CONMEMORACIÓN

ANIVERSARIO 524

En la octava Semana de Información Histórica de BCS, el historiador jalisciense Juan Miguel Toscano dio una conferencia con el título de “Colón y California”, que comenzó por referirse a las probables lecturas previas del descubridor genovés que le inclinaron a creer más en los textos fantásticos que en los libros aportados por los hallazgos científicos de la época y en los propios conocimientos que adquirió en su vasta experiencia como piloto y cartógrafo.

Todo ello al punto de negar que había encontrado un mundo nuevo en lugar del que quería hallar, o sea las indias occidentales, conocidas desde los siglos XIII y XIV por Marco Polo en sus viajes hacia el oriente, de los que informó en su Libro de las maravillas del mundo.

En fin que, como asevera Toscano, “ni en su lecho de muerte aceptó la existencia de un nuevo continente, y pasó a la eternidad con su error, aunque la historia le reconoce como el descubridor de un mundo que él nunca quiso descubrir.”

El mismo autor sostuvo en su exposición que hizo más mella en don Cristóbal el antiguo mito de las amazonas que, “encabezadas por su reina Calafia, se introduce en el pensamiento hispánico del Renacimiento, época de grandes descubrimientos y subsecuentes conquistas a través de la literatura caballeresca, que tanta importancia tiene en el pensamiento de los descubridores y conquistadores del Nuevo Mundo colombino.”

Y sostiene que esta misma leyenda influyó en Colón, pues pueden hallarse, en sus propios escritos, alusiones “sobre estas huidizas hembras y su reina, al asegurar… que estas bravas guerreras se escondían primero en algunas islas del Caribe y otras en algún lugar de tierra firme”, al grado de que, por esos comentarios expresados durante su regreso a España, Garci Rodríguez de Montalvo “decidió incluir en su obra Las sergas de Esplandián a esta mítica personalidad y a su fantástica isla.” O sea California.

Añade el conferenciante que “Colón y sus comentarios, afirmaciones e ideas, era el hombre de moda del momento y supo así aprovecharlo el novelista, sin pensar que, a partir de ese hecho, California y Calafia se van a convertir en motivo de continua búsqueda, junto con el estrecho de Anián, las fantásticas islas de Oro y Plata y la legendaria Cíbola” de los exploradores que le siguieron.

Y afirma que dicha leyenda continuó estimulando el interés hasta el siglo XVI, de conquistadores como Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Nuño Beltrán de Guzmán, Francisco de Orellana e incluso eruditos de la época.

“Las amazonas de Calafia y su mítica California –sigue diciendo— pasarán así a formar, junto con los otros ya citados libros, fuentes formales del acervo del descubridor y luego de los conquistadores españoles.”

Hasta aquí don Juan Toscano y García de Quevedo.

Ahora sabemos que el primero en aplicar el topónimo de California a un punto concreto del planeta, fue el cronista Francisco Preciado, que en el transcurso del viaje dispuesto por Cortés y comandado por Francisco de Ulloa en 1539, escribió esta mágica denominación para referirse al territorio meridional de la península, ahora llamado con el larguísimo nombre de Baja California Sur.