ACTUALIDAD
DE REFORMAS Y
LICITACIONES

Ya
vimos que la Constitución Política del Estado acaba de sufrir nueva reforma
para hacer posible la concesión del cargo de procurador estatal de Justicia a
un personaje de procedencia extra estatal, carente de oriundez y residencia
mínima en esta entidad federativa.
Ahora
se trata de licitar (hacer lícita, legalizar) la posibilidad de que llegue otro
individuo foráneo a ocupar un cargo público local, pues en el documento resplandece
por su ausencia el requisito de ser ciudadano sudcaliforniano. Si bien una de
las bases especifica que los aspirantes deben “preferentemente” conocer la
problemática del desarrollo social, urbano, económico y medioambiental del
municipio paceño, el documento deja claro que, para los efectos previstos, se
puede franquear tranquilamente esa condición.
Sin
embargo, conviene recordar el texto del artículo 30 de la Constitución estatal,
el cual dispone que “Los sudcalifornianos serán preferidos para toda clase de
concesiones y para todos los empleos, cargos o comisiones del gobierno en que
sea indispensable la calidad de ciudadano.”
En
ambos casos ha quedado evidente la convicción que poseen los convocantes, de
que Baja California Sur se halla desprovista de profesionales aptos para
encargarse de tales áreas de la administración pública. Quedan descalificadas,
“ipso facto” (por ese mismo hecho), las instituciones regionales de educación
superior en la formación de gente capaz de cubrir las referidas vacantes, o
quienes, siendo sudcalifornianos, se tomaron la molestia de realizar estudios
fuera de la entidad.
En
las dos circunstancias, también, hay un trasfondo de subestimación a valores,
derechos y natural prioridad de los ciudadanos que han nacido, permanecido y
sobrevivido en esta tierra.
De
ninguna manera sugiere la presente nota el regreso a las antiguas luchas de
este pueblo (aunque sería oportuno repensarlas), integradas ya a su historia,
sino sólo de llamar la atención acerca del respeto que se debe (o se debiera) tener
y ejercer, principalmente por sus autoridades, hacia una sociedad que se pudiere
sentir lastimada con las medidas de referencia.
Nos
queda de tarea.
CRÓNICA HUÉSPED
ANIVERSARIO DE UN
INICIO FRUCTUOSO
Por Juan
Cuauhtémoc Murillo Hernández*

En el tiempo que llegó al territorio, Múgica
formaba parte de la familia revolucionaria, amplio y heterogéneo grupo político
que dirigió la nación al término de la Revolución Mexicana, a la que se había
incorporado desde muy joven en las filas carrancistas, en 1912.
Al iniciar la década de los cuarenta, el
michoacano contaba con una de las más sólidas y extensas carreras
político-administrativas y militar del país, al desempeñarse, entre otros
puestos, como diputado constituyente de 1917, gobernador en dos ocasiones de su
estado natal, comandante militar en diversas entidades y, durante el gobierno
del presidente Lázaro Cárdenas, titular de las secretarías de Economía y Obras
Públicas.
Con dicha experiencia, Múgica era uno de los
más importantes aspirantes a la sucesión presidencial de º940, en parte por su
cercanía personal e ideológica con el presidente. Su más fuerte contrincante en
las filas del Partido de la Revolución Mexicana fue el general Manuel Ávila
Camacho, entonces secretario de Guerra.
Aun cuando existían otros aspirantes, Múgica
y Ávila Camacho reunían el mayor número de simpatizantes, de tal forma que en
enero de 1939 ambos dejaron sus posiciones en el gobierno federal para buscar
la nominación oficial. Tan sólo transcurrieron pocos meses para que Múgica
reconociera que las tendencias en el interior del país no le favorecían, pues
las más importantes organizaciones partidistas expresaron pronto su simpatía
por Ávila Camacho […]”
*
Juan Cuauhtémoc Murillo Hernández, El
general Francisco J. Múgica en Baja California Sur (1941-1946),
Conaculta-Gobierno de BCS, 2011, 419 págs.,
(Como
lo detalla el libro de Murillo Hernández, la de Múgica en BCS fue una
administración excepcional, por lo cual resulta de justicia para el personaje y
de utilidad para la memoria de esta entidad, que sea resaltada su obra tomando
como referencia, por ejemplo, la fecha en que el ilustre constituyente tomó
posesión del gobierno sudcaliforniano, el 4 de enero de 1941: Emc.)
