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DEL NOMBRE DE UN CALLEJÓN

El 21 de agosto de 1944 fue expedida por el presidente Manuel Ávila Camacho la ley por la cual se creaba la campaña nacional contra el analfabetismo.
Los censos anteriores habían mostrado un alarmante 47.88 por ciento de iletrados mayores de seis años de edad en todo el país, sin contar a los analfabetos funcionales, o sea aquellos que saben leer pero no leen, o sólo se ocupan de leer basura.
La iniciativa de esta enorme empresa fue tomada por el entonces secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, y establecía que cada mexicano de 18 a 60 años de edad que conociera el alfabeto tenía obligación de enseñarlo a otro que tuviese entre los 6 y los 40 años.
El producto de esta gran empresa fue la alfabetización de más de un millón de personas.
Por entonces era gobernador de esta media península el general Francisco J. Múgica, que en el Congreso Constituyente de Querétaro (1916-1917) fue el argumentador más lúcido de la significación de la tarea educativa en la nueva vida de la República, y el más encendido defensor del texto progresista del artículo tercero de la Carta Magna.
Baja California Sur tiene el honor de acreditar al ejemplar revolucionario, a más de la puesta en marcha de esa campaña, la creación de las escuelas Normal Urbana y de Música de La Paz, así como la construcción del teatro de Todos Santos, entre otras varias realizaciones con que en Sudcalifornia concretó su criterio de avanzada a favor de la educación y la cultura.
Por eso no es de dudarse que él mismo haya dispuesto la asignación del nombre “21 de Agosto” a un callejón de nuestra ciudad que en la actualidad es área peatonal de la parte más antigua del centro histórico paceño.