EFEMÉRIDES DE LA SEMANA EN BCS



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ACTUALIDAD

ACONTECIMIENTO EXTRAORDINARIO  

Semana de armonía prodigiosa entregó a su creciente público la Sala de Conciertos de la Escuela de Música de La Paz, Baja California Sur, del lunes 19 al sábado 24 de este octubre (2015), con el título de “VI Festival Internacional de Música de Concierto”, bajo la dirección artística del maestro Jósef Olechowsky, con participantes de primer nivel de (en orden alfabético) Azerbaiyán, Cuba, España, EUA, Finlandia, Israel, México, Panamá, Polonia, Rusia y Ucrania.

   La primera noche se desarrolló con el tema de “Pasión por el canto” en que fueron ofrecidas arias de ópera, zarzuela y del cancionero mexicano, a cargo del tenor José Luis Ordóñez y el barítono Carlos Sánchez, de voces privilegiadas y talentos óptimamente cultivados. Un real banquete (o banquete real) para la sensibilidad y la emoción.

   El martes, el cautivado público que colmó cada noche el recinto disfrutó con el programa de grandes “adagios”, con nueve obras de una irreprochable selección de expertos.

   El miércoles fue de espléndido nacionalismo musical mediante el estreno mundial de “Canasta de frutas mexicanas”, de Jesús Echevarría, con cuarteto de cuerdas, jarana –tocada por el propio autor-- y la estupenda soprano Lourdes Ambriz. Fue un obsequio invaluable de nuestros compatriotas huastecos, de México “y de otros lugares del mundo”, ya que el conjunto instrumental estuvo integrado también por maestros de Europa y Latinoamérica.

   Al final de esa noche hubo oportunidad de recordar que el 21 de octubre de 2014, exactamente un año antes, en la misma sala tuvo lugar el estreno de la suite “La Paz”, dedicada a la capital sudcaliforniana por el pianista polaco Jósef Olechowsky, quien acompañado del violinista Kazimierz del mismo apellido, hizo el preciado regalo a los paceños. En aquella ocasión fue puesto a disposición del público el respectivo disco compacto, y quienes deseen disfrutar la obra por primera vez o gozarla de nuevo pueden todavía hacerlo en el sitio olatv.com.mx de la red digital.  

   El jueves fue “Hacia el Oriente” a través de “ragas” de la India y ejecución de composiciones judías; las primeras consistieron en media hora de cítara y percusiones francamente ajenas al oído de muchos de los asistentes, como el de este cronista, pero las segundas (“Klezmer”) lograron levantar el ánimo.

   El viernes se constituyó en halagadora sorpresa: tres paceños veinteañeros formados en la escuela de Música de BCS y con una ya extensa trayectoria fuera del estado y el país, maravillaron con su desempeño; en el piano Rodolfo Henkel Guerrero, y en sendos violines Frangel López Ceseña y Rodrigo Lluch Sicard, mediante interpretaciones impecables de partituras con alto grado de dificultad.

   Y el sábado quedó a cargo de la Orquesta Filarmónica de Baja California Sur, que bajo la dirección del maestro Armando Torres Chibrás llevó al auditorio el genio de Joaquín Beristáin, Antonin Dvorák, Amadeus Mozart y Arturo Márquez. La orquesta, de 26 miembros, tiene entre ellos a nueve damas, curiosamente todas en el grupo de cuerdas, entre violines, violas y violonchelos. El conjunto, que aún se presenta como proyecto, es ya portentosa realidad a los ojos (y oídos) de un público que aumenta en número, que justamente exige y espera cada vez mayor calidad.

   Ese mismo público empieza a exigir también, por ejemplo, que se comience a poner como condición de ingreso a la sala un vestuario y calzado que vaya más allá de los “shorts” y los huaraches, que es con lo que llegan ataviadas algunas personas que en sitios similares de su patria tienen prohibido el acceso. La postmodernidad, en su sentido de “falta de compromiso social”, debe tener limitaciones, quiérase o no.

