibilidad de los sudcalifornianos se desgastó inútilmente en demasiados años de afanes y espera inútil, de endebles perspectivas y expectativas falsas, en tanto se enseñoreaban la rapiña, la codicia desmedida, el nepotismo, el importapoquismo y la incompetencia.
   La pesadilla terminará cuando volvamos a creer en los sudcalifornianos conscientes de la necesidad del cambio y del regreso a los antiguos valores que alguna vez prevalecieron en esta tierra, dignificándola, fortaleciéndola, enriqueciéndola.
   Sudcalifornia debe volver a ser de los sudcalifornianos, los que aquí nacieron y los que aquí llegaron para incorporarse a los afanes y proyectos comunes.
   Aunque la tarea será larga y laboriosa, es ya imprescindible reemprenderla, y el talento desprendido de nuestro estado es el llamado a asumirla.
   Se ha perdido un tiempo precioso y resulta inaplazable recuperarlo. Para ello hay disposición en abundancia, y tenemos la certeza de que quienes sean llamados a hacerlo aceptan ayudar al rescate de Sudcalifornia con los invaluables ingredientes de su inteligencia, empeño y generosidad. Con el espíritu, la mente y el corazón.
   Hagamos profesión de fe en la inaplazable reconstrucción vital para el presente y el futuro de Baja California Sur.

   Confiemos en las mujeres y los hombres de entusiasmo y visión, y preparémonos a apoyarlos en el duro quehacer que les espera.

CRÓNICA HUÉSPED

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      DATOS DIVERSOS

Por Manuel Clemente Rojo*

En el año de 1824 llegó a Loreto el capitán De la Portilla con cien hombres de línea, de paso para la Alta California, a donde iban a estacionarse de orden suprema. Estos fueron los primeros soldados del Ejército Independiente que se conocieron en la Baja California, y como venían con el pelo cortado –contra la costumbre de los hijos del país, que se dejaban crecer el pelo y usaban trenzas- comenzaron a decirles los pelones, cuyo apodo les aplicaron después a todos los soldados que llegaban de la otra costa, cambiándoles a éstos su primer apodo por el de “mazatecos” para distinguirlos de los posteriores porque eran procedentes de Mazatlán.
El capitán De la Portilla llevaba algunos miles de pesos, aforrados en zurrones de cuero crudo, para el pago de los sueldos de sus fuerzas, lo que no dejó de impresionar a los antiguos veteranos de la Compañía Presidial de Loreto, que se habían pasado años, lustros y épocas sin que les pagaran los suyos.
Los veían con cierto celo por esa causa, y cuando desertaron cinco soldados de los De la Portilla, en la misión de San Vicente Ferrer, se acomidieron a seguirlos tres de la Compañía Presidial, alcanzándolos en una cuestecita poco distante de la misión, que desde entonces hasta hoy se llama “Los Mazatecos”, y de allí los devolvieron a reatazos, quitándoles los fusiles que llevaban y desprestigiándolos con este hecho lleno de celo por esa injusta preferencia con que los trataba el gobierno.
El año de 1825 llegó también al mismo puerto, e igualmente de paso para la Alta California, el señor general don Manuel de Echeandía, nombrado gobernador y comandante general de ambas Californias; venían en compañía de este señor los reverendos padres dominicos fray Gabriel González, fray Ignacio Ramírez, fray Félix Caballero y fray Tomás Mansilla, destinados a las misiones de la Baja California, pasando los dos últimos a la frontera de la misma, como lo hemos dicho en otro lugar.
Después de lo referido nada hay, según nuestro humilde concepto, que sea necesario consignar en estos simples apuntes históricos, hasta el año de 1830 en que el señor jefe superior político y comandante militar del Territorio, don José María Padrés, se trasladó con su oficina del puerto de Loreto –donde existía desde su origen al tiempo de la conquista en el año de 1697- al puerto de La Paz, hoy nueva capital de dicho Territorio, porque el referido puerto de Loreto fue destruido casi en su totalidad con la extraordinaria creciente del arroyo en aquel mismo año, que saliéndose del lecho por donde había corrido siempre, abrió un nuevo cauce en el lugar de la población, llevándose huertas, casas y cuanto había en ellas, salvándose únicamente una lengüeta de tierra donde se hallan la iglesia y los almacenes, con dos o tres casas particulares más, quedan muy expuestos a los peligros de otra inundación [...]
El puerto de La Paz fue por muchos años el escondite y abrigo donde se estacionaban los piratas en el punto que hoy se conoce por “Pichilingue”, de donde salían a voltear el cabo de San Lucas para espiar y robar las valiosas expediciones de la Compañía de Filipinas [...]


