LIBRERÍA


Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, por Alejandro de Humboldt, Edit. Porrúa (Col. “Sepan cuantos..., 39), México, 1973.

El berlinés Alejandro de Humboldt (1769-1859) pertenece a la generación ilustrada del siglo XVIII, influido por el izquierdismo, extremadamente racionalista y liberal, demócrata, fisiócrata y anticlerical.
Llegó a la capital novohispana en abril de 1803, después de haber recorrido Cuba y parte de América del Sur en su largo viaje de investigación científica en el Nuevo Mundo. En México estableció estrechas relaciones con los círculos intelectuales y políticos de la colonia, donde permaneció durante once meses y medio y comenzó a tomar forma su Ensayo, que tanta trascendencia tendría a partir de la primera publicación de 1811 en París. Fue, según se ha expresado, “como el acta de nacimiento de la nueva nación y surgió del encuentro venturoso de Humboldt y México.”
A la provincia de la Vieja California (o Antigua, es decir la península) hace referencia el autor en el capítulo VIII, libro tercero de la obra que comentamos.
Ahí, en el apartado XIV, da la noticia de que es habitada por 9,000 individuos (en 1803), con superficie de 7,295 leguas cuadradas.
Sobre el tema de la población dice, luego de proporcionar algunos datos históricos: “Los naturales de la península que viven fuera del territorio de las misiones son, quizá de todos los salvajes, los que están más cerca del estado que se llama de naturaleza. Se pasan los días enteros tendidos boca abajo en la arena, disfrutando del calor que le ha comunicado la reverberación de los rayos del Sol.”
Añade que, de acuerdo a los informes que le fueron aportados por religiosos residentes en ambas Californias, el número de habitantes de la del sur se había reducido en los últimos treinta años, al grado de que en los 16 pueblos existentes quedaban apenas de cuatro a cinco mil indígenas. Dicha mengua demográfica se acusó especialmente a la viruela y a otra enfermedad, probablemente sífilis, acarreadas por los europeos.
Como el investigador alemán nunca estuvo en California, es presumible que, efectivamente, muchos de los informes le fueron comunicados por religiosos franciscanos o dominicos, pero con seguridad acudió asimismo a la Noticia de la California del jesuita Miguel Venegas.