   En el reverso de los boletos de entrada a la sala puede leerse que “No está permitido apartar lugares”, y en algunas sesiones hallan los asistentes que determinados asientos están apartados, o reservados para personas del mundo oficial, lo cual contradice la norma, a menos que se haga la especificación respectiva: “excepto para funcionarios públicos”. Y todo el mundo conforme.

   Otra disposición expresa que “Sólo se podrá acceder o abandonar la sala durante los aplausos o intermedios”, pero finalmente se ve que cada huésped entra y sale a la hora que le viene en gana, sin que haya quién deba evitarlo. Todo queda, pues, al buen criterio de quienes verdaderamente lo tienen.

   También las directrices del lugar indican: “Límite de acceso a la sala 15 minutos antes de iniciar el evento [sic]”, y se ha visto entrar a ese espacio a individuos que, aparte de llegar tarde y permitírseles entrar (en clara infracción a lo dispuesto), en vez de permanecer con prudencia en espera del intermedio o el aplauso (a los artistas), se ponen ruidosa y desconsideradamente a buscar, escoger y ocupar butacas al son del culposo “con permiso, con permiso”.

   El supuesto es que se concede “Acceso sólo a niños mayores de 7 años”, pero si los chicos carecen de una mínima preparación musical o la simple advertencia de “portarse bien”, se dedican, durante toda la función, a interrumpirla con movimientos y contorsiones fuera de lugar, idas al baño, comentarios al adulto acompañante, empleo del móvil y otras cosas, lo cual es verdadera molestia para los demás.

   Hay gente que parece ir a los conciertos exclusivamente a toser, porque tiene accesos naturales y periódicos (por lo cual se debiera eximir de asistir); porque posee la convicción de que es inmerecida la atención que se concede a la música para ser cabalmente escuchada y alguien debe interrumpirla; o porque sufre rechazo o miedo al silencio, técnicamente llamado sedatofobia.

   Existe otra clase de sujetos que aplaude por todo, y lo hace al primer violín cuando entra simplemente para dar la primigenia nota que guía la afinación, palmea cada uno de los movimientos o partes de la composición, cuando entran los músicos y el director (o sea antes de saber si cumplirán bien su cometido), hasta el esplendoroso final.


   De cualquier manera, procuremos merecer los afanes de Luis Peláez, de Iván Hallal y de Armando Torres por continuar teniendo nuestra Sala de Conciertos en continuo crecimiento artístico, esta prestigiosa Escuela de Música en alta estima social, y la Orquesta Filarmónica para orgullo y prez de Baja California Sur.

CRÓNICA HUÉSPED

DISCURSO PRELIMINAR

Por Manuel Márquez de León*

Consagrado desde mis primeros años al servicio de la patria, todos mis esfuerzos se han encaminado siempre a un fin preferido, a su felicidad; y como me ha tocado en suerte vivir en una época desgraciada, donde la virtud no es favorablemente acogida por la generalidad de mis compatriotas, he tenido que sufrir mucho. Frecuentemente me han tratado de visionario y loco todos aquellos que sólo saben rendir culto al interés privado. Nada he podido adelantar en la vida política porque son muy pocos los que quieren seguir una bandera que lleva por lema desprendimiento, y no se compra la adhesión con dinero contante.

   Larga ha sido mi carrera, y si se me abona el tiempo doble por las campañas que tengo hechas, podré contar tantos años de servicios como los que he vivido; pero si no he pasado de general de brigada, teniendo hoy por superiores a entidades que nada eran cuando yo mandaba en jefe una división, no me siento por ello con pesar o vergüenza, porque me anima la convicción de que esto ha sido por falta de fortuna o porque nunca he pretendido ascensos, y no porque mis merecimientos sean inferiores a los suyos. La opinión pública nos juzgará.

  Persuadido de que el origen de los males que pesan sobre mi país es la corrupción, ese veneno que mata la dignidad y envilece a las naciones, me he propuesto combatirlo con la pluma, ya que con un enemigo tan temible por su ruindad poco sirve la espada.