* En Los apuntes históricos de Manuel Clemente Rojo sobre Baja California, edición de Eligio Moisés Coronado, CONACULTA-Gobierno de BCS, 1996, La Paz, págs. 61-62.

LEYENDAS DE BAJA CALIFORNIA SUR

ACTUALIDAD

DON PABLO VOLVERÁ A LAS AULAS*

Hace 45 años que murió el josefino Pablo Leocadio Martínez Márquez. Y la primera pregunta que tendríamos derecho a hacer quienes asistimos a este acto, es por qué don Pablo mereció que sus restos mortales fueran trasladados de su solar nativo hasta aquí para ser reinhumados, y por qué estamos cada año en esta Rotonda revalorando su significación en la existencia de Baja California Sur.
   Bueno, pues resulta que el joven Pablo, al término de su educación primaria en San José del Cabo, donde nació en 1898 (dos años antes de que terminara el siglo XIX), ingresó a la Academia para Maestros que funcionaba en ese mismo lugar. Como resultado de esa capacitación ejerció el magisterio en su región natal; llevado por sus inquietudes, más tarde dirigió en La Paz, capital del Territorio, el periódico Sudcalifornia, y una vez que por diversas circunstancias fue a vivir en la ciudad de México fundó allá la revista Baja California.
   Durante su estadía en la capital de la República, que duró el resto de su vida, las preocupaciones de Martínez Márquez por el pasado de su tierra lo llevaron a hurgar en archivos y bibliotecas, y de ello nacieron sus Efemérides californianas, publicadas en 1950. En esta obra, que hace poco reeditó el Archivo Histórico de BCS que lleva su nombre, el autor explica que dicha recopilación constituyó el conjunto de las notas que produjeron tan afanosas búsquedas.
   Luego nació la Historia de Baja California, en 1956, fruto de veinte años de trabajo, que abarca a las dos entidades peninsulares, la California Mexicana, desde sus orígenes hasta mediados del siglo pasado. Enseguida, llevado por su empeño magisterial, produjo en 1958 las Lecciones de historia de Baja California, en que los niños y jóvenes de la península pudimos emprender un incipiente conocimiento del pasado de esta tierra, nutricio de nuestra identidad
   En 1960, el prolífico historiador dio a la luz su Guía familiar de Baja California, también reeditada recientemente por el archivo histórico del estado, donde cada uno de nosotros puede indagar los orígenes más remotos de familias y apellidos fundadores de la población peninsular.
   En 1969, el candidato Luis Echeverría a la presidencia de la República, invitó a don Pablo a su gira por BCS, y accedió a acompañarlo en algunas etapas, puesto que la salud del benemérito investigador (Miguel León-Portilla dixit) era ya muy precaria, tanto que murió al año siguiente, un 9 de enero como hoy, de 1970. Sus restos mortales recibieron homenaje en esta ciudad, luego fueron conducidos a San José del Cabo y de ahí, como se sabe, se les reubicó en este recinto cívico de los sudcalifornianos.
   ¿Por qué? Porque Pablo L. Martínez realizó, sin patrocinio oficial y por puro amor a su tierra, sin canonjías de sabio ni empleo oficial, una obra primigenia para el saber histórico de esta parte de México, punto necesario de partida para cualquier indagación en esta materia, que sigue siendo texto de consulta incluso para sus detractores, quienes critican, desde onerosas torres de marfil, el empirismo, falta de títulos y rigor académico del eminente sudcaliforniano, como si fueran impedimentos para valorar una producción intelectual de excepción, señera y, pese a todo y todos, vigente.
   Ahí está, pues, su obra, que no se resiente, ni se resiste. Perdura, y se revisa, y se aquilata, y se aprecia y se reedita.
   La Historia... de don Pablo tendrá que ser pronto, cuando podamos retomar los cauces propicios de la identidad sudcaliforniana, un libro presente en las aulas de los maestros, niños y  jóvenes sudcalifornianos para fortalecer su pertenencia mediante el conocimiento y el orgullo de un pasado aleccionador, tanto como de un presente que, en base a aquel transcurrir histórico, nos ofrece amplias y alentadoras perspectivas si sabemos, queremos y podemos aprovechar nuestras potencialidades en provecho de nosotros mismos y de las generaciones que están en formación aquí. 
   Todo eso significa la figura de Pablo L. Martínez, y por eso estamos aquí en el 45o aniversario de su fallecimiento.
   Sigue vivo en su obra y en nuestra conciencia histórica, y por eso estamos aquí.


