LA RUTA DEL DINERO
La delegada de Iztapalapa declaró, mediante documento oficial fechado
el 20 de septiembre de 2016, que la Casa del Estudiante Sucaliforniano
en la Ciudad de México es "de riesgo bajo".
ACTUALIDAD
SUDCALIFORNIDAD

A tal duda debe
responderse por analogía y pensar, digamos, en vocablos como hispanidad (“Carácter genérico de los
pueblos de habla y cultura hispánicas. // Comunidad de los pueblos
hispánicos.”), que proviene del nombre latino de España, Hispania, con
igual terminación que Sudcalifornia.
Así, la conclusión desemboca en que la palabra
en cuestión ha de ser “Sudcalifornidad”.
Si parafraseamos la acepción del diccionario
de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), estaríamos en condiciones de
aseverar que Sudcalifornidad es “Carácter genérico de los pueblos que integran
a Sudcalifornia (Baja California Sur). // Comunidad de los pueblos de
Sudcalifornia.”
Podemos coincidir a continuación que
carácter es, en tal sentido y siguiendo la definición de la misma RAE,
“Conjunto de cualidades que histórica y culturalmente distinguen de otros al
pueblo de Baja California Sur.”
Y por genérico ha de entenderse todo aquello
que tienen en común los habitantes de esta entidad mexicana.
Hasta donde sabemos, el primer concepto de
“Sudcalifornidad” fue expresado por el gobernador Alberto Alvarado Arámburo en
su quinto informe de labores (1986), como “ese sentimiento particular que nos
vincula a esta tierra generosa, a sus desafíos y posibilidades, a sus
características y a su destino.”
Y si algo distinguió a la administración
alvaradista fue, precisamente, su definida e insobornable Sudcalifornidad.
Alguna vez dije que ésta constituye un
estado de la entraña, de la mente y del sentimiento, inseparable y
fraternalmente ligado a un mexicanismo del que nuestra colectividad ha dado y
continúa dando no pocas evidencias. (El
Eco de California, 27 de agosto de 1986.)
HISTORIA
EFEMÉRIDES
DEL 26 DE SEPTIEMBRE AL 2 DE OCTUBRE EN BCS
SEPTIEMBRE


29.
El pueblo de San Miguel de Comondú festeja el día de su santo patrono.



OCTUBRE
“MES
DE LA SUDCALIFORNIDAD”



ACTUALIDAD
MES DE LA
SUDCALIFORNIDAD
La
iniciativa de la fracción priista en el Congreso sudcaliforniano que propuso en
2008 la declaración de octubre como mes de la Sudcalifornidad, mencionó los
siguientes hechos históricos que fundamentaron su promoción:




El 6 (1683), la armada del almirante Isidro de Atondo y
Antillón, en la que se encontraba el jesuita Eusebio Kino, fundó el real de San
Bruno, donde fue establecida la primera misión californiana.


El 11 (1970) tuvo lugar en Loreto la magna concentración
cívica en que se proclamó la exigencia popular de gobernador nativo o con
arraigo, junto a otras exigencias de
reivindicación social, política y económica de los sudcalifornianos.


El 23 (1847), los habitantes de San José del Cabo
arriaron la bandera de los Estados Unidos, como parte de las acciones de
rechazo a la intervención norteamericana.
El 25 (1697), el jesuita Juan María de Salvatierra fundó
la misión de Loreto, en la zona guaycura denominada Conchó en lengua nativa. Al mismo tiempo, dicho lugar adquirió la
calidad de primera capital de las Californias.
Y el 27 (1976) fue publicado el decreto del Gobierno de
Baja California Sur que creó a la Escuela Normal Superior de la entidad.
En ese 2008 y los años que siguieron ha habido
recordaciones en actos de mayor o menor relevancia.
HISTORIA
EFEMÉRIDES
DEL 19 AL 25 DE SEPTIEMBRE



El proceso electoral culminó con los comicios del 15 de
agosto anterior que dieron el triunfo a Arriola quien, de acuerdo con don Pablo
L. Martínez, “disfrutaba de grandes simpatías entre todas las clases sociales.”


ACTUALIDAD
MANDATARIOS Y
AUTORITARIOS

Tan
descomunal confusión, sin duda producto de la falta de lecturas, motiva la
presente nota que debe empezar con una premisa incuestionable: los sinónimos
perfectos son inexistentes, de manera que en el proceso de redacción se debe
aplicar siempre la palabra que se ajuste con exactitud a lo que se pretende
decir: asno, borrico, burro, jumento, pollino y rucio son sinónimos entre sí,
pero cada uno de tales sustantivos posee alguna característica que lo
diferencia de los demás. Queda esto de quehacer para los aficionados al
diccionario.
El
caso es que comúnmente se emplea el término “mandatario” como sinónimo de
cualquier cargo público de nivel ejecutivo; así se le dice mandatario al
presidente y al gobernador, por ejemplos.
Pero
resulta que sólo merece el título de mandatario aquel que en efecto (de hecho,
en la práctica) cumple el mandato de sus gobernados, o sea quienes lo colocaron
en esa responsabilidad mediante el sufragio mayoritario, los electores.
Ese
mandato se expresa en los objetivos históricos de la colectividad que el
personaje intenta dirigir, en los planteamientos del programa de acción que enuncia
el candidato* durante sus actividades en procuración del apoyo ciudadano, en lo
que luego se constituye como su programa de gobierno, y en los imperativos
sociales que surgen durante la administración que conduce.
Por
otra parte, un lema o consigna de campaña de ninguna manera puede sustentarse
como plan de acción gubernamental, pues es apenas esbozo e intención
desprovista de contenido; el contenido es el compromiso que asume, el mandato que
está obligado de modo expreso a cumplir.
Y
así leemos y escuchamos que el vocablo mandatario es utilizado tan despistada
como erróneamente para designar a ilustres dictadores, cabezas de regímenes totalitarios
que sin tomar mínimamente en cuenta la opinión de sus gobernados (o
desgobernados), hacen lo que les viene en gana por sí mismos o a través de
congresos sumisos que aprueban obedientes cualquier iniciativa del poder
ejecutivo, por arbitraria que sea, y medios que aplauden toda acción oficial por
equívoca que fuere.
De
manera similar ocurre, por citar un caso, con ese obeso policía que ni siquiera
es originario de la tierra que dice gobernar, heredero de un sistema sucesorio enquistado
en el mando público desde hace ya 17 años. Es evidente que me refiero a Nicolás Maduro.
Así
que dejémonos de eufemismos y sinónimos desacertados para llamar a los
autoritarios, populistas y demagogos como lo que son, obligándolos a cumplir
debidamente lo que ofrecieron con tanto ardor en los fragores de la campaña.
De
lo contrario, que el pueblo se los demande, como lo está demandando ya, en
nuestro país y el resto del continente, a varios depreda-erarios que se sentían
intocables e imprescindibles.
*
Una de las acepciones de la palabra “candidato” lo define como “persona
cándida, que se deja engañar”. Paradójico, en verdad.
HISTORIA
EFEMÉRIDES
DEL 12 AL 18 DE SEPTIEMBRE