   Las virtudes cívicas son la base única sobre que los pueblos pueden levantar el edificio de su grandeza, y sin religión no puede haber virtud, sin virtud no hay patriotismo, sin patriotismo no hay libertad, y sin libertad no hay bienestar. Los esclavos no pueden ser felices, son unos desgraciados.

   Para elevar el espíritu he tomado a mi cargo la difícil tarea de defender la religión, fundándome en la ciencia y en el amor a la patria, pero mi obra es la del libre pensador, no la del fanático, por eso sujeto a un severo examen las más importantes materias, tanto en religión como en ciencias: y no dudo que las ideas nuevas que proclamo se creerán demasiado atrevidas por algunos, y absurdas por otros, pero suplico a los lectores prudentes las estudien con cuidado, y espero que así mereceré su indulgencia.

  Las circunstancias en que me hallaba cuando me ocupé de trazar el bosquejo que hoy presento, eran tan desfavorables que no se podía hacer otra cosa mejor, y antes de darlo a luz me habría ocupado de reformarlo, pero todavía en aquellos críticos momentos me obligó la desesperación a principiar otra obra que continuaré con mejores elementos, para que llene los vacíos que ésta deja, reservándome desarrollar en ella los pensamientos que aquí se inician. Hay asuntos que se han tocado tan superficialmente que por incompletos no han podido menos de quedar defectuosos; y que por ser de no poca importancia les voy dando en mi nueva obra mayor ensanche,

   Cuando escribí las cartas para Mr. Camilo Flammarión, que van por apéndice, era yo un rebelde, me hallaba en el rancho de los Algodones esperando ser atacado por las fuerzas del gobierno, y no era aquel el tiempo más a propósito para tales trabajos. Después hice algunas adiciones que son todavía muy insuficientes, pero habiendo cambiado mi situación podré en adelante, con presencia de los autores más acreditados, volver a ocuparme del asunto más tranquilamente, y quizá con mejor éxito.

   Uno de los objetos principales que me propongo es demostrar a mis conciudadanos que pocos defectos se pueden comparar con la falta de criterio, por lo graves peligros que trae consigo la ligereza en admitir lo que se dice o se escribe, sin examinarlo antes con prudencia y madurez; porque para eso nos ha dado Dios la inteligencia y la libertad de pensar, y es necesario tener en cuenta el poco escrúpulo con que hoy se oculta la verdad y se sacrifica el bien público al mezquino egoísmo. Cada escritor dice, con el mayor aplomo, que sus que sus pensamientos o sus hombres son los únicos que pueden salvar el país, tomando en la acepción de esta palabra lo que les conviene.

   Yo he dado en la manía de amar a mi patria con desinterés, de trabajar por ella de buena fe, y acepto el calificativo de loco; y de un loco bastante raro en estos tiempos, cuando es tan difícil que tal locura exista.


* Introducción a su libro En mis ratos de soledad, Tip. de J. Bardier, México, 1885, reeditado en 1977 por el Patronato del Estudiante Sudcaliforniano, y en 2014 por el Archivo Histórico “Pablo L. Martínez”, de Baja California Sur.

ESPACIOS NÚM. 7


                              La serie Sudcalifornia: nuestra historia, puede verse en 
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ACTUALIDAD

FALTA INJUSTIFICADA


   En su reunión de trabajo del miércoles 7 de marzo de 2012, el grupo “Reflexión” dio su asenso al texto de la carta que acordó hacer llegar al por entonces titular del ejecutivo de Baja California Sur, a fin de expresarle la preocupación porque de 1999 hasta entonces se había carecido, entre los colaboradores de ese poder, de un cronista que tuviese a su cargo la difusión de los asuntos de la historia y el presente de esta media península que, como se sabe, nutren el saber y la pertenencia de nuestra sociedad.

   Agrega el documento que, en esa virtud, y debido a los evidentes servicios que tal ocupación cumple en las tareas para vigorizar los valores culturales y cívicos de la población, es que el mencionado colectivo tomó la decisión de manifestarle su interés por la significación que tiene para la administración pública la asesoría, el estudio y la promoción de una persona con esa materia de trabajo.

