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MUY CHISTOSITOS

Cuando, luego de la exhibición de un baile de rock’roll en parejas de los años 60s, preguntaron a una chica cuál era su opinión al respecto, expresó:
- Se ven muy chistositos...
Con evidente tonillo de ironía y burla mal disimulada.
Como proveniente de esa época, la frase me molestó, obviamente, pero antes de decir delante de la concurrencia algún exabrupto poco inteligente alusivo al comentario de la niña, decidí dar vueltas al asunto:
Las cosas nuevas deben tener un antecedente, desde luego, y aunque parezcan ahora ridículas o cursis, fue necesario, en todos los casos, que las antiguallas hayan existido para dar paso a las nuevas ediciones, que luego serán, a su vez, antiguallas.
No hay manera de evitarlo: para disfrutar los excelentes modelos de automóviles de ahora, debimos tener antes las maravillas de los primeros tiempos de la época automotriz.
Y que ahora se les aprecia como “clásicos”, a veces incluso más caros que los nuevos.
Tuvimos que padecer las inconveniencias de la telefonía primitiva para llegar a poseer en la actualidad los aparatos móviles, pero antes los de disco y enseguida los digitales.
Y en salas elegantes son exhibidos con orgullo algunos ejemplares del periodo inicial, de extraordinario refinamiento.
Fue indispensable que las computadoras ocuparan espacios enormes para que ahora tengamos una personal en casa y una lap-top en mano, con acceso a una red de comunicación universal impensable en un tiempo reciente. Los hemos hecho parte de nuestra vida, como si tal cosa...
Etcétera.
Entonces llegué a la conclusión de que, nosotros, para llegar a donde estamos, fue a toda luz indispensable que pasáramos individualmente por las etapas de analfabetismo, bagatelas, banalidad, errores, futilidades, inexperiencia, ignorancia, intrascendencia, insignificancias, puerilidades, simplezas y tontería. (En orden alfabético, de ningún modo cronológico.)
En uno de esos estadios se hallaba nuestra joven crítica, sin género de duda.
Sonreí, pensando en que, más pronto de lo que ocurrió a nuestra generación, las que vienen opinarán que las “modernidades” de la pequeña detractora pronto serán un vejestorio.
Y sus hijos y nietos le dirán que, ella y los de su tiempo:
“Eran muy chistositos...”