
Se descarta la designación de “chilango” que,
además de peyorativo, sólo es aplicado a personas y de cierta condición
socio-lingüística y cultural, así que deberá quedar al margen de las opciones para
tal fin.
Y sí puede ser la de “mexiqueño”, visto que
los términos “mexicano” y “mexiquense” ya tienen aplicación para los habitantes
y cosas de este país, así como para los del estado de México, respectivamente.
Pudiere pensarse en “meshica”, “mechica” o
“mexica”, los tres con pronunciación similar. La propiedad de estos nombres se
deriva de la antigua denominación que recibieron los integrantes del llamado
imperio azteca.
Bueno, también el gentilicio puede ser
legítimamente el de “azteca”, grupo étnico originario de un presunto sitio en
el norte continental llamado Aztlán (lugar
de garzas) que finalmente se plantó en el valle de Anáhuac o de México.
Como queda dicho, la dicha Ciudad de México
se halla asentada en el que originalmente fue el valle de Anáhuac (lugar junto
al agua), nombrado así desde la época precortesiana (o precuauhtémica, como la prefieren
algunos), de modo que el sustantivo que buscamos puede ser “anahuaquense”.
Y como la imaginación da para todo, hasta se
podría pensar en “mexicopolitano” (del nativo México y el griego polis, ciudad).