* Discurso en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres, el 9 de enero de 2015. 

CRÓNICA HUÉSPED

UNAS PALABRAS SOBRE ESTE LIBRO

Por Jesús Castro Agúndez.*

México, D. F., a 31 de julio de 1956.
Señor profesor Pablo L. Martínez, 
Av. Escuela Industrial No. 46, ciudad.

He leído con verdadero interés el original de su obra “Historia de Baja California”, la que cubre, en mi concepto, una ingente necesidad y satisface un anhelo largamente sentido en el ambiente cultural californiano, ya que, por primera vez, se ven reunidos tantos y tan importantes datos como los que contiene este meritorio trabajo.
Estoy seguro de que su labor llenará un vacío de siglos, que en los últimos años se había convertido en una angustiosa espera, particularmente entre el magisterio del país. Así lo creo después de haberme deleitado con la lectura de cada una de las páginas de su interesante libro, y extasiado con el paisaje de la vida peninsular que usted pinta con mano maestra.
Ya era tiempo de que el velo piadoso del misterio y la leyenda con que se ha cubierto a la Baja California, fuera substituido por un estudio sereno y metódico de nuestros hechos históricos, para que se nos juzgue con serena imparcialidad, con conocimiento de lo que hemos sido, de lo que somos y de lo que nos proponemos ser, como parte integrante de la patria mexicana, y se deje de pensar en nosotros según el leal saber y entender de quienes, sin conocernos, piensan que somos un pueblo de pescadores que entretiene sus ocios jugando a las canicas con las perlas que el mar Bermejo arroja mansamente a las arenas de las playas, o constituimos un apéndice ayankado de la Alta California.
Muy pocos, en cambio, conocen la realidad que confrontamos o que hemos confrontado a través de muchos años de constante lucha contra el infortunio, la hondura de nuestro patriotismo demostrado a través de mil hechos gloriosos, la dura lucha que hemos sostenido con el propio medio para poder subsistir, y la valiosa contribución aportada en hombres e ideales a los movimientos redentores que han conmovido a nuestra patria.
La obra de usted cumplirá, sin duda, una doble misión muy importante: dar a conocer lo que ha sido a través del tiempo ese hermoso girón de tierra mexicana que usted y yo tanto amamos, y estrechar los vínculos espirituales entre todos los bajacalifornianos y los mexicanos del resto del país.
Reconozco que su trabajo es el resultado de una ardua tarea, pero veo con profunda satisfacción que sus esfuerzos se han visto coronados por el más lisonjero y merecido éxito.
La riqueza del material de información que tiene, la forma sencilla como está expuesto y la intención que orientó sus pasos al emprender esta tarea, dan a su obra la fuerza espiritual necesaria para ser constante fuente de inspiración y guía en la enseñanza de la historia peninsular.
Atentamente, profesor Jesús Castro Agúndez, director general de Internados de Enseñanza Primaria de la secretaría de Educación Pública.

* En Historia de Baja California, Libros Mexicanos, 1956 (1a. edición), México, págs. 5-6.   



SIERRA DE LA LAGUNA

ACTUALIDAD

PLATAFORMAS POLÍTICAS

Ejercicio interesante y orientador será, sin duda, conocer las propuestas que los partidos políticos harán a la población de Baja California Sur en condiciones de expresar su voluntad el próximo 7 de junio para elegir titular del poder Ejecutivo, diputados locales y federales, así como las planillas municipales.
   Hemos tenido acceso a la plataforma electoral de la coalición integrada por los partidos Revolucionario Institucional, Verde Ecologista de México y Nueva Alianza, que se introduce con un diagnóstico de la realidad local, el cual puede sintetizarse en la afirmación de que “Baja California Sur exige una visión de futuro, una educación de calidad, servicios sociales eficientes y un gobierno que promueva y garantice el bienestar de la población.”
   Del próximo proceso electoral afirma que “debe ser, antes que nada, un ejercicio de diálogo y de debate público sobre los graves problemas que hoy enfrenta el estado, y los caminos que debemos recorrer para solucionarlos y dar paso a la edificación de la entidad a la cual todos deseamos construir para los tiempos por venir.”
   De tal análisis (más extenso, desde luego) emergen diez ejes rectores que normarán el actuar del nuevo gobierno, al decir de los proponentes: Gobernabilidad y democracia de resultados, Sociedad segura y de leyes, Competitividad y productividad para la prosperidad, Todos los derechos para todos los sudcalifornianos, Educación de calidad para competir y prosperar, Baja California Sur, estado de todos; Desarrollo sustentable y combate al cambio climático; Igualdad y oportunidades para las mujeres; Jóvenes, protagonistas de la transformación de BCS; y Soluciones a los retos estatales.

