“El peligro es que, si la gente está satisfecha,
no existe la exigencia social de mejorar
los estándares educativos.”
Eduardo Lora, economista del BID,
coordinador de la encuesta Gallup
sobre educación en Latinoamérica.
El secretario de Educación Pública de Baja California Sur declaró recientemente que, en un encuentro con autoridades educativas de los Estados Unidos, “pudo constatar –según la nota periodística- que la educación de nuestro país es ejemplo en su sistema de operación…”
Pero antes explicó que “sin duda el sistema educativo del país [México] es ejemplo internacional.”
Además informó “que acudió a Washington a invitación… de la SEP federal, quien seleccionó a BCS entre los seis estados que, por ser de los más avanzados en la aplicación de tecnologías en educación básica, fueron seleccionados para participar en esta visita diplomática [sic] educativa.”
Una constancia del avance tecnológico sudcaliforniano es, según el titular del ramo, el hecho “de que ya se impartan clases de inglés en las primarias de los municipios de Los Cabos y La Paz”.
El funcionario aseveró que “se dijeron complacidas las autoridades educativas de los Estados Unidos [en el sentido] de que el nivel bachiller [sic] sea obligatorio en la educación de México…”
Debió aclararles que, por tratarse de una reforma constitucional, la obligatoriedad de la educación media superior necesita el respaldo de al menos 17 congresos estatales para entrar en vigor, así que esto aún está en espera de ser decretado para empezar a funcionar. Luego tendrá que saber cómo y con qué, ya que probablemente la operatividad de las preparatorias del estado quedará bajo su jurisdicción.
Motivo central de esta visita, al decir del secretario, “se originó con la HDT”, el programa de tecnologías donde [sic] el vecino país también nos informa el uso de tecnologías en materia educativa.
HDT –para los lectores despistados- es un programa de la SEP nacional, cuyas iniciales significan Habilidades Digitales para Todos; su naturaleza puede ser analizada en http://www.hdt.gob.mx/hdt/hdt/que-es-hdt/.
A continuación se antoja preguntar si acaso los seis estados seleccionados “por ser de los más avanzados en la aplicación de tecnologías en educación básica” son los gobernados por el PAN: Baja California Norte, Baja California Sur, Guanajuato, Jalisco, Morelos y Sonora.
De entrada habrá que revelar al guía de la educación sudcaliforniana que no toda reunión internacional es de carácter diplomático.
Necesitamos preguntarle qué información posee, desconocida por el resto de México, acerca del avance tecnológico del país, y en particular de Baja California Sur, porque, hasta donde sabemos, vivimos un enorme rezago en ese campo de la educación pública.
Y en los otros también, dicho sea de paso.
Tenemos el deber adicional de hacerle saber que el idioma inglés se enseña desde hace mucho tiempo en base a los planes de estudio de educación secundaria, aunque con resultados precarios, y en buena parte de las escuelas primarias privadas.
Para el conocimiento del triunfalista administrador de los recursos federales en la SEP estatal, HDT constituye un sucedáneo poco afortunado de la Enciclomedia foxista, ya que hay académicos como Alma Rosa Alva de la Selva, investigadora de la UNAM, que desde que apareció pronosticó su inoperatividad (El Universal, 25 de mayo de 2010: “Especialistas auguran fracaso del programa HDT”), por el temor de “que no se resuelvan las cuestiones de fondo para justificar un gasto millonario.”
Nada menos que de 24 mil millones de pesos, en el cual quedan incluidos los viajes de servidores públicos como el señor secretario estatal, obviamente.
La Universidad de California en Berkeley, por su parte, “analizó el HDT y advirtió el recelo e ignorancia de los maestros en el uso de equipos de cómputo…” Y de los funcionarios encargados de promover el progreso educativo, se debería añadir.
Pero lo que sí no tiene manera de ser entendida es la creencia de que la educación básica anda tecnológicamente bien en México y nuestra entidad; es una manera simple de engañarse y una forma innoble de pretender engañar. Mientras las autoridades piensen que vivimos en la opulencia educativa estaremos lejos de alcanzar los estadios de desarrollo, bienestar, empleo, seguridad, servicios y todo lo demás que necesitamos, reclamamos y merecemos.
Es imprescindible asumir una actitud exigente frente a tanta deficiencia educativa y de quienes la dirigen. Como dice Andrés Oppenheimer en el párrafo final de su libro ¡Basta de historias!: “No hay ninguna tarea más urgente para el futuro de nuestros países y de nosotros mismos. Todo lo demás son historias.”
Como la de nuestro secretario.