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Ahora resulta que al diputado presidente de la Gran Comisión del Congreso de Baja California Sur le disgusta la presencia de los diputados de representación proporcional en la cámara, que tengan derecho a voz y voto y perciban ingresos iguales a los de quienes son representantes de mayoría.
Es ésta una de las consecuencias graves de que los partidos políticos faciliten, por otras cosas que no son la competencia, la estatura académica y el interés público, el ingreso a esos niveles políticos de personas que ni siquiera se preocupan de informarse, al menos elementalmente, acerca de los fundamentos del quehacer por y para el que están ahí, poniendo al descubierto, al hacer declaraciones irresponsables, su rolliza ignorancia en temas acerca de los cuales deberían tener conocimiento pleno.
Quien preside el alto órgano congresional ignora manifiestamente y sin excusa cuáles son los principios que originaron la figura del diputado de representación proporcional en las legislaturas estatales y de la federación mexicana.
Ignora que la democratización de la vida política es un proceso siempre inacabado, que se sustenta en bases históricas y teóricas de pensadores que han contribuido con sus luces a perfeccionarla.
Ignora que la incorporación del legislador proveniente del voto minoritario a las cámaras está determinado por la Constitución General de la República desde que en 1963 fueron establecidos los diputados de partido, cuya participación tuvo una reforma en 1972, y que los constituyentes sudcalifornianos incluyeron en la Carta estatal de 1975.
Ignora que la representación proporcional o la plurinominalidad quedó asentada en el texto constitucional mexicano a partir de 1977, al mismo tiempo que la ciudadanización mediante el Instituto Federal Electoral (IFE).
Ignora, al decir lo que dijo (como le hizo saber atinadamente el diputado Juan Alberto Valdivia), que si en el distrito de Valdivia Alvarado hubiese obtenido Cueva Tabardillo los votos que alcanzó, el panista no hubiera merecido la diputación de mayoría ya que el tribuno mereció mil quinientos sufragios más que aquél.
Valdivia refutó con claridad de ideas, conocimiento del asunto e inteligencia las incongruencias y “la desatinada conducción política de quien está al frente de la Gran Comisión.”
Para salirse con su idea, el representante del noveno distrito deberá empezar por iniciar una reforma a los artículos 41 y 42 de la Constitución sudcaliforniana (a la que protestó cumplir y hacer cumplir), los cuales establecen, respectivamente, que “El Congreso del Estado de Baja California Sur se integrará con dieciséis diputados de mayoría relativa, electos en su totalidad cada tres años por votación directa y secreta mediante el sistema de distritos electorales uninominales y hasta con cinco diputados electos mediante el principio de representación proporcional”, y que “Los diputados de mayoría relativa y de representación proporcional son representantes del pueblo sudcaliforniano y tienen la misma categoría e igualdad de derechos y obligaciones.”
Pero le convendría tomar antes el consejo que le dio Valdivia, de leer los cuadernillos de divulgación de la cultura democrática del IFE “que son sumamente accesibles para comprender este tipo de cosas.”