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WELCOME TO TIJUANA
(Presentación el jueves 23 de febrero de 2012 en el Centro Cultural La Paz)

Es éste un buen libro. Pero debo empezar confesando que cuando fui invitado a participar en su presentación, el título me produjo desconfianza y el prejuicio de que se trataba sólo de una edición promocional del turismo para aquella ciudad norteña de nuestra California mexicana.
Igualmente temí que, como pudiera esperarse de una publicación destinada a alentar el turismo hacia esta región, estuviese plagada de “baja” por aquí, “baja” por allá y “baja” por todas partes. Afortunadamente no es así, ya que, con excepción de algunas sinrazones sociales y un dislate del traductor en la página 15, todas las referencias a las dos entidades de la península, y a la península misma, se hacen sin escamoteos de su nombre original de California.
Ya en posesión física del volumen, la primera impresión –la que cuenta- es el prólogo, intento de poema de José Galicot que habla favorablemente del espíritu que animó la concreción de este proyecto bibliográfico.
Independientemente de la cuidada calidad de la edición, de la oferta bilingüe del texto y de que efectivamente cumple su objetivo promotor del interés por Tijuana -que es para los visitantes potenciales pero con dedicatoria explícita a sus propios pobladores-, el volumen se halla integrado por una importante cantidad de páginas que se refieren a su historia.
Historia joven, es cierto, nutrida de acontecimientos que han ido conformando a la sociedad tijuanense de nuestros días en una especie de crisol en que se han fundido personas, hechos y cosas de los más diversos orígenes.
Conocer el pasado y la actualidad de Tijuana deviene necesariamente aprecio por el empeñoso afán de quienes la convirtieron en la urbe del millón y medio de habitantes que ahora es. Este libro ayudará a hacerlo si a la sincera intención de su autor Álvaro Montaño Rubio puede aunarse la voluntad política de difundir la obra como texto en los centros escolares de Baja California, primordialmente para los estudiantes que ahora pueblan el antiguo rancho de la tía Juana, que por su parte es un mito tal vez, mas qué es la identidad sino un cúmulo imprescindible de mitos, ritos y símbolos.
Es éste un libro evidentemente hecho con cariño por Tijuana, tanto que pudiere parecer excesivo al grado de mostrar minucias interesantes como la de los nombres de ciudades del mundo cuyos nombres inician con “T” y tienen igualmente siete letras, o los otros nombres que ha recibido la ciudad en el transcurso de su existencia, entre ellos “Tiguana”, que es igual que el de “San Andrés Tiguana”, como bautizó el jesuita Clemente Guillén a un sitio de camino entre Loreto y La Paz en 1720.
Éste constituye también un libro de descubrimientos: Tijuana es punto de encuentro entre la historia y el futuro, gozne entre Latinoamérica y el universo anglosajón, entre el primero y el tercer estatus del desarrollo económico, la cultura y la civilización, la antigüedad y la postmodernidad, entre dos visiones del mundo y de la vida. La Sociología debería preguntarse (o tal vez ya lo hizo) si ello tendrá derivación traumática para los tijuanenses o se han adaptado de alguna manera o integralmente a la circunstancia permanente de existir pensando, estando, queriendo y siendo en español, inglés y lengua indígena.
Libro hecho sin duda con alegría, optimismo y orgullo filial, sus últimas palabras son para recordarnos, como especie de corolario, que “Tijuana es ciudad heroica.”
Lo creemos también, sin regateos.