LAS
CALIFORNIAS*
Las
californias no son locuaces, aunque están muy lejos de la taciturnidad.
Platican acompasada y expresivamente, y poseen la cualidad de recorrer varias
veces, con magistral dulzura de voz, las notas del pentagrama en la grácil
modulación de sus frases. Seguro estoy de que no ha venido aquí jamás un
filólogo, ni puéstose ad hoc a
escribir estudios de fonetismo, a lo cual se debe sin duda el que yo no haya
visto, leído, en cuanto a mis manos ha venido acerca de esta península,
consignada esta singular excelencia de la expresión verbal en California, y
afirmo que si alguien me la hubiese contado con la ponderación y gracia que la
he escuchado yo mismo, la habría temido por hipérbole increíble […]
Decía,
pues, que las californias tienen una tesitura de voz como si les hubiesen
educado el habla ex profeso,
Comienzan una frase generalmente por la nota más alta, y después de recorrer
arriba y abajo una serie de sonidos con que van dando singular dulzura a sus
palabras, vienen a concluir en la nota baja inmediata a la en que comenzaron. O
un semitono junto a ella. Semejante modulación, unida a la gracia natural y
nada afectada de su acción y gesto, y al timbre sonoro de la voz llena, madura,
flexible, resonante y poderosa, presta a sus conversaciones tal encanto que
deleita y no se quisiera dejar de escucharlas.
No
está de sobra hacer notar que a este encanto contribuye copiosamente la
facilidad que de conversar adquieren desde niñas, pues las familias no tienen
aquí por lo común otra distracción que visitarse las unas a las otras en las
horas de descanso, ni otro recreo que platicarse mutuamente sus asuntos
domésticos, sus alegrías, sus pesares o sus amores.
Tampoco
está de sobra observar que hablan el idioma con bastante propiedad, debido sin
duda a que el aislamiento del Territorio no ha consentido como en los demás
centros poblados de México, la introducción de neologismos y barbarismos en que
tanto abunda por desgracia la lengua en que hablamos los mejicanos […]
*
José Ma. Barrios de los Ríos (Zacatecas 1864-Cananea 1903), El país de las perlas y cuentos californios,
editorial Pax, México, 165 págs., 1908, pág. 29. Una segunda edición de esta
crónica-historia-novela de lectura necesaria fue hecha en Monterrey, N. L. por
el Senado mexicano en abril de 2002.