VIRGINIA PERALTA ALBÁÑEZ
Por Rebeca Buenrostro Gutiérrez
Hoy [13 de junio de 2014] es un día memorable para la
historia de este gran Estado; recordamos con respeto y agradecimiento a una
mujer de alto espíritu de entrega y convicción por la educación: Virginia
Peralta Albáñez.
Nació un 24 de marzo de 1902 en esta ciudad capital, hija
de don Paulino Peralta Sández y doña María Albáñez. A la corta edad de 15 años,
después de concluidos sus estudios, comenzó su labor como maestra, la cual
culmino con su partida hace ya 31 años en esta ciudad que la vio nacer.
Es obligado precisar que, 19 de sus 47 años de servicio
en la educación, marcan de manera inigualable esta ejemplar vida, no solo por
ser una mujer de época empoderada y comprometida con la labor docente que tanto
amaba, sino por los 19 años de servicio en el medio rural, 19 años trabajando
en los lugares más inhóspitos de la Baja California Sur, alejada de las vías de
comunicación, de las comodidades de una ciudad, sin la cercanía de familiares y
amigos, pero enriquecida por las familias que en cada lugar construyó. Isla del
Carmen, Misión de Guadalupe, en San Marcos, San José de Magdalena en la zona de
Santa Rosalía, entre otros lugares. Hoy 5 municipios la recuerdan.
Maestra rural, prototipo del magisterio, que con entrega
y sacrificio forjó un nuevo pensamiento a mediados de este siglo. Mujeres como
Virginia Peralta Albáñez son mujeres que reclama nuestro México, mujeres que no
se asustan por las profundas desigualdades de género aún latentes, mujeres
valientes, de principios sólidos y valores rectores.
Mujeres como Virginia Peralta Albáñez son mujeres que en
la desventaja social ven la oportunidad.
Solo basta recordar cuántas vidas formó con su entrega y compromiso en
lugares inimaginables.
Este día, debe recordarse y honrarse en la memoria a tan
insigne mujer, pero aún más, debe permear en cada educador, en cada educadora, el
amor a su trabajo, el amor a su profesión.
Es importante reconocer en esta mujer de gran valía, el legado que nos
deja, como hija, como estudiante, como madre, como educadora, como instrumento
de unidad y socialización de los valores. Viginia Peralta Albáñez sólo fue una
mujer, pero una mujer que formó parte fundamental del ejército de maestras que,
en toda la República Mexicana, militara contra la ignorancia, contra la
superstición, contra el cretinismo, contra la barbarie.
Esta
mujer prevaleció a lo largo de 47 años como incansable luchadora que llevaba en
su mente una noción tan clara, y en la voluntad una resolución tan firme de su
compromiso por la educación, que en cada comienzo, en cada encomienda dejaba el
corazón.
No
fue fácil el camino, pero convencida, Virginia Peralta Albáñez sabía que la
educación era la única arma con la que se podía defender la libertad, la
dignidad, la equidad, la conciencia, la esperanza y erradicar la cruel
ignorancia. Combatiente incansable por procurar entre los niños y niñas el
acceso a la educación para lograr la igualdad de derechos. Virginia Peralta es
una institución destacable, no sólo por su aporte a la educación, sino por ser
una mujer valiente que permitió con su ejemplo matizar el trabajo de todas las
mujeres de hoy.