ACTUALIDAD
RAZÓN CONTRA SUPERSTICIÓN

Los
dirigentes de todos los credos, para arraigarlos en el espíritu del hombre los
proveen de fuertes dosis de dogmatismo, que es fe ciega en una supuesta verdad,
excluyente de la verdad de los otros, a quienes se considera enemigos y a los que,
por tanto, hay que destruir o, por lo menos, perseguir.
Evitemos
extrañarnos: esto ha ocurrido desde la noche de los tiempos en todas las creencias
y posiciones de cualquier índole.
Con
la pretensión de comprender, aunque lejos de siquiera insinuar justificación
alguna, adelantemos que nuestros congéneres del llamado Oriente medio, donde se
planean y preparan buena parte de los crímenes a que aludimos, tienen razones
para sentir inquina hacia la parte occidental, particularmente por los Estados
Unidos de Norteamérica y sus aliados europeos, a los que ven y sienten como
enemigos históricos e irreconciliables en materias ideológica, cultural,
económica… y militar, desde mucho antes de las cruzadas.
Además
de la fe ciega en sus sacerdotes y líderes, los jóvenes mesorientales son
reclutados a base de promesas de dicha y placer en el más allá, si mueren
sacrificados en bien de la divinidad, en una certeza que deriva de las más
oscuras y primitivas ideas de una inmortalidad indemostrable, así se hagan
esfuerzos, siempre inconsistentes, por ilusionarnos con la continuidad eterna
de la vida individual.
Pero
el ímpetu juvenil da para eso y para más.
El
asunto es complejo, mas puede pensarse que la respuesta inteligente a las
agresiones del terrorismo debiera estar constituida por más bombardeos, pero
con el fuego de la razón, que exploten y hagan su efecto bienhechor en los
cerebros de las nuevas generaciones de esos países, inundando sus territorios
con volantes, audiogramas, videograbaciones, conferenciantes clandestinos y
todo vehículo de propaganda disponible, para convencerlos, mediante mensajes
sencillos y breves, de que toda esa argumentación que les pide el sacrificio de
sus vidas es falsa, que el martirio es inútil porque hay cosas mejores por las
cuales vivir y luchar en este mundo, que podrá llegar a ser espléndido con el
concurso de ellos mismos.
En
tal propósito se podrá contar, sin duda, con la colaboración de las mujeres
porque son ellas las que resultan siempre mayormente perjudicadas en ese
intrincado universo de patrañas, odios y prejuicios.
Al
mismo tiempo, el hemisferio occidental deberá revisar y mejorar su relación con
el resto del planeta, en un ejercicio de expiación del cual resulte el
convencimiento de trocar en generosidad y tolerancia la actitud arrogante y de
muchas maneras inescrupulosa asumida hasta la actualidad, que tantos y tan graves
daños le ha originado.
Probablemente
así los exhortos místicos de aquellos dirigentes (a los que jamás se ha visto
con petardos en la cintura) comenzarán a perder paulatinamente sus nefastos
efectos y se logrará al fin, aunque sea a largo plazo, dar a ambos mundos la
paz que se han negado desde que el miedo y la incertidumbre crearon la primera explicación
sobrenatural, el primer régimen político, el primer sistema económico, la
primera arma.
