CONMEMORACIONES DE LA SEMANA

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ACTUALIDAD

ASIGNATURAS PENDIENTES

La vigente ley de Educación “para” el estado de Baja California Sur (22 de abril de 2014), en su artículo 7 fracción tercera expresa que el sistema educativo tendrá entre sus finalidades “Fortalecer la conciencia de la nacionalidad y de la soberanía, el aprecio por la historia, los símbolos patrios y las instituciones nacionales, así como la ‘valoración de las tradiciones y particularidades culturales de Baja California Sur’.”

   Por su parte, el artículo 9 de dicho ordenamiento dispone que “Además de impartir la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior, el estado, los municipios y sus organismos descentralizados promoverán y atenderán directamente o a través de apoyos financieros, o bien por cualquier otro medio, todos los tipos y modalidades educativas, incluida la educación especial, apoyarán la investigación científica y tecnológica, y “alentarán el fortalecimiento y la difusión de la cultura local”, nacional y universal.

   El artículo 12, en su fracción segunda, dice que es atribución del poder Ejecutivo estatal “proponer a la autoridad educativa federal, los ‘contenidos regionales’ que hayan de incluirse en los planes y programas de estudio para la educación preescolar, primaria, secundaria, normal y demás para la formación de maestros de educación básica.”

   A despecho de tales bienintencionadas disposiciones, es evidente el descuido y la desatención que en cuanto a la debida enseñanza y el necesario aprendizaje de contenidos regionales ha sufrido la educación básica en nuestra entidad, en detrimento de la identidad sudcaliforniana y el sentido de pertenencia que deben ser fomentados entre los niños, los jóvenes y la población general de Baja California Sur.


   Por todo ello, es de esperarse que la nueva administración estatal promueva las condiciones normativas indispensables para el establecimiento de la obligatoriedad de la inclusión y el ejercicio, en los planes y programas de educación básica, de las materias que tiendan a la comprensión y el acrecentamiento de la realidad histórica, cultural y natural de Sudcalifornia.

CRÓNICA HUÉSPED

MULEGÉ, 2 DE OCTUBRE DE 1847

   “El día 1o. del presente se me dio parte que se hallaba una vela grande [la corbeta USS Dale] por el rumbo de La Paz donde se hallan los enemigos; inmediatamente mandé al comandante de Caballería don Vicente Mejía con treinta hombres pie a tierra, marchara y formara tres emboscadas en el cerro Amarillo, distante una milla de este punto, y dejando las emboscadas se pusiera en la playa con su ayudante el alférez de Guardia Nacional don Francisco Fierro, a observar las operaciones de dicho buque [...]

   El día 2 cubrí el costado derecho con el subteniente Jesús Avilez [...] El costado izquierdo lo cubría el comandante de Caballería don Vicente Mejía [...]

   Como a las ocho, estando revisando las emboscadas, me dio parte el vigía que estaba en una loma, que había venido un bote a la playa con bandera blanca; marché llevando al comandante de las guerrillas de la derecha, don Jesús Avilez, al que comisioné se presentara en el parlamento. Dentro de un momento se presentó con las instrucciones que el comandante de la fragata enemiga mandaba al juez de este pueblo.

   Impuesto de su contenido, le mandé al comandante de dicha corbeta la comunicación [en que Pineda se negaba a rendirse]. Serían las nueve de la mañana cuando se me dio parte que habían echado de dicho buque cuatro embarcaciones al agua con gente  armada; al momento recorrí las guerrillas arreglando la tropa, y me llené de mucho placer de ver el entusiasmo tan grande de los señores oficiales y tropa para batirse con el enemigo.

   Entradas las lanchas al punto llamado El Sombrerito, desembarcaron cosa de sesenta hombres; dicha fuerza se dirigió por la loma izquierda protegida por una pieza, y otra volante por tierra. Al aproximarse a nuestras guerrillas rompió la corbeta sus fuegos – la lancha y la pieza de tierra— sobre nuestros valientes soldados, el mismo que se le contestó con mucha viveza.

   La dicha corbeta tiró 135 tiros de metralla, bala rasa y granadas, y las lanchas treinta y tantos; pero los valientes soldados mexicanos que defendían las emboscadas veían con el más alto desprecio los fuegos de la artillería e infantería del enemigo, y sí sólo se les oía gritar con semblante muy alegre: ¡Viva la República Mexicana!

   En fin, señor comandante general, desde que se comenzó la acción [...], tanto los señores oficiales y tropa de la Guardia Nacional del heroico pueblo de Mulegé, se disputaban a echarse sobre el enemigo.

   Entre las cuatro y cinco de la tarde corrió el enemigo vergonzosamente con toda su artillería y la fuerza que había echado en tierra, a pesar de ser una fuerza muy superior a la que yo tenía a mis órdenes. Por estar muy fatigada la tropa y el terreno no lo permitió, me retiré con la fuerza para el cuartel con la gloriosa satisfacción de haberle dado un escarmiento. Las familias todas dispuse se salieran de la población, quedándose solas las casas, y mandé cortar el agua.

   Recorría las guerrillas con el pabellón mexicano que llevaba un dragón que me acompañaba. Son dignos de toda recomendación de V. S. [vuestra señoría] y del supremo gobierno, los comandantes de las emboscadas de la derecha y de la izquierda, por su valiente comportamiento, y el entusiasmo con que arreglaban las tropas de su mando para que entraran al combate.

   Igualmente recomiendo a V. S. y al supremo gobierno a mis ayudantes los alféreces de Caballería de la Guardia Nacional don Jesús Ríos y don Matías Flores, que comunicaban mis órdenes a mi entera satisfacción, en medio de los fuegos de la artillería y fusilería del enemigo. Es de mi deber recomendar al capitán de Infantería don Trinidad Díaz y a los alféreces de Caballería de la Guardia Nacional don Manuel Castro y don Francisco Fierro, que no me dejó qué desear su brillante comportamiento. El alférez de Artillería de la Guardia Nacional de este puerto, don Jesús Rodríguez, que mandaba la pieza, cumplió con todas mis órdenes. También es digno de toda consideración el muy ilustre ayuntamiento de este pueblo, que no lo desampararon un momento, y con mucha serenidad presenciaron el combate y auxiliaron en cuanto estaba a su alcance a sus hermanos los mexicanos.

   El señor don Domingo Aguiar, regidor segundo, estaba presenciando el incendio de una casa que el enemigo había hecho, con toda serenidad del valor mexicano, y sólo atendía a auxiliar a sus hermanos y sus numerosas familias, quedándose este buen mexicano y sus deudos con sólo la ropa que tenían puesta en el cuerpo. El señor juez de Primera Instancia, don Tomás Zúñiga, y don José Padilla, regidor decano, y don José María Salgado, son los que componían este ilustre ayuntamiento.

   [...]
   Igualmente recomiendo a V. S. para que se digne hacerlo al superior gobierno, al muy reverendo padre fray Francisco Vicente Sotomayor [líder de la “Guerrilla Guadalupana Comondú Defensores de la Patria”], que no se separó un momento durante la acción.

   Esta ocasión me proporciona el ofrecerle a V. S. mi consideración y respeto.
   
   Dios y Libertad. Mulegé, octubre 3 de 1847.”


   Manuel Pineda.