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DE REFORMAS Y LICITACIONES

El ayuntamiento de La Paz ha publicado convocatoria en el ámbito nacional para seleccionar a quien será nuevo director del instituto de Planeación Municipal.

Ya vimos que la Constitución Política del Estado acaba de sufrir nueva reforma para hacer posible la concesión del cargo de procurador estatal de Justicia a un personaje de procedencia extra estatal, carente de oriundez y residencia mínima en esta entidad federativa.

Ahora se trata de licitar (hacer lícita, legalizar) la posibilidad de que llegue otro individuo foráneo a ocupar un cargo público local, pues en el documento resplandece por su ausencia el requisito de ser ciudadano sudcaliforniano. Si bien una de las bases especifica que los aspirantes deben “preferentemente” conocer la problemática del desarrollo social, urbano, económico y medioambiental del municipio paceño, el documento deja claro que, para los efectos previstos, se puede franquear tranquilamente esa condición.

Sin embargo, conviene recordar el texto del artículo 30 de la Constitución estatal, el cual dispone que “Los sudcalifornianos serán preferidos para toda clase de concesiones y para todos los empleos, cargos o comisiones del gobierno en que sea indispensable la calidad de ciudadano.”

En ambos casos ha quedado evidente la convicción que poseen los convocantes, de que Baja California Sur se halla desprovista de profesionales aptos para encargarse de tales áreas de la administración pública. Quedan descalificadas, “ipso facto” (por ese mismo hecho), las instituciones regionales de educación superior en la formación de gente capaz de cubrir las referidas vacantes, o quienes, siendo sudcalifornianos, se tomaron la molestia de realizar estudios fuera de la entidad.

En las dos circunstancias, también, hay un trasfondo de subestimación a valores, derechos y natural prioridad de los ciudadanos que han nacido, permanecido y sobrevivido en esta tierra.

De ninguna manera sugiere la presente nota el regreso a las antiguas luchas de este pueblo (aunque sería oportuno repensarlas), integradas ya a su historia, sino sólo de llamar la atención acerca del respeto que se debe (o se debiera) tener y ejercer, principalmente por sus autoridades, hacia una sociedad que se pudiere sentir lastimada con las medidas de referencia.


Nos queda de tarea.