El primero de sus varios libros es Urbe, campiña y mar (editado en 1932). Durante muchos años hasta su
muerte trabajó en Excélsior y Últimas Noticias, de la ciudad de México.
Nació en El Triunfo (BCS) el 8 de junio de 1896.
ACTUALIDAD
LECCIÓN DE
POLÍTICA

Uno
vino y la otra vendrá.
En
esta iniciativa se advierte con vasta claridad una singular visión diplomática
del titular del ejecutivo federal en la que, lejos de procurarse una ganancia
personal, privilegió un elevado objetivo nacional: el de anticipar un encuentro
en el terreno del anfitrión, para que escuchase, como lo hizo, el punto de
vista de un país socio, aliado y amigo en algún sentido.
“Cuanto
más grandes son las diferencias, más se necesita el diálogo”, enunció EPN en su
cuenta de Twitter, y con la sobria recepción a Trump corrobora la dimensión de
un gobernante dispuesto a correr el riesgo de la desaprobación que pudiesen
provocar el estallido de los complejos nacionales y la irritación de quienes anteponen
sus impulsos viscerales a los intereses de la República.
Afirma
el maestro inglés Bernard Crick que “la primera función de un gobierno es
gobernar, y eso… puede suponer asumir conscientemente el riesgo de la
impopularidad.”
O,
como sostiene MacCarthy: “El político que no es capaz de soportar la
impopularidad no es digno de ocupar el cargo.”
Volvamos
a Crick cuando asevera que “gobernar bien significa gobernar con la mente
puesta en los intereses de los gobernados…”
Pero
todo esto lo dijo antes Aristóteles cuando apuntó que “si un político ha de
sentir orgullo ha de ser de su habilidad para la conciliación.”
Desde
luego, el primer sorprendido con la sagaz cuanto inesperada apuesta
presidencial por el acercamiento con el adversario, en lugar de la improductiva
confrontación con él, debió haber sido el propio candidato estadounidense,
porque en principio sabe mucho de negocios pero poquísimo de política y otro
tanto menos de diplomacia.
El
presidente sabía previamente, porque ya tiene horas de vuelo en estos menesteres,
que el suceso constituiría un plato suculento para el apetito de sus opositores
y los críticos, invariablemente dispuestos a denostar la figura presidencial,
lo cual resulta normal porque es la función natural de los primeros y la
materia del oficio de los segundos. A nadie debe extrañar que el mismo día que
ocurrió, se hayan lanzado a arrojar invectivas contra la presencia trumpiana en
suelo de los mexicanos a quienes tanto ha vilipendiado, y de lo cual nadie
tiene duda.
Pero
fue muy acertado que Peña Nieto haya dado el sitial de huésped al personaje en
cuestión para mostrarle la invalidez de sus percepciones respecto al pueblo que
representa, para decirle que hay valores superiores en la relación de ambos
países que se deben considerar, aquilatar y respetar, que la campaña
vociferante para captar adeptos es una cosa, y muy otra el trato civilizado que
se debe tener en la relación bilateral.
Si
don Donald captó el mensaje, quizá logró entender que sus juicios y
generalizaciones carecen del sustento imprescindible del conocimiento de la
historia y la cultura de esta sociedad, y que “la frontera es un desafío
conjunto que requiere un enfoque de corresponsabilidad”, en las propias
palabras del ejecutivo, cuya prioridad como mandatario es “proteger a los
mexicanos, abogar por sus derechos, defender su vida y su dignidad donde quiera
que estén.”
Por
eso es de creerse que, independientemente de la filiación ideológica o el
conflicto de intereses de cada quien, constituyó una buena idea efectuar la reunión
aludida, y en ella todos (incluso los zoilos del gobernante) estuvimos bien representados.
HISTORIA
EFEMÉRIDES
DEL 5 AL 11 DE SEPTIEMBRE EN BCS
El 6 de septiembre de 1855. Fue reconocido en Baja
California el plan de Ayutla, que encabezó Juan Álvarez contra Antonio López de
Santa Ana, luego de que éste abandonó la presidencia de la República. Conforme a dicho documento, la Diputación
Territorial expidió el Estatuto Orgánico
del Territorio de la Baja California, mediante el cual se efectuaron los
primeros comicios para elegir gobernador de esta provincia, en los que resultó
electo José María Gómez.



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