BAJEÑOS
En el sitio http://www.californiagenealogy.org/labaja/war_of_1846.htm, puede hallarse un intento de historia bastante desinformada, de cuya referencia a la guerra que nuestro país debió librar contra el expansionismo norteamericano en la Antigua California, he hecho la siguiente traducción libre:
“Después de la ruina del sistema federal en México, la península [de BC] fue otra vez colocada en el mismo departamento que Alta California, y sus habitantes fueron invitados a apoyar la causa norteamericana en la guerra entre los Estados Unidos y México, en el entendido de que el primero de estos países guardaría la posesión de esta provincia y protegería a sus ciudadanos.
Pero no fue hasta después de completar la conquista de la parte norteña que aparecieron los buques de guerra norteamericanos en aquellas aguas, con la intención de ampliar su dominio ahí. Esto pasó durante el otoño de 1846.
Los bajeños hicieron un esfuerzo para defenderse, pero varios puertos se rindieron.
Después de la sumisión de La Paz el 13 de abril de 1847, el país parecía bastante pacífico, y los estadounidenses dejaron ahí una pequeña fuerza a cargo. Para remediar tal error, las autoridades en Alta California enviaron a dos compañías de los Voluntarios de Nueva York bajo el mando del coronel [Henry S.] Burton, quien encontró resistencia abierta y declarada en San Antonio, Mulegé, Loreto y otros lugares.
Revueltas en San José y Todos Santos, y el tono general de desafecto, llevaron a la fortificación y puesta de la ley marcial en La Paz.
El 16 de noviembre de 1847, una fuerza de 600 o 700 californianos, bajo las órdenes del capitán Manuel Pineda, atacó a este puerto, que podrían haber capturado de haber ejercido las correctas tácticas militares.
Una dura lucha se desarrolló entre las dos fuerzas hasta el día 28, y luego, después de unos días de inactividad, Pineda se retiró en dirección a San José donde puso sitio a un pequeño destacamento de los estadounidenses por una fuerza muy superior de los californianos. Este sitio fue levantado, después de mucho sufrimiento, por la llegada y el rescate del barco Cyane, de [Samuel F.] Dupont.
Los voluntarios continuaron guarneciendo a la península hasta que fue restituida a México por el tratado de Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848.
En aquellos días, los mexicanos parecían más indiferentes que ahora sobre la posesión de la península, de tal forma concedida por los Estados Unidos en violación a todas las promesas hechas a sus ciudadanos.”
Como puede verse, a los sudcalifornianos se da en el texto el tratamiento de “bajeños” (bajenos, en el original), aunque en dos párrafos subsecuentes se les concede el tratamiento correcto de californianos (californians).
O sea que ambos gentilicios, uno falsificado y el otro legítimo, para el autor son sinónimos, lo cual resulta nada menos que aberrante.
“Bajeños” es denominación que indebidamente se otorga ahora a quienes defendieron la soberanía nacional en esta provincia, pero en el tiempo de los hechos que se relatan eran designados como californianos o simplemente californios.
Pero es lo que nos pasa y ocurrirá definitivamente si continuamos permitiendo el inapropiado empleo del término “baja” para designar a nuestra entidad en aras de un desarrollo económico que pretende renunciar a las raíces históricas que podrían, inteligentemente aprovechadas, apuntalarlo.
Corromper a la cultura es otra forma de contaminación, tan letal como atropellar a natura.
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