CRÓNICA
PLAN REVOLUCIONARIO DE EL TRIUNFO: 136 AÑOS

Este hombre ilustre nació en el poblado
minero de San Antonio el 5 de marzo de 1822, y creció en el pueblo de Todos
Santos. A los 21 años de edad ingresó a la Marina de Guerra nacional; se encontraba
de servicio en Mazatlán cuando estalló la guerra contra los Estados Unidos de
Norteamérica, y recibió entonces dos ascensos por méritos en el campo de
batalla.
Terminada la guerra de 1846-1848 se retiró
de las actividades militares para establecerse de nuevo en Todos Santos donde
emprendió trabajos de agricultura, ganadería y comercio. En San Antonio explotó
la minería, y en pocos años logró reunir una fortuna que gastó luego en
servicios a la nación.
En 1853 combatió con éxito al filibustero
William Walker, a quien logró expulsar hacia el norte donde lo derrotó el
patriota bajacaliforniano Antonio Meléndrez.
Fue representante de su provincia ante el
Congreso Constituyente de 1856-1857, pero no firmó la nueva Constitución por
haber recibido antes comisiones militares en el noroeste del país.
Contra el ejército de los conservadores
organizó el batallón de infantería “Cazadores de California”.
En 1861 fue designado gobernador de Sinaloa.
Dos años más tarde, el presidente Juárez declaró el estado de sitio en ese mismo estado y nombró gobernador y comandante militar al coronel Márquez, quien se desempeñó
en ese cargo hasta el 30 de abril de ese 1863.
Luego se le concedió el grado de coronel de
Brigada “por los buenos servicios que tiene prestados en la causa de la
libertad.”
Al término de la Intervención Francesa fue
electo diputado por el V distrito de Sinaloa, hasta 1871. Se inconformó con la
reelección del presidente Juárez y secundó el plan de La Noria para deponerlo.
Luego apoyó el plan de Tuxtepec (contra Sebastián Lerdo de Tejada, sucesor de
Juárez a la muerte de éste) y contribuyó al encumbramiento de Porfirio Díaz en
quien veía al hombre que la nación necesitaba para su consolidación. Pero
enseguida vio que su viejo amigo y compañero de armas pretendía tomar el poder
indefinidamente.
Ante esta situación, el Gral. Márquez de
León lanzó el plan Revolucionario de El Triunfo el 22 de noviembre de 1879,
cuyo movimiento no prosperó y obligó al patriota a emprender el destierro en
los EUA. Amnistiado regresó a su patria y murió en la ciudad de México el 27 de
julio de 1890. Sus restos mortales fueron reinhumados en la Rotonda de los
Sudcalifornianos Ilustres, de La Paz, Baja California Sur.
CALIFORNIA PARA PRINCIPIANTES
Se sugiere visitar el sitio de noticias, comentarios y reportajes (sin nota roja):
www.olatv.com.mx
COMENTARIO
EN LA PRESENTACIÓN
DEL LIBRO
LA SAGA DE LAS AVES DEL
MATORRAL

Alguien
podría preguntarse qué está haciendo un cronista prologando los resultados de
una investigación científica y, por si fuera poco el atrevimiento, participando
en la presentación de esta obra en una institución tan prestigiosa como el
CIBNOR. Bueno, habría que contestar que ello fue en respuesta a la invitación del
Dr. Renato Mendoza, con quien he tenido al agrado de compartir el interés por
la historia de Baja California Sur desde hace ya varios años. Si la explicación
fuese insuficiente, habría que agregar que pertenezco a la generación de sudcalifornianos
que con alegría y optimismo vio nacer el Centro de Investigaciones Biológicas que
dirigió desde su creación en 1975, hace ya 40 años, el inolvidable Dr. Félix
Córdoba Alva, en algunos pequeños espacios dentro de la zona urbana de La Paz,
que nada tienen que ver ahora con sus estupendas instalaciones en El Comitán.
Quizá
la curiosidad ornitológica con finalidad científica en Baja California Sur se
inicie desde la época colonial en que estuvo aquí el misionero jesuita Miguel
del Barco, cuyas observaciones y apuntes preparó el Dr. Miguel León-Portilla y publicó
la UNAM en 1973. De 482 páginas, todo el capítulo tercero está dedicado a las
aves.
