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CERRALVO POR CASSEZ

Una vez liberada Florence, no por inocencia sino por artimañas, excesos e incompetencia del ministerio público (¿dónde se ha dicho esto antes?),  procedería volver la memoria al 17 de noviembre de 2009, cuando fue publicado en el “Diario Oficial de la Federación” el decreto del director del INEGI Eduardo Sojo Garza (quien hasta la fecha ha escapado a las remociones del nuevo gobierno federal) en el cual determinó, desde su oficina en Aguascalientes y en grosero acto de autoritarismo, que la isla sudcaliforniana denominada “Cerralvo” desde 1636, fuese renombrada con el nombre de Jacques Cousteau.
   Opiniones hubo en el sentido de que ello se producía como desagravio del gobierno de Felipe Calderón al de Sarkozy, debido a que la Suprema Corte de Justicia de la Nación mantuvo en la cárcel a la señorita Cassez por su demostrada participación en el secuestro de personas.
   Lo cierto es que la arbitraria acción de Sojo provocó la indignada reacción de buena cantidad de organismos, instituciones y personas*, con inclusión de las dirigencias de partidos políticos en Baja California Sur, algunos legisladores federales como la diputada Esthela Ponce Beltrán y el senador Luis Coppola Joffroy, así como académicos de la estatura del doctor Miguel León-Portilla**.
   Muchos también emprendimos tareas promocionales a efecto de lograr la derogación de la execrable disposición, que tuvieron respuesta en expresiones de inconformidad en las ciberredes y en el documento firmado por el público durante una jornada en el kiosco del malecón paceño, que luego fue recibido por uno de los empleados del INEGI en esta entidad, ya que la delegada optó por la ausencia en la cita que previamente le había sido solicitada y concedió para la entrega.
   En esa misma etapa, Rodrigo Ruffo, representante de los propietarios de la isla, consideró a la ordenanza una “decisión unilateral por la que mi familia se encuentra molesta”, y la Sociedad Cousteau reveló la consternación que le causaron tales muestras de disgusto de la sociedad sudcaliforniana, en particular por la despótica determinación.
  Aunque la revocación oficial no se produjo, al final y de cualquier manera la isla sigue siendo llamada con el nombre del virrey Cerralvo.
   Pero será bueno que, ya que después de siete años fue liberada una presunta delincuente francesa por violación a sus derechos humanos, en correspondencia se libere a nuestra isla del nombre del personaje francés que se pretendió imponerle en violación a los derechos de todo un pueblo, simplemente abrogando el decreto de marras.
   Y estaremos casi a mano.

(Imagen: Francine Cousteau, Presidente de Equipe Cousteau y de Cousteau Society; Dr. José Sarukhan, vice Presidente de Mares de Mexico, y Daniel Parfait, embajador de Francia en Mexico.)

*http://www.eluniversal.com.mx/notas/641763.html
**http://www.jornada.unam.mx/2009/11/24/index.php?section=opinion&article=015a1pol