EFEMÉRIDES SUDCALIFORNIANAS

CONMEMORACIONES DE LA SEMANA



El 15 de agosto de 1920. Se efectuó la jornada electoral que favoreció al paceño Agustín Arriola Martínez como gobernador del distrito Sur de Baja California. Para ocupar ese cargo debió renunciar al de primer regidor del ayuntamiento de La Paz. El plebiscito que lo llevó a la gubernatura fue decidido por el presidente interino de la República Adolfo de la Huerta, 
quien le expidió el nombramiento respectivo el 21 de septiembre siguiente. 
El gobierno del señor Arriola, durante cuatro años, estuvo marcado por la honradez, la eficiencia, el orden administrativo y el impulso a la educación tanto como a los sectores productivos de la media península.

El 16 de agosto de 1824. Fue firmada en Loreto el acta de adhesión de la Baja California a la República Federal “habiéndose advertido a todos en general mucho regocijo por tan fausto y deseado día, que no cesaban de prorrumpir alabanzas y encomios en favor de los instrumentos de tan adaptable y beneficioso sistema...”

 El 17 de agosto de 1972. Murió en La Paz el maestro Domingo Carballo Félix, al término de una fértil existencia signada por la vocación magisterial y la defensa de los valores de la Sudcalifornidad. Realizó los estudios docentes en la Escuela Nacional de Maestros, ejerció la enseñanza en su entidad nativa, fue maestro fundador de la escuela Normal Urbana de La Paz, de la que durante varios años ejerció el cargo de director y que desde 1986 lleva su nombre. Los restos mortales del maestro fueron reinhumados en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres.


El 19 de agosto de 1825. El jefe político José María de Echeandía expidió en San José de Comondú el Reglamento para el reparto de tierras, cultivo, cosecha, contribuciones a los párrocos y nombramiento de alcaldes auxiliares en las misiones de la Baja California, con efectos para las dos Californias peninsulares, mediante el cual pretendía, como buen liberal que era, recoger algunas tierras para darlas en explotación por cuenta propia a los indios y mestizos, lo cual causó, naturalmente, gran disgusto entre los religiosos dominicos que aún ejercían en la Antigua California.