Más
tarde, de 1859 a 1861, esta parte meridional de la península californiana tuvo
la importante visita del zoólogo húngaro John Xántus, cuyos trabajos editó
Dawson’s Book Shop de Los Ángeles, Alta California, en el número 48 de su
colección denominada Baja California Travels Series.
Y
a principios del siglo XX, León Diguet en su libro Territorio de Baja California, publicado en 1912.
Y
ha habido algunos otros que han abordado estos temas de nuestro entorno natural,
hasta que Mendoza y Amador pusieron en acción sus preocupaciones en este sentido
y nos entregan hoy este vehículo multiplicador de sus estudios y conclusiones,
donde, como digo en él, “ofrecen su visión y experiencia de un mundo vivo y
dinámico –en la dramática y cotidiana convivencia de los pobladores del humedal
y el matorral-, que queda abierto ahora mediante una suerte de eficaz narrativa
que, en cuanto ciencia, informa y enseña; en cuanto literatura, emociona; y en
cuanto ecología, interesa y advierte.”
Se
trata, ciertamente, de “un texto provocador de inquietudes, ante la revelación
de un mundo significante, materia de la ciencia y la literatura, del entusiasmo
y del interés general que llama la atención sobre lo mucho que estamos todos en
el deber de conocer, preservar y, en la medida de lo posible, enriquecer.”
Demos
entonces la bienvenida a este nuevo libro, que se suma con gran mérito al
acervo bibliográfico de y sobre Sudcalifornia. Enhorabuena.
CIBNOR, 12 de
noviembre de 2015
EFEMÉRIDES DE LA SEMANA EN BCS
Del 16 AL 22 de noviembre
20 (1853). En San José del
Cabo, una junta popular designó encargado provisional del gobierno territorial
a Antonio Navarro, en virtud de que la jefatura política había quedado sin
titular por las dificultades que causó la incursión filibustera de William
Walker.
20 (1958). Inició sus
servicios el Instituto Mexicano del Seguro Social en la capital de BCS, con la
habilitación que se hizo del hotel Gardenias.
Su primer director fue el médico paceño Enrique Von Borstel Labastida.
21 (1847). Murió en San José del Cabo José Antonio Mijares, oficial
mexicano oriundo de España, durante el asalto que realizó contra las fuerzas
intervencionistas norteamericanas.
22 (1868). Nació en La Paz (BCS) Filemón Cecilio Piñeda Contreras, quien
sería excelente poeta.
22 (1879). Manuel Márquez de León lanzó en La Paz su manifiesto
revolucionario a la nación contra el gobierno del general Díaz, con lo cual los
sudcalifornianos se anticiparon 31 años a la lucha del país en oposición al
régimen porfiriano.
ACTUALIDAD
ESCOLARIDAD
DEL CONGRESO SUDCALIFORNIANO

Recientemente, dos medios locales
de información hicieron saber que “el 33% de los diputados que integran la XIV Legislatura de Baja California Sur, carece
de estudios profesionales o dejó la carrera a la mitad, el 67% tiene carta
de pasante o título profesional, y [de éste] sólo el 19% cuenta con
maestría o posgrado […], y añade que “aunque el 100% cuenta con una amplia
experiencia en actividades de su currículum, también se destaca que el 70% de
los diputados son novatos, siendo ésta la primera vez que participan
en actividades legislativas.”
Se supone, sin conceder, que dichos profesionales
están en condiciones de atender con efectividad sus delicadas tareas. Carecemos
de asideros para aseverarlo, pero, en fin, poseen por lo menos los años mínimos
de asistencia a la escuela para haber adquirido algunos conocimientos
indispensables, tanto como disciplina, metodología y rigor académicos que les
pudieren permitir un desempeño decoroso de sus funciones.
