EL NOMBRE DE
CALIFORNIA*
Por Pablo L. Martínez
El origen del nombre que lleva nuestra península ha sido
debatido ya por distinguidos historiadores. Sin embargo, daremos aquí nuestra
opinión: California se llamó al principio a la región de Santa Cruz, donde se
estableció Cortés en 1535, y después a todo el territorio comprendido de ahí al
sur, hasta cabo San Lucas. De lo primero da razón Francisco Preciado cuando
dice, en su crónica de la expedición de Ulloa: “Habiendo salido de Santa Cruz
el 29 de octubre, el 10 de noviembre nos encontramos a 54 leguas de
California”. Si comparamos lo que aquí apunta Preciado con lo que dice Ulloa en
su relación personal encontramos que Santa Cruz y California son la misma cosa,
pues éste afirma que había 50 leguas desde Santa Cruz hasta la punta austral.
Lo que se muestra
en las primitivas crónicas claramente es que fue la gente de Cortés la que
bautizó a la península con su nombre actual, aunque no de manera oficial, sino
como una especie de mote brotado de la tropa, por alusión a la ficción
contenida en Las sergas de Esplandián,
a la que tantos autores se han referido por un lado; y por otro, a la leyenda
de Cihuatlán, que recogieron los capitanes españoles en la conquista de Colima
(carta al emperador en octubre de 1524), en la que se hacía referencia a una
isla poblada solamente de mujeres y muy rica en perlas y oro. El padre
Segismundo Taraval nos dice, respecto a lo segundo, que se llamaba California
por antonomasia a la tierra firme adyacente al trópico de Cáncer, es decir, a
lo comprendido de La Paz al sur. La mayor parte de los escritores que tratan
del asunto han descartado ya aquello de cálida
fórnax, por no ser verosímil.
*En Pablo L. Martínez: Sergas californianas,
por Aidé Grijalva, Max Calvillo y Leticia Landín, UABC, 2006, México, pág.
73.