ESPACIOS: 4A PARTE

RESEÑA

POLÍTICA SIN ADJETIVOS

En la contraportada del libro En defensa de la política, del inglés Bernard Crick, puede leerse que “Cuando en 1962 un joven profesor de Ciencias Políticas de la London School of Economics redactó un manifiesto en defensa de su disciplina, poco podía imaginarse que éste, escrito desde el entusiasmo por la política como método en la toma de decisiones, se convertiría en un libro clásico, un manual imprescindible y todavía vigente para todo aquel que se acerque a ella con prevención o desconfianza.”

   En el transcurso de su lectura medio siglo después, fui, como siempre hago, subrayando los conceptos que me resultaron sobresalientes para entender los criterios respecto a lo que el propio maestro llama “la ciencia de las ciencias.” Permítaseme aprovechar este breve espacio para compartir con ustedes esas acotaciones, tomadas página a página y a veces sin enlace, a reserva de que cada quien, en caso de interesarse, pueda adquirirlo y disfrutarlo completo, pues los traductores Mercedes Zorrilla Díez y Miguel Ángel Fernández se esmeraron en verdad de trasladar fielmente a nuestro idioma el texto de Crick, que para esta edición prologó José Woldenberg, por entonces presidente del IFE, organismo que además copatrocinó la publicación en lengua española en 2001.

   De la política dice que es “esencial para la auténtica libertad”, “La política son las acciones públicas de los hombres libres”, La política surge de la aceptación de limitaciones”, “un sistema político es un tipo de gobierno en el que la política logra garantizar una estabilidad y un orden razonables”, “Y es una actividad compleja; no se reduce a la aspiración de un ideal, ya que entonces los ideales de los demás podrían verse amenazados”, “la política depende de un orden establecido”, “el pensamiento ideológico es una negación explícita y directa del pensamiento político.”

   “El arte, por ejemplo, no puede ser politizado y seguir siendo arte”, “Las semejanzas entre los estilos de pensamiento nazi y comunista pueden verse también en su énfasis común en la violencia”, “Y la política es un concepto que se mantiene al margen de la admitida relatividad de las aspiraciones y doctrinas políticas concretas: hasta tal punto es autónoma y creativa”, “el mayor peligro, tanto para el individualismo como para la política, es creer en la existencia de la voluntad general.”

   En alguna parte cita esta afirmación lapidaria de Oliver Cromwell: “Un hombre nunca llega tan lejos como cuando no sabe adónde va.”

   Expresa más adelante que “la identidad de un individuo no depende por entero de la conciencia social”, “El pensamiento político ha de diferenciarse claramente del pensamiento ideológico”, “La política no puede proporcionarnos una ideología; la ideología significa la destrucción de la política”, “la política debe ser defendida “incluso de la democracia”, “la primera función de un gobierno es gobernar, y eso... puede suponer asumir conscientemente el riesgo de la impopularidad”, y transcribe esta rotunda aseveración de McCarthy: “El político que no es capaz de soportar la impopularidad no es digno de ocupar el cargo.” Habría que analizar bien esto en referencia a lo que está ocurriendo en México.

   Crick sostiene también que “Antes de aspirar a la democracia... hay que aspirar a la política”, “Un gobierno fuerte necesita una oposición fuerte para ser libre y eficaz”, “La democracia es un componente de la política”, “El racismo es un mito sobre el cuerpo cuya expresión es seudocientífica”, “El racismo... es la teoría que concede a una nación el derecho de oprimir a otras”, “el nacionalismo no es un prerrequisito para la unidad nacional.”

   Advierte que “Una política de venganza no es política”, “el poder político implica una limitación de poder”, “Los que hablan de los beneficios de la ciencia en realidad suelen referirse a la tecnología, y muchos parecen creer que la administración pública debería llevar una existencia separada de la política porque se trata de una actividad puramente técnica”, “La clase que consigue incrementar la producción gana poder”, “El Estado es el protector de los derechos o el árbitro entre intereses divergentes”, “los seres humanos son criaturas siempre movidas por el descontento además de por la curiosidad”, “escuchan con avidez a cualquier predicador de verdades únicas.”

   Sostiene que “Son  tantos los problemas cuya única solución es política, que es necesario defender al político del orgullo del ingeniero o de la arrogancia del técnico”, “Cualquier principio inamovible es antipolítico”, “Gobernar bien significa gobernar con la mente puesta en los intereses de los gobernados, y el único método seguro de averiguar cuáles son esos intereses es dándoles representación en un cuerpo políticamente soberano”, “Para que un gobierno sea fuerte, la política ha de extenderse hasta involucrar a la misma base de la sociedad”, “Si el gobierno ha de gobernar, no hay excusa para que gobierne mal”, “La revolución es, sin duda, la destrucción de la política, no una forma de política acelerada”, “El doctrinario en el poder..., poco importa lo que escriba o diga en su pretencioso lenguaje, porque lo que interesa ver es qué hace en la práctica”, “la política es un diálogo con la tradición” “lo que mantiene unido un Estado libre no es la voluntad general ni el interés común sino la misma política”, “Los Estados sólo sobreviven mediante la continua adaptación a circunstancias cambiantes”, “el individualismo no es una doctrina política”, “de la simple y magnífica realidad de la identidad individual no se deriva ningún estilo de gobierno concreto”, “La sociedad no es un grupo como los grupos que la integran, y si en ella hay conexión entre las partes, esa conexión es producto de la política”, “nada puede estar completamente al margen de la política”, “La política es una manera de gobernar comunidades plurales sin violencia innecesaria”, “la conciliación es, como mínimo, preferible a la coerción”, “el gobierno pacífico es intrínsecamente mejor que el gobierno violento”, “La política, lejos de ser un mal necesario, es un bien práctico”, “La política es, por así decirlo, una interacción entre la dependencia mutua del conjunto y cierta independencia de las partes”, “La burocracia, como las órdenes religiosas de la cristiandad medieval, puede erigirse en algo más que un intermediario entre los científicos, los gerentes y los trabajadores por una parte, y el poder por otra; puede constituir por sí misma una fuerza conservadora que actúe en nombre de quien sea que esté en el poder en el momento en que empiecen a producirse esos grandes cambios” que se proponen.