Pero es notable que la tercera parte carece
de profesión alguna, y así resulta que ese segmento del cuerpo colegiado que
dicta los acuerdos, leyes y normas de nuestra convivencia, tiene una
escolaridad que deja mucho que desear en materias fundamentales de conocimiento,
lo cual consecuentemente le impide participar con eficacia en las tareas
legislativas, independientemente de la buena o mala asesoría que reciba en este
sentido.
Luego
entonces, tales tareas resultan cuestionables en tan precarias condiciones.
Es claro que eso poco o nada tiene qué ver con
la eficiencia que pudiesen poseer en lo que toca a actividades aledañas a las funciones
congresales, como las de gestoría y procuración del bienestar de sus electores.
Lateralmente tienen que proveer de dádivas, durante los días de sesión, a una
vasta clientela que los asalta al llegar al teatro de sus actividades.
Lo grave realmente es que una porción no
profesional (independientemente de la alineación, coordinación o subordinación
política a que corresponda cada uno), con visión necesariamente limitada de la
historia, las leyes, la cultura, la ética y todo lo demás de este país y del
estado, propone, dictamina, debate y decide en los componentes esenciales de la
estructura comunitaria, lo que repercute finalmente en la existencia de todos
nosotros.
Cabría preguntarse quién tiene
responsabilidad en estos resultados, si los partidos, sus conciudadanos, los
propios individuos que quizá con la mejor intención, pero sin la certeza de un ejercicio
conveniente al interés colectivo, se dejan candidatear y eventualmente obtienen
el triunfo electoral, sin mayores merecimientos que una popularidad más
derivada de la simpatía personal que de la previa convicción de un conveniente cometido.
Pudiera alegarse en favor de tal indigencia
de preparación (imprescindible para una modesta, no digamos brillante o medianamente
sobresaliente actuación legislativa), la
significación que tuvo el pueblo llano (la plebe, pues) en los primeros tiempos
de la Revolución Francesa, pero tiene que admitirse que los nuestros son un
tiempo y un espacio diferentes: Baja California Sur, donde se han acrecentado
las oportunidades de estudio -no gracias
al gobierno sino al propio impulso social (aunque los informes oficiales se
atribuyan esos logros)-, continúa en busca
de su desarrollo ahora con el lastre de gente en los poderes estatales incapaz
de entender su momento histórico, en una etapa que requiere gran visión y
consecuente desempeño.
Y lo caro que nos salen...
Cabe preguntarse si, luego de tantas luchas,
denuedos y sacrificios de personas verdaderamente valiosas, durante siglos, el
pueblo sudcaliforniano merece tener frutos tan magros en su presente.
Y sería más lamentable aún que permitiéramos
la continuidad y la consolidación de esos errores en detrimento del futuro
deseable para nuestra entidad.
CRÓNICA
SOBRE EL DÍA DE MUERTOS EN BCS

En esa fecha de este 2015, el corresponsal
del periódico Excélsior, de la capital mexicana, Paúl J. Ulloa, publicó una
nota fechada en La Paz, donde afirma que “el aislamiento que por décadas [sic] se vivió en Baja California Sur
influyó para que la ciudadanía [concepto que excluye a los menores de edad]
adquiera costumbres y tradiciones estadunidenses [sic]. Sin embargo, la [in] migración que ha ocurrido en los últimos
[sic] años (cerca de 25 mil
jornaleros agrícolas al año) ha detonado [estallado, reventado, tronado] que
regresen [¿?] algunas costumbres y tradiciones mexicanas.”
Sigue: “Este Día de Muertos o [sic] Halloween, los sudcalifornianos lo
festejan de dos maneras. Las familias tradicionales de esta capital aún
celebran el Día de Muertos disfrazando a sus hijos para que vayan a las tiendas
departamentales del centro de esta ciudad o a las casas de sus colonias para
pedir dulces. En estas familias no se aprecia el tradicional altar de muertos
para honrar a sus ancestros. Sin embargo [¿?], la mayoría de los migrantes que
vienen a Baja California Sur son originarios de Oaxaca, Michoacán, Guerrero,
Chiapas y el Distrito Federal.”
