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EMBELESOS Y EMBELECOS

Habrá que tener cuidado, para no quejarnos después –cuando el remedio esté seis años más adelante- de haber votado por él unos, y otros de no haber convencido a los demás de negarle el sufragio.
   Porque Andrés Manuel López Obrador tiene perfil de dictador, a partir de su actitud autocrática e intransigente, la intolerancia, la proclividad populachera, la demagogia de que hace gala cotidianamente.
   En su libro Dos cubalibres, Eliseo Alberto asegura que “la sed de protagonismo es propia de divas y mandamases.”
   Es de creerse, cuando, por ejemplo, el ex jefe de gobierno del Distrito Federal dedicaba casi totalmente sus conferencias matutinas de prensa a hablar de sí mismo, pretendiendo ser el asunto más importante de qué hablar, y dejaba los asuntos públicos más o menos en lugar secundario, como si no fuera para atenderlos que se le pagaba, y bien.
   Sobre el libro Un proyecto alternativo de nación, de la autoría de Andrés Manuel, el investigador del CIDAC, Sabino Bastidas, opinó en su artículo “Una izquierda alternativa”, que
   “El Proyecto alternativo de nación es una buena idea, que se transformó en un buen lema de campaña y en un buen título de libro, pero que no pasó de ahí. El texto y las 20 tesis no construyen y no delinean en la realidad Un Proyecto alternativo de nación. Es un proyecto alternativo que no se convierte en una alternativa.”
   Termina sentenciando:
   “Los pillos y los pícaros que rodean visiblemente a López obligan a repensar la izquierda. Esa izquierda, con planteamientos tan pobres y formas de acción tan rústicas, da miedo a toda la sociedad, da miedo incluso a la izquierda razonable.
   La izquierda necesita replantearse, necesitamos nuevos enfoques y nuevos liderazgos. México necesita una izquierda inteligente e ilustrada, que aprenda a ganar debates, que asuma el mundo de lo posible y que abandone la intransigencia y la violencia.
   El texto de López, más que hacernos pensar en Un Proyecto alternativo de nación, nos obliga a pensar en una izquierda alternativa para la nación.”
   Apenas tres meses después de que López Obrador dio a conocer su propuesta impresa, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano presentó la suya: Un México para todos. Y más sabe el diablo por viejo...
   Habla de conservar la riqueza petrolera mexicana, suponiendo que han quedado en el olvido sus acciones depredadoras contra los oleoductos de Pemex en el sureste.
   Y aún está en el segmento de horrores de la memoria de muchos mexicanos aquel discurso vociferante en que mandó al diablo a las instituciones que ahora nuevamente busca conducir.
   Por sí o por no, repetimos que habrá que tener cuidado, para no quejarnos después, cuando se pase de los embelesos a los embelecos (Lenin, Hitler, Mussolini, Franco, Castro, Chávez), y todos quedemos en espera de que nos podamos salvar del salvador de este país, una parte de cuya sociedad, al parecer, todavía no aprende a aprender las lecciones de su infinita historia de ilusiones, ingenuidades y padecimientos consecuentes.        
   (Imagen: milenio.com/)