Las sergas de
Esplandián, por Garci Rodríguez de Montalvo, España, 1510, capítulos 157-160.
(Fragmentos)
“Sabed que a la diestra mano de las Indias hubo una isla,
llamada California, muy llegada a la
parte del Paraíso Terrenal, la cual fue poblada de mujeres negras, sin que
algún varón entre ellas hubiese, que casi como las amazonas era su estilo de
vivir.
“Éstas eran de valientes cuerpos y esforzados y valientes
corazones y de grandes fuerzas. La ínsula en sí la más fuerte de riscos y
bravas peñas que en el mundo se hallaba.
“Las sus armas eran todas de oro y también las
guarniciones de la bestias fieras en que, después de las haber amansado,
cabalgaban; que en toda la isla no había otro metal alguno.
“Moraban en cuevas muy bien labradas, tenían navíos
muchos en que salían a otras partes a hacer sus cabalgadas, y los hombres que
prendían llevábanlos consigo, dándoles las muertes que adelante oiréis.
“Y algunas veces que tenían paces con sus contrarios,
mezclábanse con toda seguranza unas con otros, y habían ayuntamientos carnales
de donde se seguía quedar muchas dellas preñadas, y si parían hembra,
guardábanla, y si parían varón, luego era muerto […]
“Pasada aquella
noche y la mañana venida, la reina Calafia,
salida de la mar, armada ella y sus mujeres de aquellas armas de oro, sembradas
todas de piedras muy preciosas que en la su ínsula California como las piedras del campo se hallaban, según la su gran
abundancia, y puestas en las bestias fieras, guarnecidas como os dijimos, mandó
abrir una puerta de la fusta donde los grifos venían […]
“Estando el rey
Amadís y Esplandián armados, esperando la venida de Radiaro, sultán de Liquia,
y de Calafia, reina de la California, no tardó que los vieron
venir aparejados para la batalla […]
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itsocalledlife.blogspot.com]