Y en su propia despistadez involucra al
director del Instituto Sudcaliforniano de Cultura, quien supuestamente “reconoció
que gracias a la gente del interior del país se han recuperado, de alguna manera, las tradiciones mexicanas.”
Y finaliza hablando de lo que su sabiduría
le dicta sobre lo que en este sentido ocurre en Tijuana, pero ése es otro
asunto.
Habría que aclarar a ese reportero que el
aislamiento de BCS es de siglos, más que de “décadas”, pero en modo alguno
“influyó para que su población adquiriera costumbres y tradiciones
estadounidenses.” También se debe advertirle que la inmigración es la que básicamente
dio lugar a la formación social de los sudcalifornianos durante milenios, desde
la entrada de los grupos asiáticos que entraron a nuestro continente por el estrecho
de Behring, algunos de los cuales se colaron a esta península.
La integración peninsular aborigen con las etnias
europeas se fraguó en el crisol de una nacionalidad incuestionable: pero aquí,
precisamente por la lejanía del continente mexicano, se asumieron ritos y un
imaginario propios que nada tienen que ver con altares de muertos, que por la
presencia local de compatriotas indígenas han ido estableciéndose desde las instituciones en lugares
públicos determinados (escuelas, plazas, centros de promoción cultural, etc.),
pero la costumbre regional de arraigo popular es la visita in situ al sepulcro (o urna desde que recientemente se inició la
práctica de la incineración) de sus ancestros en el propio panteón o templo
donde se hallan, y ahí –luego de la limpieza y los retoque necesarios- se
colocan memorias, flores y oraciones.
Así que la bella metáfora de la ofrenda
doméstica, y el ajeno cuanto pavoroso jálogüin, se han mantenido en una tangible
marginalidad de los usos, costumbres y tradiciones de Baja California Sur.
Finalmente hay que decir que el funcionario
a que alude el texto, de ningún modo pudo haber aseverado que las tradiciones
mexicanas (o sean los susodichos altares) “se han recuperado”, porque resulta fuera
de toda lógica que se pueda recuperar algo que jamás se ha perdido.
Pero, bueno, ya estamos casi acostumbrados a
que vengan individuos como el escribidor en cuestión, a reinventarnos y decir al
resto del mundo lo que buenamente creen que somos.
ACTUALIDAD
ANIVERSARIO DE LA MISIÓN DE LA PAZ
A este acontecimiento se hallan relacionados por lo menos tres hechos
también significativos para nuestra historia regional: el de que la embarcación
que llamaron el Triunfo de la Cruz, en
que los dos primeros hicieron la travesía desde la capital loretana, fue la
primera construida enteramente en lo que hasta entonces era conocido como las
Californias (desde el cabo de San Lucas hasta San Francisco, al norte
continental), en la sierra de la misión de Guadalupe Guasinapí, con maderas de güéribo (Populus brandegeei),
mediante mano de obra indígena y bajo la dirección del mismo padre Ugarte.
El establecimiento paceño, noveno en la lista de fundaciones jesuíticas,
había sido financiado por don José de la Puente y Peña, marqués de Villapuente,
y se extendió luego a las visitas de San Blas, Ángel de la Guarda y San
Hilario. Sirvieron como ministros en ella el mismo sacerdote Bravo (de origen
español), William Gordon (escocés) y Sigismundo Taraval (italiano), hasta que
debió ser abandonada debido a la hostilidad indígena que tuvo su momento más
dramático en la rebelión de 1734-1736 que se inició en el sur peninsular y se
extendió hasta los confines norteños.
