CRÓNICA HUÉSPED

SEGUNDA CARTA PASTORAL

Por Ramón moreno y Castañeda

A nuestro venerable clero y fieles de la diócesis,
Salud y bendición en N. S. Jesucristo:

Carísimos en Jesucristo.

Al contemplar las tropelías y arbitrariedades que se han hecho contra nuestra persona por el gobierno del territorio, de acuerdo y concierto con muchos de los masones y varios enemigos gratuitos nuestros que, complacidos, nos vieron encarcelados, maltratados, vejados y, por último, desterrados; al ver que en todo se ha procedido de la manera más injusta y antilegal, no podemos menos, amados hijos en Jesucristo, que protestar solemnemente ante Dios y el mundo entero contra el gobierno de la Baja California, al que, por haber servido de instrumento a la logia de La Paz, le decimos [frase en latín]: Sí, "ésta es vuestra hora y el poder de las tinieblas" de la masonería. Los hechos que habéis presenciado han quitado la máscara con que ante vosotros se presentaba la masonería, y por los frutos podéis ya conocer al árbol. ¡Ah!, desgraciados los pueblos cuyos gobiernos son el triste y vil esclavo de los y tenebrosos antros de la masonería. Todo el mundo gime ya por los males que el virus masónico le ha causado; y vosotros, a la par que nos, habéis derramado vuestras lágrimas al sernos arrancados de vuestro lado para emprender el camino del destierro […]

Desde antes de mi llegada a la península de la Baja California sabía, por informes ciertos, que en la capital existía una sucursal de la logia escocesa, proscrita tan justamente en el mundo por la Iglesia y por la legislación de muchos países, a causa de sus funestos y amargos frutos. Y que no sólo existía simplemente, sino que había levantado un edificio que llaman templo masónico, a poca distancia de la iglesia que hay en La Paz. Me repugnaba creer tan lamentable realidad, pero a mi arribo a La Paz quedé convencido de ello con inmenso dolor de mi alma, y no pude menos que manifestarlo así en la primera vez que dirigí mi palabra a mis amados hijos de aquella ciudad. Y esta manifestación, que no fue sino la expresión de mi profunda pena, fue maliciosamente interpretada por los masones como un desafío y una guerra encarnizada. Desde ese momento, y con más o menos actividad y saña, la logia de La Paz ha trabajado constantemente no sólo contra mi persona sino contra la propagación del evangelio y contra la educación moral y religiosa de las familias […]

San Francisco, Cal., Imprenta de P. J. Thomas, 20 págs., 1876.