      Cronista es, según el diccionario de la Academia, el “autor de una crónica, persona que tiene por oficio escribirla”, pero como esto no deja muy claro el asunto, se puede acudir a otra fuente como Wikipedia, que explica el término en relación al “escritor que compila y redacta hechos históricos o de actualidad. Hasta la época de la Ilustración era un equivalente de historiador, y ocupaba un cargo oficial para desempeñar estas funciones.” (http://es.wikipedia.org/wiki/Cronista)

   Concluía la carta expresando al gobernante la confianza de que, coincidiendo con tales inquietudes, dispondría que en un plazo breve fuese  reiniciado el importante quehacer a que se hace referencia, lo cual quedó sin ocurrir por razones fácilmente entendibles, de ningún modo justificables.

   La loable costumbre de que esta entidad cuente con un cronista oficial (porque ha tenido muchos sin ese puesto en todas sus épocas) arranca desde hace más de cuarenta años cuando el gobernador Félix Agramont Cota nombró con ese carácter al profesor Jesús Castro Agúndez, a quien sucedieron el doctor Francisco Javier Carballo, don Alejandro D. Martínez y el autor este artículo, que tuvo tal responsabilidad estatal y la continuó ejerciendo en el ámbito paceño desde junio de 2011 por invitación de la presidenta municipal Esthela Ponce Beltrán.

  A este respecto quiero adelantar la mejor disposición de compartir la experiencia de tres lustros adquirida en esos menesteres y colaborar, si así se requiere, con quien reciba la designación según recomendó atinadamente la mencionada agrupación ciudadana.

CRÓNICA HUÉSPED

VINO CALIFORNIANO

Por Miguel del Barco*

“Ya que en este lugar hemos referido el modo de recibir y abastecer en la California al galeón de Filipinas, advertiremos también a los lectores que no extrañen el que no se haya hecho mención alguna de vino entre las provisiones que se les entregaban, no obstante saberse que en la California se hace bastante de este género.

   Es verdad que se hace algún vino, mas no en todas las misiones, y particularmente en el sur no se hace vino porque, aunque se ha intentado, sale tan malo que con dificultad se puede beber.

   Tampoco hay vino en las misiones que se siguen caminando hacia el norte, que son las de la nación guaycura, porque no tienen agua para el riego que necesita una viña o un parral, como todo cuanto se planta o se siembra en toda esta península.

   Solamente en las misiones de la nación cochimí, desde Loreto para el norte, en las más de las misiones que son San Javier, San José de Comondú, La Purísima Concepción, San Ignacio y Santa Gertrudis han probado bien las parras y suele salir el vino bueno, aunque mucho se pierde y avinagra.

   Los padres de estas últimas naciones envían algún vino de regalo o de limosna a los otros padres que no lo tienen; mas como las distancias son tan grandes, especialmente respecto de los del sur, y pocas veces se logra embarcación que haya de llegar allí y con que se pueda proveer a los padres de este licor, sucede frecuentemente que hay temporadas en que apenas tienen vino para decir misa.

   Y por esta razón está tan lejos el misionero de San José del Cabo, o de Santiago, de entregar vino a los navegantes que, algunos años, del vino que traen en el galeón para misa recibe de ellos por favor algunas botellas para poder el mismo padre celebrar, ínterin le viene nuevo socorro de las misiones del norte […]”


* Historia natural y crónica de la Antigua California, edición de Miguel León-Portilla, UNAM, 1973, pág. 250.

CONMEMORACIONES DE LA SEMANA

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ACTUALIDAD

ASIGNATURAS PENDIENTES

La vigente ley de Educación “para” el estado de Baja California Sur (22 de abril de 2014), en su artículo 7 fracción tercera expresa que el sistema educativo tendrá entre sus finalidades “Fortalecer la conciencia de la nacionalidad y de la soberanía, el aprecio por la historia, los símbolos patrios y las instituciones nacionales, así como la ‘valoración de las tradiciones y particularidades culturales de Baja California Sur’.”