Un segundo hecho notable es el de que, como parte de su penosa caminata
desde Loreto a La Paz, Guillén comentó en su diario haber tocado, entre otros
muchos, un lugar denominado San Andrés Tiguana
(al que había dado nombre él mismo en una marcha previa hacia la bahía
magdalena), que algunos sostenemos como origen auténtico del nombre de la
ciudad de Tijuana, lo que descarta supuestas oriundeces como la del rancho de
la tía Juana y otras, que son producto más de la confusión y la especulación
que de la certeza documental.
Una tercera derivación notable de la fundación a que ahora nos
referimos, es la circunstancia de que, a partir del desarrollo minero de la
región de San Antonio (al sur de La Paz) por Manuel de Osio, cerca del poblado
de Las Casitas tuvieron lugar los trabajos en la mina a la cual fue dado el
título de “El Triunfo”, y que con el tiempo recibió la población que hoy
conocemos con ese nombre, en evocación a la pequeña balandra de Ugarte que
condujo a la creación misional de la actual capital de Baja California Sur.
CRÓNICA HUÉSPED
FUNDACIÓN DE LA MISIÓN DE
LA PAZ
Por
Miguel Venegas, S. J.

Desde la entrada del almirante Atondo, cuarenta años antes, estaban
estos indios recelosos de los españoles, como dijimos, y en continua guerrilla con
los buzos que iban a sus costas. Había de ordinario recíprocos daños, prisiones
y muertes, y era de temer que tal vez los guaycuros
fomentasen alzamientos y rebeliones aun en las naciones ya cristianas [...]
Era forzoso hacer a un mismo tiempo dos entradas, una por mar y otra por
tierra. La de tierra para abrir camino y comunicaciones desde Loreto para las
ordinarias provisiones y amistar las naciones de la medianía; y la de mar para
que pudiese ir cómodamente toda la gente, vituallas y prevenciones que para una
empresa tan arriesgada era menester. La entrada por tierra se encomendó al
padre Clemente Guillén, desde su misión de San Juan Bautista Ligüí. De la de mar se encargó el padre
Juan de Ugarte, que quiso estrenar su balandra califórnica El Triunfo de la Cruz, con este viaje tan correspondiente a su
nombre, y de tan feliz agüero.
Embarcóse, pues, en ella el padre Jaime Bravo, que estaba ansiosísimo de
dar principio a su misión y tareas el día de Todos Santos, primero de noviembre
de dicho año 1720, y llegando felizmente a La Paz saltó en tierra la gente con
buen orden, como en tierra enemiga. Mas presto se vio que no había tanto que
recelar, como se pensaba, porque aunque algunos guaycuros de lejos se pusieron sobre las armas, luego que vieron a los
padres que con sólo un indio intérprete se adelantaron hacia ellos, se sentaron
en señal de sosiego.
Hiciéronles los padres muchas caricias, diéronles cuchillos, belduques,
navajas y otros utensilios y dijes que estiman mucho y recibieron bien. Y por
medio del indio les dijeron que venían a ser sus amigos y a hacer también sus
paces con los isleños de San Joseph, de Espíritu Santo y otros cercanos,
antiguos enemigos y destruidores de los guaycuros.
Mostraron mucho contento y alegría, pero en los primeros días no quisieron
acercarse a los soldados. Finalmente vinieron poco a poco muchos, aun de
rancherías lejanas, traídos principalmente de aquellos tres prisioneros que
dejó el padre Salvatierra, los cuales los habían ya informado largamente de su
buen acogimiento en Loreto, y que los padres no eran como los buzos, ni hacían
mal sino bien a todos.
Con esto y mucho más con la gracia singular del padre Ugarte para
hacerse respetar y amar de los bárbaros, se levantaron chozas de enramada y
casas pajizas para toda la gente: se limpió el sitio para la iglesia y pueblo,
se sacaron de la balandra las provisiones y animales, y se empezó a poner en
orden, con gran gusto de los guaycuros,
la nueva mision.”
Tomado de Noticia de la California, Editorial Layac, Madrid, 1943, tomo II,
págs. 205, 207.
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