CRÓNICA HUÉSPED



ACERCA DE UN BUEN HOMBRE

Por Antonio Lavín Marmolejo


El hombre bueno se eleva por encima de la mediocridad y triunfa no con el brillo de la fatuidad, sino con el profundo título del valor humano. Señor don Norbert Hahnel Hoffmann: el hombre trasciende por su historia y por sus valores positivos. El hombre tiene que ver a Dios a través de los hombres, y los hechos más grandes de los hombres son los más sencillos. Por eso nos encontramos rindiendo un sencillo homenaje al acto más sublime del hombre. El acto que reúne comprensión, cariño y humildad; cómo lo es un acto de justicia por el cual todos los humanos, los pueblos y naciones que lo ejercen, obtienen la paz y la tranquilidad. 
Hay quienes cultivan la amistad y quienes solamente la cosechan. Cultivarla es brindarse a manos llenas, quedando con las manos vacías pero con el corazón lleno. Es no pensar que existen otros hombres que nos necesitan, pero saber que ahí están y que nos debemos a ellos. La nacionalidad agrupa a hombres, la comprensión y la amistad los une. A este tipo de personas corresponde la figura respetable y venerada de un hombre extraordinario: Don Norbert Hahnel Hoffmann, alemán por nacimiento, mexicano por adopción y Sudcaliforniano por venturosa voluntad propia, lo que nos enorgullece a los pobladores de esta parte promisoria de México. 
Norberto nació en Alta Silesia, Alemania, el 18 de abril de 1905, hijo del matrimonio integrado por Adolph Hahnel y Elizabeth Hoffmann, ambos ya fallecidos. Sus hermanos que sobreviven son: Jorge de 90 años, Paul de 89, Edeltrü de 80, Kate de 78, Berbel de 73 y María Teresa de 64, todos ellos residentes de Alemania. Realizó sus primeros estudios en el seno familiar integrado por maestros, cursando además estudios especiales de metalurgia. En busca de mejores horizontes y con una meta fija, llega a México el 19 de enero de 1926 dirigiéndose a la Higuera de Zaragoza, en Sinaloa, para trabajar en el ingenio azucarero de ese lugar. Vive sus primeros años en este país, en los valles del Fuerte, del Mayo y del Yaqui. 
Contrae matrimonio en la ciudad de Navojoa, Sonora, el 9 de agosto de 1930, con una gran mujer, doña Panchita Cortés. Quizá cuándo él admiro su belleza no reparó en sus valores, pero cuándo admiró en sus valores ya no reparó en su belleza. Doña Panchita le dio siete hijos, de los cuáles sobreviven cuatro: Pedro, Eduardo, Elizabeth y Juanita, personas muy estimadas y conocidas en esta ciudad. 
El 14 de julio de 1936 obtiene la carta de naturalización número 302 otorgada por el presidente de la república, convirtiéndose en ciudadano mexicano y se dedica a diversas actividades. En el transcurso de su vida sobresale en trabajos de hotelería, ocupación que desempeña por más de cuarenta años. Cuándo radicó en Sonora ocupó el cargo de secretario de la asociación de hoteleros de la entidad. También fue agente de seguros y fianzas hasta 1983, trabajando para la Compañía de Fianzas México y avalado por la Comisión Nacional Bancaria. 
Llega don Norberto a ésta ciudad en octubre de 1958 contratado como gerente del hotel Los Arcos. Vive estos últimos 29 años en ésta ciudad, convencido de las bondades de su tierra, de su clima y de su gente. Norberto vive mucho para poder decirnos algo. En ese mismo año y movido por cariño a la comunidad ingresa al club Rotario de La Paz. Con motivo del incendio de la tenería y con apoyo de este club de servicio, crea el Heroico Cuerpo de Bomberos, dónde se convierte en el primer presidente del patronato y sus hijos organizan el primer cuerpo de voluntarios. Forma también parte de los patronatos de la benemérita Cruz Roja y del de la Ciudad de los Niños. En 1969 abre las puertas del trailer park “El Cardón”, negocio que ha mantenido hasta la fecha. 
Cuando viajó y vivió en México conoció más a su país natal. Cuando regresó a visitar a su familia a Alemania quiso y añoró más a México. Por esto ha procurado fomentar las buenas relaciones entre México y Alemania, auxiliando y atendiendo a aquellos alemanes que han visitado nuestro país en el tiempo y lugar donde a él le ha tocado vivir. La necesidad de hacer el bien no ha disminuido su mérito. Por eso al hombre bueno hay que declararlo: El héroe de los hechos cotidianos. 
Por todas las atenciones y los actos de amistad que siempre ha brindado, el presidente de la República Federal de Alemania, le ha pedido al excelentísimo señor embajador en nuestro país, conferir recientemente la presea: Cruz al Mérito a nuestro muy estimado y buen amigo, al señor don Norbert Hahnel Hoffmann. Alegran la vida de don Norberto nueve nietos: Claudia, Denisse, Rosita, Berbel, Francisco, Norberto, Everardo, Joaquín y Gabriel, todos ellos jóvenes estudiantes que pasan sus mejores momentos al lado del abuelo. 
El hombre extraordinario que vence al tiempo y que trabaja con el temple que da la recia sangre germana, y la coyuntura de saberse en un país al que quiere y que lo quiere a él y a su familia. Por esa vida luminosa, entregada al servicio de la humanidad, por su don de gentes, por haber formado una familia de bien, por sus valiosas aportaciones al servicio comunitario de la entidad, el pueblo y el gobierno del estado, se unen para rendir un merecido homenaje a don Norbert Hahnel Hoffmann.


La Paz, B. C. Sur, 20 de junio de 1987.