PERFIL EDUCATIVO
DE SUDCALIFORNIA
La nueva Ley de Educación “para” el Estado de Baja
California Sur (22 de abril de 2014, que intentó armonizar con la Reforma
Educativa iniciada por el presidente Peña Nieto), en su artículo 7 fracción III
expresa que ésta tendrá entre sus fines “Fortalecer la conciencia de la nacionalidad y de la soberanía, el
aprecio por la historia, los símbolos patrios y las instituciones nacionales,
así como la valoración de las tradiciones
y particularidades culturales de Baja California Sur.”
Por
su parte, el artículo 9 de dicha ley dispone que “Además de impartir la educación preescolar,
primaria, secundaria y media superior, el estado, los municipios y sus
organismos descentralizados promoverán y atenderán, directamente o a través de
apoyos financieros, o bien por cualquier otro medio, todos los tipos y
modalidades educativas, incluida la educación especial, apoyarán la
investigación científica y tecnológica; y
alentarán el fortalecimiento y la difusión de la cultura local, nacional y
universal.
El artículo 12,
en su fracción II, dice que es atribución del poder Ejecutivo estatal “Proponer a la Autoridad
Educativa Federal, los contenidos
regionales que hayan de incluirse en los planes y programas de estudio para
la educación preescolar, primaria, secundaria, normal y demás para la formación
de maestros de educación básica”.
Sin
embargo, es evidente el descuido y la desatención que en cuanto a la debida
enseñanza y el necesario aprendizaje de contenidos regionales ha sufrido el
sistema de educación básica en nuestra entidad, en detrimento de la identidad
sudcaliforniana que debe ser fomentada entre los niños, los jóvenes y la
población general de Baja California Sur.
¿Por
qué y para qué ha de ser fomentada la identidad sudcaliforniana mediante el
conocimiento de todo aquello que es propio y parte de Baja California Sur?
Porque
despertando y acrecentando en las nuevas generaciones el sentido de pertenencia
al solar en que transcurren sus existencias, logros, sueños y esperanzas, es
que podrán identificar su presente, sentir orgullo por su pasado y adquirir
definición clara de lo que quieren para los tiempos por venir.
Un
pueblo con identidad y certeza de ello será el que elabore, adecue y respete
sus leyes para conservar y acrecentar lo que posee; uno que cuide y defienda la
casa común, que quiera y se halle dispuesto a aportar lo suyo al mejoramiento
de lo que tiene, para él mismo y los que vienen.
Por
todo ello, la nueva administración estatal deberá asumir el compromiso de
promover las condiciones indispensables para
establecer la obligatoriedad de la inclusión y el ejercicio, en los
planes y programas de educación básica, de las materias que tiendan a la
comprensión y enriquecimiento de la realidad histórica, cultural y natural de
la entidad; esto es los acontecimientos relevantes de su pretérito y en las
relaciones de éste con el país y el mundo, los ingredientes valiosos de su
cultura (tradiciones, gastronomía, lengua, vestido, literatura y arte en
general) y el entorno geográfico.
De
forma que al sector educativo le espera, en la satisfacción de este deber, una
tarea grata, laboriosa, productiva y (valga el lugar común) trascendente.
(Imagen
de la autoría de Pedro R. González Hirales.)