LIBRERÍA

La Paz de antaño, por Rogelio Olachea Arriola, Ayuntamiento de La Paz, BCS, La Paz, 1973.

El presente fascículo corresponde al número 10 de la serie “Cuadernos editoriales” que publicó el ayuntamiento para difundir la obra de sudcalifornianos en campos como la historia y la literatura.
En este caso se trata de relatos, leyendas y anécdotas, como precisa el sumario. Contiene la presentación, una introducción de los editores, el prólogo a cargo del autor, el currículum del propio escritor y 79 trabajos, de los que destacamos, sólo para ilustrar: El almirante Obregón Perla, Tiendas que daban un buen pilón, Los entierros y los velorios, La muerte de Ángela Peralta, Jueces de barrio émulos del rey Salomón, Semana santa inigualable, El pavoroso ciclón de 1895, Rondas infantiles a la luz de los faroles, El primer carro en La Paz, Un 15 de Septiembre inolvidable…
Como puede advertirse, las 35 páginas que integran este folleto aportan un intento de microhistoria, aunque modesto y adolecente de algunas inexactitudes (como la de suponer, por ejemplo, andanzas piráticas de Cromwell en latitudes californianas, para situar la etimología del vocablo Coromuel, en base a ingenuas especulaciones populares), que abren aún más las puertas al interés por el siglo XIX y principios del XX sudcalifornianos, sobre lo que hay mucho todavía por decir e investigar.

NOTA ALUSIVA. Dos días después de publicarse la primera vez esta reseña, el benemérito periodista hizo el comentario siguiente en su columna “Sobre el rodillo de la Remington”, del diario Últimas noticias: “Hemos leído el apunte del Profr. Eligio Moisés Coronado acerca de nuestra modesta aportación a la leyenda y la anécdota sudcalifornianas. Deseamos aclarar que el autor de La Paz de antaño no tuvo los originales de ese trabajo para su corrección de estilo; de todas maneras, a modo de anotación creemos haber contribuido a difundir algo de lo que debe leer el pueblo. En toda leyenda que hemos publicado, no hemos dado por cierto que el pirata Cromwell haya existido, ya que es mítico, y si acaso se confunde con Oliverio Cromwell, del parlamento de Inglaterra, de ello no somos responsables. El juicio del Profr. Coronado es para nosotros muy valioso, al igual los conceptos emitidos por el Profr. Armando Trasviña Taylor en La Literatura de Baja California Sur.”