La ganadería en Baja California Sur, vol. I, por Aurelio Martínez Balboa, Gobierno del Edo. de BCS, La Paz, 229 págs., 1981.
Esta obra constituye un estudio básico y extenso para entender el tema. Los beneficios económicos de la edición de mil ejemplares fueron aportados generosamente por el autor, mayor médico veterinario zootecnista, para apoyar las tareas del Patronato del Estudiante Sudcaliforniano.
El maestro Jesús Castro Agúndez, prologuista del libro, dice de éste que “tiene profundidad, muy buen estilo y está proyectado para prestar un valioso servicio a las personas que se dedican a la noble y a veces ingrata tarea de fomentar la ganadería.”
En la introducción, Martínez Balboa explica que en el volumen “se contemplan los aspectos de historia, medio físico y marco ecológico, medio socioeconómico, la situación zootécnica actual por especie (ganado bovino de campo, de engorda y de leche, y ganado caprino) y finalmente los aspectos zoosanitarios de la ganadería.”
Lamentablemente no hubo segundo volumen, como el investigador se proponía, y explica que, aparte “de las especies domésticas..., BCS tiene una incipiente porcicultura que en un futuro próximo puede ofrecer una importancia económica considerable.”
Dice más adelante que, en lo que toca a las especies más pequeñas, “se cuenta con un renglón avícola importante que prácticamente satisface la demanda interna de huevo y carne de pollo; los conejos y las abejas empiezan también a explotarse con éxito, si bien esto es por ahora a nivel experimental.”
Según se informa más adelante, las especies domésticas que se incluyen son las que tienen arraigo y tradición entre la gente de campo, que “aparte de su significación económica indudable, tienen la enorme importancia social de ser fuente de vida para una gran parte de la población rural de nuestra entidad.”
El trabajo abre con la revisión histórica de la ganadería en esta mitad peninsular desde el periodo precortesiano, el descubrimiento, el periodo misional y la época independiente hasta nuestros días, y continúa con la descripción del medio físico y el medio socioeconómico, para desembocar en el planteamiento de orden ganadero propiamente dicho, y al final una relación bibliográfica que abre otros caminos al conocimiento de este asunto.
El médico muestra su vena poética cuando comparte con el lector su percepción de que “la ganadería de BCS es único patrimonio, única fuente de vida de muchas familias campesinas, las cuales no han conocido otro marco de subsistencia, a través de los tiempos, más que aquel que asemeja una estampa bíblica: granitos y basaltos quemados por el sol, que muere en una llamarada, magros arbustos espinosos... Y en los oasis, la clara linfa de un ojo de agua y el dulce murmullo de la grácil palmera datilera, cuando la besa amoroso el tibio soplo del aire vespertino...”
Esta obra constituye un estudio básico y extenso para entender el tema. Los beneficios económicos de la edición de mil ejemplares fueron aportados generosamente por el autor, mayor médico veterinario zootecnista, para apoyar las tareas del Patronato del Estudiante Sudcaliforniano.
El maestro Jesús Castro Agúndez, prologuista del libro, dice de éste que “tiene profundidad, muy buen estilo y está proyectado para prestar un valioso servicio a las personas que se dedican a la noble y a veces ingrata tarea de fomentar la ganadería.”
En la introducción, Martínez Balboa explica que en el volumen “se contemplan los aspectos de historia, medio físico y marco ecológico, medio socioeconómico, la situación zootécnica actual por especie (ganado bovino de campo, de engorda y de leche, y ganado caprino) y finalmente los aspectos zoosanitarios de la ganadería.”
Lamentablemente no hubo segundo volumen, como el investigador se proponía, y explica que, aparte “de las especies domésticas..., BCS tiene una incipiente porcicultura que en un futuro próximo puede ofrecer una importancia económica considerable.”
Dice más adelante que, en lo que toca a las especies más pequeñas, “se cuenta con un renglón avícola importante que prácticamente satisface la demanda interna de huevo y carne de pollo; los conejos y las abejas empiezan también a explotarse con éxito, si bien esto es por ahora a nivel experimental.”
Según se informa más adelante, las especies domésticas que se incluyen son las que tienen arraigo y tradición entre la gente de campo, que “aparte de su significación económica indudable, tienen la enorme importancia social de ser fuente de vida para una gran parte de la población rural de nuestra entidad.”
El trabajo abre con la revisión histórica de la ganadería en esta mitad peninsular desde el periodo precortesiano, el descubrimiento, el periodo misional y la época independiente hasta nuestros días, y continúa con la descripción del medio físico y el medio socioeconómico, para desembocar en el planteamiento de orden ganadero propiamente dicho, y al final una relación bibliográfica que abre otros caminos al conocimiento de este asunto.
El médico muestra su vena poética cuando comparte con el lector su percepción de que “la ganadería de BCS es único patrimonio, única fuente de vida de muchas familias campesinas, las cuales no han conocido otro marco de subsistencia, a través de los tiempos, más que aquel que asemeja una estampa bíblica: granitos y basaltos quemados por el sol, que muere en una llamarada, magros arbustos espinosos... Y en los oasis, la clara linfa de un ojo de agua y el dulce murmullo de la grácil palmera datilera, cuando la besa amoroso el tibio soplo del aire vespertino...”