EN LAS CALIFORNIAS, LA CULTURA VA DE SUR A NORTE
A
finales de los años mil novecientos sesenta, el doctor Miguel León-Portilla decidió
ir a Baja California Sur, y en La Paz dictó dos conferencias sobre historia
californiana “que mucho interesaron a los sudcalifornianos”, como él mismo
informa en su libro La California
mexicana. Ensayos acerca de su historia. *
Fue entonces que, con carácter de director
del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, interrogó sobre la
ubicación del archivo de la entidad. Pasado el momento de confusión en que
todos se hicieron la misma pregunta, “alguien dijo que en la azotea de la
cárcel había un cuarto lleno de papeles viejos. Nos trasladamos allí
acompañados por quien era director de Acción Social, el profesor Armando
Trasviña Taylor y su colaborador Moisés Coronado […] Al llegar a la cárcel [en
el edificio Sobarzo] se nos asignó un preso ‘de confianza’ que nos condujo a
dicho cuarto. Entramos con él y vimos amontonadas decenas de legajos.”
De pronto el investigador encontró cierta
cantidad de papeles manchados de sangre: “Pregunté al preso […] si tal vez esos
papeles habían sido rescatados en alguna batalla. El preso sonrió y luego nos
dijo que allí […] se solía interrogar a los acusados. Cuando éstos no querían
hablar, se procuraba aviva su memoria a base de golpes. No era raro que en esos
interrogatorios los acusados llegaran a sangrar por nariz y boca. Los pobres,
añadió el preso de confianza, no teniendo otra cosa para limpiarse la sangre,
tomaban algunos de esos papeles para hacerlo. Por eso estaban manchados.”
El académico, su esposa y el funcionario del
gobierno territorial viajaron esa misma vez al sur y al norte de La Paz, hasta
cabo San Lucas, San Francisco Javier y Loreto. Gratamente impresionado por
hallarse frente a escenarios que hasta entonces sólo conocía mediante lecturas,
y de regreso a la capital sudcaliforniana, pudo platicar con Hugo Cervantes del
Río, gobernante culto -que BCS los tuvo algunas veces- que escuchó y aceptó
gustosamente la propuesta de que el instituto universitario a cargo del doctor enviara
a dos personas para el rescate, ubicación y organización del archivo recién
descubierto.
Las dos investigadoras comisionadas se
encargaron de su instalación en una parte de la Casa de la Cultura de La Paz,
en 5 de Mayo y Belisario Domínguez, y también asumieron la tarea de capacitar al
personal que en adelante se ocupó de atender el nuevo repositorio, que fue
inaugurado el 9 de mayo de 1969 por el gobernador Cervantes del Río.
Desde entonces los viajes (“entradas” les
llama él) de don Miguel a la antigua California se hicieron continuos, así como
su producción biblio-hemerográfica sobre ésta. En uno de ellos tuve oportunidad
de acompañarlo a conocer detenidamente cada una de las poblaciones misionales.
De ello explica que “ante rancheros, pescadores, maestros y gente en general del
pueblo di una charla sobre la historia de ese lugar y su significado para la de
Baja California y México.”
Cuenta también la anécdota de haber
preguntado al subdelegado de San Ignacio si en ese lugar se habían ofrecido
conferencias anteriormente, y su respuesta fue “Mire usted, yo ni sabía lo que
es una conferencia.”
En 1970 publicó en Excélsior un artículo que, reeditado localmente en un folleto, se
tituló Un nombre para el nuevo Estado:
Sudcalifornia, más de cuatro años antes de que ocurriese la conversión del
antiguo territorio en entidad de la federación mexicana.
Otra fase de las contribuciones de León-Portilla
constituyó su presencia en la mayor parte de las once Semanas de Información
Histórica que de 1981 a 1987 se efectuaron en la capital de BCS, y de la cual
resultó considerable cantidad de estudios que están esperando su reedición en
un volumen que integre a la totalidad de ellos.
El interés del ilustre erudito por esta
provincia le permitió luego establecer contactos con personas de los estados de
Alta y Baja California, a partir de los cuales comenzó a generarse un
importante movimiento que permitió, entre otros varios logros, la creación del
Centro de Investigaciones Históricas de la UABC, ahora instituto, y el inicio
de una labor editorial que prosigue hasta nuestros días.
Así que, como en los siglos XVI al XVIII en
que la historia, la cultura y la evangelización de las Californias se trasladaron de sur a norte, desde La Paz (1535) hasta San Diego (1769), la ruta de
beneficios del preclaro académico siguió ese mismo viejo camino.
Por eso pronto volverá el querido amigo a
recibir el homenaje que desde hace mucho tiempo (casi medio siglo, nada menos)
le debíamos los sudcalifornianos, y lo harán en nuestro nombre este mayo de
2016 la Universidad y el Congreso de Baja California Sur, la Antigua
California.
*
Miguel León-Portilla, La California
mexicana. Ensayos acerca de su historia, UNAM-UABC, México, 308 págs.,
1995.