   Por su parte, el artículo 9 de dicho ordenamiento dispone que “Además de impartir la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior, el estado, los municipios y sus organismos descentralizados promoverán y atenderán directamente o a través de apoyos financieros, o bien por cualquier otro medio, todos los tipos y modalidades educativas, incluida la educación especial, apoyarán la investigación científica y tecnológica, y “alentarán el fortalecimiento y la difusión de la cultura local”, nacional y universal.

   El artículo 12, en su fracción segunda, dice que es atribución del poder Ejecutivo estatal “proponer a la autoridad educativa federal, los ‘contenidos regionales’ que hayan de incluirse en los planes y programas de estudio para la educación preescolar, primaria, secundaria, normal y demás para la formación de maestros de educación básica.”

   A despecho de tales bienintencionadas disposiciones, es evidente el descuido y la desatención que en cuanto a la debida enseñanza y el necesario aprendizaje de contenidos regionales ha sufrido la educación básica en nuestra entidad, en detrimento de la identidad sudcaliforniana y el sentido de pertenencia que deben ser fomentados entre los niños, los jóvenes y la población general de Baja California Sur.


   Por todo ello, es de esperarse que la nueva administración estatal promueva las condiciones normativas indispensables para el establecimiento de la obligatoriedad de la inclusión y el ejercicio, en los planes y programas de educación básica, de las materias que tiendan a la comprensión y el acrecentamiento de la realidad histórica, cultural y natural de Sudcalifornia.

CRÓNICA HUÉSPED

MULEGÉ, 2 DE OCTUBRE DE 1847

   “El día 1o. del presente se me dio parte que se hallaba una vela grande [la corbeta USS Dale] por el rumbo de La Paz donde se hallan los enemigos; inmediatamente mandé al comandante de Caballería don Vicente Mejía con treinta hombres pie a tierra, marchara y formara tres emboscadas en el cerro Amarillo, distante una milla de este punto, y dejando las emboscadas se pusiera en la playa con su ayudante el alférez de Guardia Nacional don Francisco Fierro, a observar las operaciones de dicho buque [...]

   El día 2 cubrí el costado derecho con el subteniente Jesús Avilez [...] El costado izquierdo lo cubría el comandante de Caballería don Vicente Mejía [...]

   Como a las ocho, estando revisando las emboscadas, me dio parte el vigía que estaba en una loma, que había venido un bote a la playa con bandera blanca; marché llevando al comandante de las guerrillas de la derecha, don Jesús Avilez, al que comisioné se presentara en el parlamento. Dentro de un momento se presentó con las instrucciones que el comandante de la fragata enemiga mandaba al juez de este pueblo.

   Impuesto de su contenido, le mandé al comandante de dicha corbeta la comunicación [en que Pineda se negaba a rendirse]. Serían las nueve de la mañana cuando se me dio parte que habían echado de dicho buque cuatro embarcaciones al agua con gente  armada; al momento recorrí las guerrillas arreglando la tropa, y me llené de mucho placer de ver el entusiasmo tan grande de los señores oficiales y tropa para batirse con el enemigo.

   Entradas las lanchas al punto llamado El Sombrerito, desembarcaron cosa de sesenta hombres; dicha fuerza se dirigió por la loma izquierda protegida por una pieza, y otra volante por tierra. Al aproximarse a nuestras guerrillas rompió la corbeta sus fuegos – la lancha y la pieza de tierra— sobre nuestros valientes soldados, el mismo que se le contestó con mucha viveza.

   La dicha corbeta tiró 135 tiros de metralla, bala rasa y granadas, y las lanchas treinta y tantos; pero los valientes soldados mexicanos que defendían las emboscadas veían con el más alto desprecio los fuegos de la artillería e infantería del enemigo, y sí sólo se les oía gritar con semblante muy alegre: ¡Viva la República Mexicana!

   En fin, señor comandante general, desde que se comenzó la acción [...], tanto los señores oficiales y tropa de la Guardia Nacional del heroico pueblo de Mulegé, se disputaban a echarse sobre el enemigo.

