RELACIÓN DE SEBASTIÁN
VIZCAÍNO ACERCA DEL NOMBRE DE
LA PAZ, 1596.
El documento al que ahora se hace referencia es parte del
acervo del Archivo General de Indias (Sevilla), de donde lo tomó para hacer la
traducción y publicación el doctor W. Michael Mathes en su obra Californiana I, editada en Madrid por
José Porrúa Turanzas en 1965.
Describe todas
las circunstancias que rodearon al bautizo de la actual ciudad de Baja
California Sur, cuyo nombre conserva desde entonces.
Partió Vizcaíno
de México el 12 de mayo de 1596 hacia Acapulco, acompañado de su pequeño hijo
de 7 años de edad, de donde salió nuevamente el 15 de junio con tres navíos,
230 hombres, 14 caballos, armas, pertrechos, municiones, 12 piezas de
artillería y bastimentos para varios meses; iban con destino a California en
otro intento virreinal por explorar aquellos territorios.
Llegaron al
puerto de Salagua (Manzanillo) el 5
de julio, donde fueron embarcados más hombres y caballos, maíz y legumbres. De
ahí zarparon el día 23 siguiente y arribaron a Mazatlán el 13 de agosto. Luego de once días reemprendieron el camino
hacia California; llegaron el 3 de septiembre a una ensenada cercana a Cabo San
Lucas, a la que el expedicionario denominó “San Sebastián”. Aquí se realizó en
primer contacto con los nativos, quienes recibieron amistosamente a los recién
llegados; la colonia fue llamada “San Felipe”, y la región “Nueva Andalucía”.
(De haber prosperado este nombre, los cabeños serían ahora neoandaluces.)
El 10 de
septiembre, después de hacer algunos reconocimientos tierra adentro, se
hicieron a la vela para explorar la costa interior hacia el norte:
“Habiendo
caminado veinte leguas [equivalente a algo así como 100 kilómetros] descubrí
otra ensenada grandísima y alguna parte de tierra llana que me pareció algo
buena [...] Entramos a reconocerla y hallamos en unos carrizales agua dulce muy
buena como de río [...] Hallamos muchos indios que se nos dieron por amigos
[...] los cuales nos trajeron gran cantidad de las ciruelas ya dichas.”
El 3 de octubre
siguiente, “salí del dicho puerto que llamamos de La Paz y fui en seguimiento de mi viaje.”
La expedición
regresó a Salagua el 7 de diciembre del mismo año, dejando impuesto su nombre
definitivo al sitio que desde 1830 es la capital sudcaliforniana, junto a otras
aportaciones notables, especialmente para la geografía y la antropología de
esta provincia.