DEL PATRIMONIO SUDCALIFORNIANO

ANIVERSARIO

LA CARRETERA FEDERAL 1 DE MÉXICO


El 1 de diciembre de 1973 fue inaugurada la carretera transpeninsular bajacaliforniana “Benito Juárez”, a la que fue asignado el número 1 del país, de la cual 998 kilómetros corresponden a la Antigua California, y 713 a la entidad norteña.

   Gente de ambas entidades, el territorio y el estado de Baja California, confluyeron aquel día alrededor del monumento a esa vía, que es un águila estilizada cuyas alas simbolizan a las dos Californias mexicanas.

   En respuesta a la convocatoria lanzada por la secretaría de Obras Públicas del gobierno federal, se recibieron 56 proyectos que aspiraban a obtener el primer lugar y el derecho de construcción de la primera etapa del monumento, una plaza ceremonial y un albergue-parador.



   El premio principal de cien mil pesos y el contrato para la realización de los trabajos fueron asignados a los arquitectos Edmundo Rodríguez Saldívar y Ángel Negrete González, a la cabeza de otros varios profesionales quienes participaron en el certamen con el seudónimo de “Atalaya”.
  
   Auténtica atalaya de 36 metros de altura que puede ser vista desde cinco kilómetros a la redonda, la enorme ave de acero y concreto y los edificios anexos tuvieron un costo global de casi 31 millones y medio de pesos.

   Aquel sábado decembrino, precisamente al pie de ese monumento ubicado a la altura del paralelo 28 grados de latitud norte (línea imaginaria que desde 1891 divide a ambas Californias peninsulares), hizo uso de la palabra el presidente Luis Echeverría, quien cumplía así, exactamente a la mitad de su sexenio, un compromiso de campaña electoral. También hablaron los gobernadores Félix Agramont y Milton Castellanos, así como el secretario del ramo Luis Enrique Bracamontes y un representante del congreso de la entidad norteña, el diputado José López Gastélum, originario de Santa Rosalía, BCS, todos para ponderar anticipadamente las bondades de la obra.
  
   Días antes había sido acondicionado ahí, a toda prisa, un museo al que fueron llevados diversos bienes del patrimonio arqueológico, histórico y paleontológico sudcaliforniano, que al poco tiempo desaparecieron; del Archivo Histórico impedimos que extrajeran cosa alguna, pese a las amenazas.
 
   Luego fue establecida en esas instalaciones la escuela Normal del Desierto, que por varias razones derivadas de la falta de planeación con que fue creada, hubo de reubicarse poco después en Loreto con carácter de Centro Regional de Educación Normal (CREN) que aún conserva.
   
   Como de dicho conjunto sólo funcionó el albergue-parador, que se concesionó primero a Nacional Hotelera (como hotel Presidente) y en los últimos años a la cadena de hoteles La Pinta, de los dos lados fueron hechas propuestas de utilización del resto del área, sin logro tangible.

   Como ninguno de los proyectos tuvo claridad de objetivos, sustento técnico y voluntad política suficientes para ser factible y rentable, la secretaría de la Defensa Nacional terminó por ocuparla.


   A pesar de su utilidad para la región meridional, es razonable que a los bajacalifornianos poco atractiva resulte la operación de una carretera que es ruta de salida de turistas locales y norteamericanos hacia el sur. Por eso, para que sea cabalmente cumplido el propósito de que se construya la carretera de cuatro carriles, debe haber voluntad política previa y empeño decisivo de ambas partes.           

COMUNIDAD SUDCALIFORNIANA

RESEÑA

50 AÑOS DE GOBIERNOS CIVILES EN BAJA CALIFORNIA SUR*

Prólogo por Vicente Cardoza López

La conversión de Territorio a Entidad Federativa del Estado de Baja California Sur vino a cristalizar arraigados anhelos de varias generaciones de sudcalifornianos en torno al ejercicio de la autodeterminación pública.

   En ese entonces, hace cuarenta años, este importante evento se vio nutrido con el restablecimiento de los ayuntamientos, la conclusión de la carretera Transpeninsular, la ampliación de la red de Transbordadores, pero sobre todo por la fundación de las instituciones públicas de educación superior y de investigación en funcionamiento desde entonces en esta media península.

   Esto último ha sido una circunstancia muy afortunada porque ha posibilitado, a través de la profesionalización del servicio público, la estructuración de las instituciones públicas y privadas creadas a partir de entonces.

   En este escenario, la Universidad Autónoma de Baja California Sur, fundada en este contexto desarrollador de los años setenta en este rincón lejano de la patria mexicana, ha sido un actor importante que ha contribuido en estas últimas décadas a fortalecer estos procesos de institucionalización a través de sus productos de investigación y la formación de recursos humanos.

   Estos profesionistas han participado activamente en la formalización de los poderes públicos locales establecidos en Baja California Sur, han sido testigos y promotores de su evolución y ajuste a los nuevos tiempos y han desempeñado un relevante papel en la vida educativa, social y cultural en Baja California Sur.

   Sin embargo, la asignatura pendiente de acreditar es la que corresponde a advertir atinadamente las fortalezas, oportunidades y ventajas competitivas que posee Sudcalifornia para promover un desarrollo económico sustentable más consistente que se concrete en la reactivación de sus sectores productivos y la generación de más y mejores empleos.


   Por ello, este libro que tiene en sus manos, formulado por distinguidos universitarios y coordinado por el Dr. Alfonso Guillén Vicente, profesor-investigador adscrito al Departamento Académico de Ciencias Sociales y Jurídicas, representa un esfuerzo de caracterización de la vida pública institucional en Baja California Sur en este ya avanzado nuevo milenio; ejercicio que reconoce el valor de la tarea de hacer memoria de lo que ya sucedió para proyectar mejor los nuevos retos de los mexicanos de Sudcalifornia.

* Presentado el martes 14 de noviembre de 2017 en la UABCS.