   Algo muy importante, ya casi para terminar de transcribir: “No existen garantías en política”, “puesto que la función de la política es la conciliación de intereses divergentes, no sólo debe haber justicia sino que debe ser evidente que la hay”, “las organizaciones que participan en la política recuerden que su voluntad no es la única voluntad”, “Ningún Estado tiene la capacidad para hacer a los hombres felices, aunque todos tienen la capacidad para hacerlos desgraciados.” Atención: “cuando las personas en general apáticas de repente muestran un vivo interés en la política suele ser señal de peligro”, “El político siempre debe pedir tiempo. El hipócrita y el enemigo de las reformas utiliza el tiempo como excusa para el inmovilismo”, “El político no guarda memoria de los insultos y cuando está en el poder no se toma la oposición como asunto personal”, por lo menos, aconseja, “no debe mostrar su orgullo herido. Sin embargo, admite, la tentación es grande”, “Si un político siente orgullo ha de ser, como especificó Aristóteles, de su habilidad para la conciliación.”


   Como siempre digo: al final la política nos salvará.

CRÓNICA

EL SAN MIGUEL

A principios de septiembre de 1961, recién egresados de la Escuela Normal Urbana de La Paz, BCS, y con nuestra plaza de base como profesores de educación primaria en la maleta, un grupo de cuatro compañeros abordamos el pequeño barco San Miguel que, según nos platicaron, era especialmente rápido ya que navegaba impulsado por dos motores pues había sido nave de transportación de tropas, y estaba así garantizado nuestro pronto arribo al puerto de Topolobampo, del estado de Sinaloa al que habíamos sido asignados.

   Y sí: de inmediato advertimos que el barco adquiría una velocidad mayor a la de los otros de cabotaje que mirábamos transitar por la ensenada de La Paz. Sin embargo, al poco tiempo y cuando pasábamos por el canal de San Lorenzo (en el estrecho que forman la isla Espíritu Santo y la playa El Tecolote, en tierra firme), el barco se detuvo. Inquirimos por la causa y alguno de los marineros nos dijo que uno de los motores se había descompuesto; acto seguido el capitán dio la orden de regresar.

   Sin duda la reparación exigía más días de los que podíamos esperar, y se nos informó que al día siguiente haríamos el viaje en el Blanco, otro de los barquichuelos de alguna de las empresas navieras locales. Con mucha mayor lentitud pero llegamos finalmente a nuestro destino, lo que significó nuestra primera ausencia del paraíso.

   Poco más de seis años después nos enteramos de que el San Miguel había naufragado durante un temporal que debió enfrentar de retorno de Topolobampo, después de haber sufrido la avería de uno de sus dos motores, a más de cien kilómetros de la isla de Cerralvo.

   Un relato de los hechos es el de Francisco Amador García-Cólotl, de cuya parte medular, copiamos:*

   “La tarde llegó con nubes y el viento arreció desde las siete. La oscura noche, cual hoyo negro, inundó la mar embravecida antes de las nueve. El San Miguel se aproximaba a la costa de la península. Acompañaban al capitán [Juan García], entre otros, Martín Cadena, amigo y leal compañero y Ángel Petit. La tripulación era conformada por catorce en total. Las olas de la boca del golfo de California crecieron enormemente esa noche y madrugada; entre las olas se formaban surcos de grandes paredes de agua iluminada por rayos y sonidos ensordecedores de los truenos. Los canales que se formaban entre ola y ola hacían mecer al San Miguel, a su tripulación y a su carga, novecientos tambos de gas avión para La Paz, cuando bajaba por las paredes de agua y la proa apuñalaba la furiosa superficie entre vientos que silbaban maldiciones y aullaban por los recovecos del barco. El San Miguel reportó la avería de uno de sus dos motores a la Capitanía de Puerto de La Paz en la madrugada. El capitán pidió a los de capitanía, entre ellos su hermano Francisco García alias el Bronco, que prepararan café por si llegaban al muelle fiscal a la siguiente mañana. Con un solo motor, intentaban llegar al canal que forman la isla Cerralvo y la bahía de La Ventana. De ahí, a la bahía de La Paz y atracar en el muelle fiscal sería un viaje más sencillo. El capitán se reportó nuevamente a capitanía mencionando que las olas subían y bajaban el barco con movimientos violentos y que la fuerza del único motor no hacía mella a la furia del mar embravecido. El último reporte del San Miguel registró su posición a sesenta millas náuticas de la isla Cerralvo; ciento cuatro kilómetros lo separaban de la seguridad de la hermosa bahía y la isla. ¿Qué fue del San Miguel? Nadie lo sabe...”

   Nadie aún lo sabe.


* En http://sudcalifornios.com/item/el-barco/