ADHESIÓN CALIFORNIANA
Los desatinos y excesos del gobierno de Antonio López de
Santa Ana impulsaron al viejo luchador por la Independencia de México, Juan
Álvarez, y a otros como Florencio Villarreal e Ignacio Comonfort, a emprender
la Revolución de Ayutla, Guerrero.
El 6 de
septiembre de 1855 fue reconocido en La Paz, Baja California Sur, el plan de
Ayutla, sustento político de aquel movimiento.
Era por
entonces, desde marzo anterior, jefe político de esta California el general
José María Blancarte, jalisciense y prominente santanista.
El artículo
cuarto del documento mencionado señalaba que “En los estados en que fuere
secundado este plan político, el jefe principal de las fuerzas adheridas [...]
acordará y promulgará [...] el estatuto provisional que debe regir en su
respectivo Estado o Territorio [...]”
En base a ello,
una vez triunfante la rebelión fue reinstaurada la Diputación Territorial, que
a finales del mismo año decretó el Estatuto
Orgánico del Territorio de la Baja California.
Dicha
legislación permitió la elección democrática de gobernador, que resultó ser
José María Gómez. Era la primera vez que se concedía a los ciudadanos de la
California Mexicana la oportunidad de elegir mediante su voto al ejecutivo
local.
Gómez debió
entregar el cargo el 3 de septiembre de 1856 en que, por acuerdo de Comonfort,
el nuevo presidente, lo asumió otra vez el conservador Blancarte.
157 años después
repasamos esta lección histórica para traer al presente el valor de la
disposición permanente de los californios a participar con determinación cívica
en la vida democrática de la nación.
(Imagen:
guerrerocultural.blogspot.com/)