   La coalición tripartidaria sostiene que dichos planteamientos constituirán el plan de trabajo de sus candidatos cuando merced al sufragio ciudadano asuman sus responsabilidades. Será –expresa el documento— el catálogo de estrategias de políticas públicas necesarias mediante las cuales Baja California Sur recupere el camino para que dar respuestas concretas a los evidentes rezagos que arrastra por tantos años de inmovilidad en todos sentidos.    

CRÓNICA HUÉSPED

LOS MAMÍFEROS DE LA PENÍNSULA DE B. C.

Por Bronislaw W. y Danuta Woloszyn*

Los primeros datos científicos modernos sobre los mamíferos de Baja California fueron publicados por Spencer F. Baird (1859), quien partió de una colección hecha por John Xantus en Cabo San Lucas.
Posteriormente algunos naturalistas extranjeros trabajaron en Baja California tomando colecciones que en su mayor parte fueron de minerales, plantas y pájaros. Los mamíferos eran recolectados por muy pocas personas; entre ellos, los más prominentes se encuentran Anthony, Belding, Bryant y Price. El último hizo una pequeña colección de mamíferos de varios lugares de la península así como en las islas de la costa del Pacífico. A partir de dichas colecciones, científicos tales como J. A. Allen, C. Hart Merriam, Gerrit S. Miller, Jr. describieron nuevas especies de mamíferos.
Después los capitanes C. M. Scammon y Charles H. Towsend formaron colecciones e hicieron observaciones sobre los mamíferos silvestres. A fines del siglo pasado apareció un trabajo de León Diguet (1899) donde se mencionan varias especies de mamíferos propios de Baja California.
Para nosotros, este último trabajo es interesante porque por primera vez se mencionó la existencia en la península de una especie de murciélago del género Leptonycteris, aunque bajo de su antiguo nombre ya no usado: Ischnoglosa nivalis. Este descubrimiento era desconocido hasta entonces; y la especie mencionada fue descubierta de nuevo casi setenta años más tarde cuando Baker y Cocrum (1966) publicaron datos sobre la existencia, en Baja California, de la especie Leptonycteris sanborni.
Durante los años 1905 y 1906, E. W. Nelson y E. A. Goldman realizaron un viaje a lo largo de la península; basándose en su colección, estos científicos , así como algunos otros, publicaron en los años siguientes descripciones de nuevas especies de mamíferos.
Desde entonces la península ha sido objeto de varios estudios, en su mayoría realizados por científicos norteamericanos; estos últimos fueron de Hally Kelson (1959: The mammals of North America) y L. M. Huey (1964: The mammals of Baja California). Estos autores publicaron listas de los mamíferos de Baja California estudiados por ellos y por otros científicos anteriores.
Posteriormente se han publicado varios datos sobre la sistemática y zoogeografía de los mamíferos: Banks (1964), Knox Jones et. al (1965) y Baker y Cocrum (1966) publicaron datos sobre la existencia, en Baja California, de algunas especies de murciélagos. Posteriormente el Dr. Bernardo Villa Ramírez, en su excelente libro Los murciélagos de México (1966) sumó todos los conocimientos sobre esta fauna en la península.
Más tarde, otros autores publicaron trabajos que trataban sobre varios aspectos de los estudios sobre los mamíferos: Findley y Traut (1970) publicaron un trabajo sobre la variación geográfica del murciélago Pipistrellus hesperus; Lawlor (1971) publicó su estudio sobre la posición sistemática de ciertas especies de ratones del género Peromyscus; luego Roth (1976) describió una nueva especie del género Perognathus, y por fin Leopold (1977), en su valioso libro Fauna silvestre de México publicó varios datos sobre la fauna de los mamíferos de Baja California Sur.
Recientemente B. W. Woloszyn y D. Woloszyn (1980 y 1981, respectivamente) publicaron resultados preliminares de sus estudios sobre la fauna de los mamíferos de la Sierra de La Laguna.


* En Los mamíferos de la Sierra de La Laguna, Baja California Sur, CONACYT, 1982, México, págs. 22-24.