   Entre las cuatro y cinco de la tarde corrió el enemigo vergonzosamente con toda su artillería y la fuerza que había echado en tierra, a pesar de ser una fuerza muy superior a la que yo tenía a mis órdenes. Por estar muy fatigada la tropa y el terreno no lo permitió, me retiré con la fuerza para el cuartel con la gloriosa satisfacción de haberle dado un escarmiento. Las familias todas dispuse se salieran de la población, quedándose solas las casas, y mandé cortar el agua.

   Recorría las guerrillas con el pabellón mexicano que llevaba un dragón que me acompañaba. Son dignos de toda recomendación de V. S. [vuestra señoría] y del supremo gobierno, los comandantes de las emboscadas de la derecha y de la izquierda, por su valiente comportamiento, y el entusiasmo con que arreglaban las tropas de su mando para que entraran al combate.

   Igualmente recomiendo a V. S. y al supremo gobierno a mis ayudantes los alféreces de Caballería de la Guardia Nacional don Jesús Ríos y don Matías Flores, que comunicaban mis órdenes a mi entera satisfacción, en medio de los fuegos de la artillería y fusilería del enemigo. Es de mi deber recomendar al capitán de Infantería don Trinidad Díaz y a los alféreces de Caballería de la Guardia Nacional don Manuel Castro y don Francisco Fierro, que no me dejó qué desear su brillante comportamiento. El alférez de Artillería de la Guardia Nacional de este puerto, don Jesús Rodríguez, que mandaba la pieza, cumplió con todas mis órdenes. También es digno de toda consideración el muy ilustre ayuntamiento de este pueblo, que no lo desampararon un momento, y con mucha serenidad presenciaron el combate y auxiliaron en cuanto estaba a su alcance a sus hermanos los mexicanos.

   El señor don Domingo Aguiar, regidor segundo, estaba presenciando el incendio de una casa que el enemigo había hecho, con toda serenidad del valor mexicano, y sólo atendía a auxiliar a sus hermanos y sus numerosas familias, quedándose este buen mexicano y sus deudos con sólo la ropa que tenían puesta en el cuerpo. El señor juez de Primera Instancia, don Tomás Zúñiga, y don José Padilla, regidor decano, y don José María Salgado, son los que componían este ilustre ayuntamiento.

   [...]
   Igualmente recomiendo a V. S. para que se digne hacerlo al superior gobierno, al muy reverendo padre fray Francisco Vicente Sotomayor [líder de la “Guerrilla Guadalupana Comondú Defensores de la Patria”], que no se separó un momento durante la acción.

   Esta ocasión me proporciona el ofrecerle a V. S. mi consideración y respeto.
   
   Dios y Libertad. Mulegé, octubre 3 de 1847.”


   Manuel Pineda.

POBLACIÓN INDÍGENA DE LA ANTIGUA CALIFORNIA

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ACTUALIDAD

8 DE OCTUBRE

En el número 26 del tomo 326 del Diario Oficial del gobierno de México fue publicado, el 8 de octubre de 1974, entre otros documentos, el “Decreto por el que se reforman el artículo 43 y demás relativos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”, proveniente del poder Ejecutivo a través de su secretaría de Gobernación.

   El artículo 43 habla de las partes integrantes de la Federación, entre las cuales el estado de Baja California Sur pasó a ocupar el lugar tercero de la lista en orden alfabético después de Aguascalientes y Baja California. Sin embargo, dicho sitio ya lo ocupaba desde hacía mucho tiempo para fines administrativos como eran los casos de la tercera Zona Militar y la sección tercera del SNTE.

   Los “demás relativos” fueron catorce en que se hacía referencia a los últimos territorios federales (Baja California Sur y Quintana Roo) que a partir de esa fecha entraron en el proceso de dejar de serlo para convertirse en estados de la Federación mexicana.

