CALIFORNIA Y LOS CALIFORNIOS
Hernán
Cortés logró establecer la primera
colonia de todas las Californias, en 1535, y la llamó “puerto y bahía de Santa
Cruz”, que a su vez se constituyó en sitio de referencia para las subsecuentes
entradas de europeos al inmenso territorio californiano, que se entendía hasta
los confines norteños del continente americano por la parte del océano
Pacífico.
En ese lugar tomó asiento lo que desde 1596
es llamado “La Paz”, hoy capital del estado mexicano de Baja California Sur o
Sudcalifornia.
A partir del encuentro de los mundos
indígena y europeo en las Californias a partir del arribo de Hernán Cortés, durante
el resto del siglo XVI y casi todo el XVII ocurrieron expediciones
aparentemente infructuosas pero que contribuyeron a ir formando una idea cada
vez más próxima y a dejar “al descubierto la irrealidad de los mitos
medievales” en torno a esa
parte de la Nueva España.
El almirante Isidro de Atondo y Antillón y
los jesuitas Eusebio Francisco Kino, Juan Bautista Copart y Pedro Matías Goñi
exploraron la costa interior del golfo de California y fincaron en su litoral
la misión de San Bruno –llamada así por haber dado fondo en su ensenada el 6 de
octubre de 1683, día de esa festividad católica-, que se hubo de abandonar el 8
de mayo de 1685 pero que tuvo la virtud de acrecentar en Kino la inquietud
evangelizadora hacia los californios, que un poco después prendió en
la vocación misionera de Juan María de Salvatierra, miembro también de la
Compañía de Jesús, para iniciar en definitiva la empresa californiana.
Luego de múltiples empeños obtuvieron ambos
de la Compañía y el virrey la licencia para ello, y se iniciaron así 70 años (1697-1768) de
proceso civilizatorio en las Californias, de los que se conservan testimonios
valiosos, tangibles y aleccionadores de un proceso histórico singular que de
muchas maneras ha marcado el carácter de los actuales pobladores de la
California mexicana, oriundos y avecindados, que el visitante y el nuevo
residente tienen pronto oportunidad de registrar.