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LIBERTAD CANCELADA

El Senado de la República devolvió a sus bodegas el libro Baja California Sur: Historia de las instituciones jurídicas, del catedrático de la UABCS Joaquín Manuel Beltrán Quibrera, a raíz de que la única senadora por Baja California Sur se enteró de algunas partes que le disgustaron de la obra, cuyo autor, según ella, tenía una misión diferente a la de “exponer un ensayo político con sus particulares valoraciones sobre el desempeño de uno de los poderes, mucho menos utilizar calificativos ofensivos hacia sus titulares o ex-titulares.”
Indigna saber que un órgano de gobierno tan elevado como la cámara de Senadores se solidarice con el atrabiliario empeño de silenciar la palabra de un académico universitario en beneficio de un gobierno que en una democracia puede ser objeto de críticas y señalamientos que le ayudarían, en proporción a su receptividad y madurez, a enderezar rumbos y corregir desviaciones.
Nuestra apreciación es que la legisladora que promovió la mencionada coartación a una de nuestras más caras libertades, está estableciendo un negativo antecedente que pone en entredicho a la más alta tribuna del país donde el senador Belisario Domínguez alzó la voz para manifestar su condena al usurpador Victoriano Huerta, cuando éste asumió la presidencia del país luego de hacer asesinar a los señores Madero y Pino Suárez.
Dicha decisión contradice al magisterio senatorial, niega los principios del partido actual de la señora Cota, viola la libertad de expresión, atropella una aportación intelectual, ofende a nuestra institución universitaria, y falta al respeto a la inteligencia de los mexicanos, primordialmente la de los sudcalifornianos, negándoles acceso a un punto de vista que merece ser conocido, se esté o no de acuerdo con él.
Es de exigirse entonces que el libro arbitrariamente censurado se ponga en manos del público en general, que en un país de libertades como el nuestro tiene todo el derecho de leer y analizar, sobre todo ahora que el volumen fue prohibido en la más abominable acción inquisitorial.
Se trata de un hecho incuestionablemente penoso en el año de nuestros centenarios, que corre el riesgo de sentar precedente de legalidad, independientemente de que la reedición “corregida” del volumen, en su caso, será nuevamente con cargo al presupuesto en el que contribuimos todos.
Se ignora hasta este momento si el maestro aceptará o rechazará efectuar a su escrito las “adecuaciones” acordes a la afiliación política de la dama, pero el daño ya está hecho, sin duda, aunado a la consecuente circunstancia, no menos lamentable, de que se dejó a Baja California Sur sin volumen propio en el programa editorial del Senado en el bicentenario.
Como están las cosas, no vemos lejano el día en que las fuerzas oscurantistas hagan una pira en la explanada de palacio de gobierno con los libros políticamente inconvenientes al régimen, mientras se escucha el grito conocido, espantoso y temible de “¡muera la inteligencia!”

em_coronado@yahoo.com

HISTORIA


EFEMÉRIDES SUDCALIFORNIANAS

SEPTIEMBRE

12 (1860). Fue capturado y ejecutado en Nicaragua el filibustero William Walker, quien con un grupo de seguidores pretendió fundar la república de Sonora y Baja California, de la que se autoproclamó presidente en 1853; fue expulsado de la península y más tarde invadió Nicaragua e intentaba hacer lo mismo en Honduras cuando terminó ajusticiado. Nació el 8 de mayo de 1824 en Nashville, Tennessee (EUA).

14 (1719). El jesuita Juan de Ugarte botó en Mulegé la balandra “Triunfo de la Cruz”, primer barco construido íntegramente en las Californias.

17 (1958). Murió en la ciudad de México el poeta Leopoldo Ramos Cota, quien nació en El Triunfo (BCS) el 8 de junio de 1896, aunque vivió en Sonora a partir de los 7 años de edad. Desde muy joven ejerció el periodismo y fue telegrafista de las fuerzas de Francisco Villa, junto con Renato Leduc. Su técnica tiene como base la musicalidad del verso (con acentuación y medida personales); la rima es infrecuente en su poesía. Su primer libro es Urbe, campiña y mar (1932), donde acusa la influencia que tuvieron en su obra Ramón López Velarde y Salvador Díaz Mirón, en particular por el acento de provincia y uso de los adjetivos. Otras obras suyas son Presencias (1937), Bauprés (1942), Un hombre en la calle, Sobretarde y un soneto a la luna (1947), así como El mantel divino (1950). Durante muchos años hasta su muerte trabajó en Excélsior y Últimas Noticias; en su columna “Plegadera” estimulaba a los escritores jóvenes. Su obra fue exaltada, entre otros, por Alfonso Reyes y Alfonso Méndez Plancarte.

LIBRERÍA


Urbe, campiña y mar, por Leopoldo Ramos Cota, 1932.

El primer libro de poemas es la mejor obra del poeta triunfeño, “cuyos versos recorren las bellezas del mar Bermejo y el hechizo de los valles sonorenses... Expone con fervor el peligro inminente de que Baja California caiga en las redes del colonialismo norteamericano”, dice Armando Trasviña Taylor en su libro La literatura en Baja California Sur.
De la vasta producción de Ramos seleccionamos esta “Aria de los caminos viejos”:

El alba se diseña
con gesto de plegaria bajo un tápalo,
y una dulce honradez de enhorabuena
saluda en las veredas a mi paso...

No vuelvo a ti, mi amada, por el viejo
camino; está borrado por la espera.
Mis prisas inventaron el sendero;
pero ha soplado el viento
hasta cubrir con polvo de la sierra
la imagen desasida de mis huellas...

Saben, también, vengarse los caminos:
si no se les remira como a una mujer,
se desdibujan en olvido...

Como amigos que agitan
sobre sus nobles frentes una toca,
los árboles reciben
de mi volver la contenida angustia,
con su breve vorágine en la copa...

Y al hundir mi ansiedad entre los claros
de tu huerta vestida de memorias,
¡Qué deseo tan vivo en la conciencia
de tomar mi azaroso desengaño
como se toma a un padre, de la mano,
y desandar con él toda la senda...