   Finalmente, los veintidós artículos transitorios aludieron a la extensión territorial y el patrimonio de ambas entidades, a la propuesta en ternas que haría el presidente de la República al Senado para nombrar al gobernador provisional de cada uno de los nuevos estados, quienes habrían de rendir su protesta ante la misma cámara para de inmediato tomar posesión de sus cargos, convocar a elecciones para integrar las legislaturas constituyentes (formadas cada una por siete diputados propietarios y los suplentes respectivos), nombrar a los tres magistrados que compondrían el Tribunal Superior de Justicia y al procurador general.

   Enseguida se disponía la creación de las comisiones estatales electorales así como los correspondientes comités distritales, y que los presuntos diputados constituyentes se reunirían el 25 de noviembre siguiente para nombrar a sus directivos y calificar sus propias elecciones.

   Firmaron ese decreto, en el “Año de la República Federal y del Senado”, los directivos de las cámaras federales, de las legislaturas estatales, los diputados federales de cada estado y territorio, entre los cuales estaban Antonio Carrillo Huacuja y Jesús Martínez Ross, por Baja California Sur y Quintana Roo. Por último suscribieron el documento los diputados representantes de cada uno de los partidos políticos, el presidente Luis Echeverría Álvarez y el secretario de Gobernación Mario Moya Palencia.


   Todo ello ocurrió puntualmente, con las consecuencias que se pueden apreciar ahora, a cuarenta y un años de ese acontecimiento que propició los cambios en muchos sentidos en la vida de los sudcalifornianos y quintanarroenses. Corresponde a cada uno evaluar desde su perspectiva los resultados de un hecho histórico de significación tan especial.

CRÒNICA

EL NOMBRE DE LA PAZ

Este 3 de octubre se cumplieron 419 años de la fecha en que Sebastián Vizcaíno dio el nombre actual a la que es, desde el primer tercio del siglo XIX, la capital de Baja California Sur.

   Según la crónica del viaje, fue tal día de 1596 cuando el navegante español, a la salida de este puerto para continuar la expedición por el litoral del golfo, expresó que dejaba el lugar “que llamamos de La Paz”, con lo cual eliminó definitivamente la denominación que le había impuesto Hernán Cortés hacía poco más de sesenta años:

   “...descubrí otra ensenada grandísima y alguna parte de tierra llana que me pareció buena [...] Hallamos muchos indios que se nos dieron por amigos [...] los cuales nos trajeron gran cantidad de ciruelas [...] salí del dicho puerto que llamamos de La Paz y fui en seguimiento de mi viaje [...]”

   Escasamente se pudiera justificar la osadía de Vizcaíno al pasar por encima de la designación cortesiana ya que, para hacer el viaje a California (el primero de dos) tuvo que haber consultado la documentación que existía sobre la presencia del conquistador de México-Tenochtitlan en esta tierra; en ella se encontraba el “Auto de posesión del puerto y bahía de Santa Cruz”, del 3 de mayo de 1535.

   Por otro lado, reconoció que el sitio era el mismo de la colonia que estableció don Hernando en esa fecha, por lo que resultaba imaginable que le hubiera sido impuesto un nombre en aquella ocasión.

   El de California, por otra parte, se aplicaba a toda la provincia, considerada un conjunto de islas, la mayor de las cuales era Santa Cruz.

   Cortés murió en 1547, de manera que poco podía inconformarse por el atrevimiento.

   Así, la efeméride viene a sumarse a las conmemoraciones del mes de la Sudcalifornidad, como el congreso sudcaliforniano determinó que se diese la designación a octubre de cada año, pues en él ha ocurrido buena cantidad de acontecimientos relevantes en la historia de esta mitad peninsular.


   Dentro de los más importantes está el de la triunfante defensa de la soberanía nacional en Mulegé contra la intervención norteamericana, el 2 de octubre de 1847; el que recordaremos este día 3, motivo del presente artículo; el de la publicación del decreto mediante el cual fue transformado el territorio federal de Baja California Sur en miembro de la federación mexicana, el 8 de 1974; y el de la fundación de Loreto el 25 de octubre de 1697.