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ANIVERSARIO DEL MUNICIPIO SUDCALIFORNIANO

El martes 25 del pasado octubre, el diputado Juan Alberto Valdivia presentó ante el pleno del Congreso del Estado, la iniciativa con proyecto de decreto para que 2012 sea designado “Año del XL Aniversario del Municipio Libre en Baja California Sur”. Dicha propuesta pasó a comisión y a esta fecha aún está en proceso de dictamen.
Más que para convocar a una simple conmemoración, se advierte en el ánimo del legislador la finalidad de llamar la atención acerca de uno de los sucesos medulares de nuestra existencia política como fue la reinstauración de la vida municipal en la entidad después de cuarenta y tres años de haber sido cancelada para el Distrito y los territorios federales.
Por obra y gracia de un decreto nugatorio de los más elementales derechos civiles, a partir de 1929 quedó borrado de la administración pública de la ciudad de México, Baja California Sur y Quintana Roo todo lo referente a la municipalidad, célula básica de la organización política mexicana.
Quedamos entonces en la penuria casi total, sujetos a ver atendidos nuestros afanes de mejoramiento comunitario en siete delegaciones de gobierno, cuyos titulares fueron desde entonces designados por los gobernadores del territorio, con precaria autoridad y máxima dependencia de éstos, hasta que el presidente Luis Echeverría, dispuesto a reintegrar a los sudcalifornianos un poco de su dignidad cívica, dispuso en 1971 el restablecimiento de los municipios en esta media península.
Previamente, el gobernador Hugo Cervantes del Río había alentado durante su gestión (1965-1970) el ejercicio electoral mediante comicios para la designación plebiscitaria de delegados de gobierno, que resultaron prácticas preparatorias muy útiles para la etapa que vendría enseguida.
Correspondió al ingeniero Félix Agramont Cota, apenas en el primer año de su responsabilidad como titular del ejecutivo local (1970-1975), disponerlo todo para el inminente cambio que no sólo habría de ser político y administrativo sino básicamente de las estructuras mentales de una sociedad que a su pesar había perdido el hábito de emitir el voto para la designación de las propias autoridades primarias, con excepción de un diputado federal cada tres años.
Y entonces un grupo designado por el gobernante, en el que se hallaba el autor de esta nota, se dedicó a recorrer el territorio del Territorio para informar, despejar dudas, responder inquietudes y convencer de las bondades de la nueva estructura gubernamental. Hallamos resistencias y objeciones pero en mayor medida el entusiasmo y optimismo que eran de esperarse de un pueblo históricamente acostumbrado a participar de manera directa en la conducción de su propio destino.
Por fin, el 1 de enero de 1972 quedaron instalados los tres primeros ayuntamientos de La Paz, Comondú y Mulegé, con espacios y recursos suficientes para subvenir a sus requerimientos primordiales de servicios y atención a las comunidades respectivas.
Posteriormente serían creados los municipios de Los Cabos y Loreto, cuyos ayuntamientos tomaron posesión respectivamente el 1 de enero de 1981 y el 19 de octubre de 1992, como consecuencias de las demandas de esas poblaciones que se convirtieron en sendas iniciativas de los gobernadores Mendoza Arámburo y Liceaga Ruibal.
La iniciativa del diputado Valdivia Alvarado expone en sus motivos que por ser el municipio “la unidad sociopolítica de mayor contacto de la ciudadanía, es una figura que en la actualidad necesita ser reconocida…”
Expresa que, para ello, las tres instancias gubernamentales y los ayuntamientos del estado “podrán diseñar, promover y llevar a cabo programas de estudio crítico, análisis y conmemoraciones durante el año 2012, para dar a conocer a la sociedad sudcaliforniana lo importante y lo trascendente de vivir hoy en día en un municipio libre.”
Es decir que el año próximo podrá ser periodo propicio para llevar a cabo toda clase de acciones destinadas a revisar lo que ha sido, lo que es en la actualidad y lo que queremos que sea el municipio en nuestro devenir político, social, económico, educativo, cultural y de toda índole.
La iniciativa, de aprobarse, abrirá oportunidad de instalar un foro de análisis, por lo menos en este cuadragésimo aniversario, acerca de lo que hemos logrado en materia municipal, en lo que ha habido omisiones y errores, en todo aquello que nuestra naturaleza imperfecta puede superar para el óptimo desarrollo de estas colectividades que, en resumen, desde cualquier punto de vista, merecen recibir lo justo por sus afanes, dedicación y trabajo, con perspectivas mejores de desarrollo en todos los órdenes y a todos los plazos.