Este recinto cívico del pueblo de Baja California Sur fue
creado por iniciativa del gobernador Alberto Alvarado Arámburo, que se plasmó
en el decreto publicado el 28 de febrero de 1985 por el Congreso estatal.
Desde entonces han
sido reinhumados en la Rotonda (en orden de colocación de sus restos mortales):
* El Gral.
Manuel Márquez de León, Defensor de la soberanía nacional contra la
intervención norteamericana y el filibusterismo en la península de B. C., de la
República al lado del presidente Benito Juárez, y uno de los precursores de la
Revolución Mexicana.
* La educadora Rosaura
Zapata Cano, promotora de la educación preescolar en nuestro país.
* El maestro Domingo
Carballo Félix, figura señera del normalismo en BCS y de la defensa de los
valores de la Sudcalifornidad.
* El profesor Jesús
Castro Agúndez, promotor de los albergues escolares en México y prolífico
escritor costumbrista.
* Don Ildefonso
Green Ceseña, luchador por la República, la Reforma y la Revolución en esta entidad
meridional de la península de Baja California.
* El Gral. Agustín
Olachea Avilés, combatiente por la Revolución Mexicana, gobernador de ambas
entidades de esta península, presidente nacional del PRI y jefe del Ejército
Mexicano.
* Y el profesor
Pablo L. Martínez, precursor de la investigación histórica sobre las
Californias y autor de obras clásicas, fundamentales e imprescindibles para el
conocimiento del pasado de la California mexicana.
Ellos son personajes
de la historia regional que en conjunto compendian el empeño de las mujeres y
los hombres de esta tierra mexicana en la educación, la cultura, la lucha por
los principios y la legalidad, la política y el servicio público.
A reunirnos aquí
nos convoca con frecuencia, en efemérides de la agenda de nuestro civismo, la reverencia a quienes
dejaron cátedra permanente de dignidad, afán, convicción y responsabilidad
frente a las demandas de su pueblo y a los requerimientos de su tiempo.
Constituye el espacio en que la comunidad de BCS puede
verse cotidianamente a sí misma, como lo que fue pero también como lo que
quiere ser.
Así el pasado nos
acompaña en el presente, no como fardo de la memoria colectiva sino como acervo
que estimula para construir mejor y más pronto el porvenir que deseamos y por
el cual se trabaja denodadamente en esta sociedad.
Una visita a
este santuario laico deviene sentimiento que acerca de modo especial al
espíritu sudcaliforniano.
Valga la
oportunidad para invitarnos a conocer y compartir esa emoción.