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EN TORNO A LA EDUCACIÓN SUDCALIFORNIANA

Debemos partir del principio de que en la educación se halla la solución de todos nuestros problemas: desempleo, corrupción, analfabetismo funcional (de quienes saben leer pero no leen), delincuencia, pobreza extrema, padecimientos de salud, etc.
Por su parte, la educación sudcaliforniana ha funcionado en los últimos tiempos como una isla en la estructura administrativa del estado. Es necesario vincularla a las instancias y organismos que atienden y promueven servicios a la salud, el desarrollo económico individual y social, el turismo, la ecología, la cultura en general, la cultura física, la juventud, la familia, la mujer y los niños, principalmente. En particular, los asuntos de la juventud merecen ser atendidos en un nivel preferente del gobierno del estado.
Los regímenes precedentes y actual sólo han ejercido una política educacional, meramente burocrática, sin diseñar ni ocuparse de una verdadera política educativa, que eduque, que no se limite a aplicar los recursos provenientes de la federación y el erario estatal.
A este respecto deberán ser corregidas las graves anomalías reportadas por la Auditoría Superior de la Federación, que en el gobierno que está por terminar detectó falta de transparencia en el manejo de los recursos federales correspondientes al Fondo de Aportaciones a la Educación Básica y Normal, incumplimiento de normas para la administración de recursos humanos, aplicación indebida de dinero de la federación y cobro de nóminas en centros de trabajo inexistentes.
En el último docenio, educar ha sido una función a ciegas: No hay perfiles de egreso de los sucesivos niveles de la educación media; nadie sabe qué tipo de sudcaliforniano están formando nuestras escuelas.
Sin desatender los vínculos imprescindibles con el sistema educativo federal, es urgente diseñar y ejercer un sistema educativo propio: un Sistema Educativo Sudcaliforniano.
Es necesario volver a los valores, virtudes y preceptos de la Sudcalifornidad, ese sentimiento que nos vincula a esta tierra y que nos lleva a conocerla, amarla, defenderla y enriquecerla.
Habrá que rescatar el reconocimiento que debemos a nuestros maestros e incrementar sus conquistas profesionales, laborales y salariales legítimas.
Se requiere hacer obligatoria la enseñanza y el aprendizaje de la prehistoria, la historia, la geografía, la literatura y todo aquello que fortalezca los lazos de los niños, los jóvenes y las familias con Baja California Sur; fomentar en todas partes, pero especialmente mediante la educación, la inteligencia de los sudcalifornianos: existe un gran potencial desatendido en materia de imaginación creadora y búsqueda del conocimiento que puede engrandecer a esta parte de México en los contextos nacional y universal.
Nuestras escuelas deben enseñar a aprender, a que cada estudiante llegue por sí al conocimiento y no se limite a ser sólo un repetidor automático del saber que han hallado otros.
La educación superior debe impartir cursos de autogestión empresarial y ejecutar programas de empleo, ya que los altos índices de desocupación son nutrientes fundamentales de buena parte de los actos delictivos.
Debe impulsarse una cultura deportiva desde los primeros años, con visión de futuro, más allá de los seis o tres años de cada administración, y dejarse de aprovechar el triunfo de los deportistas para que los funcionarios públicos se tomen fotos con ellos y sus medallas.
Es preciso impulsar una cultura de la nutrición y de rechazo a la comida chatarra, no sólo en la escuela sino en todas partes de la sociedad.
Democratizar la cultura: promover y servir, no pretender manejarla ni dirigirla. Los artistas, escritores, artesanos y académicos realizan su tarea aunque el gobierno no los apoye, pero si lo hace les facilitará esa tarea, sin inmiscuirse en su libertad.
Se debe vincular estrecha y prácticamente a la producción cultural con el turismo, la economía, la ciencia, la tecnología, en toda la actividad de crecimiento material y espiritual porque la cultura está en todas partes y no es solamente espectáculo, exposición o conferencia.
La educación sudcaliforniana está llamada a ser, a corto, mediano y largo plazos, el medio más eficiente para superar nuestros rezagos, las calamidades que golpean a la sociedad, para cumplir las metas diferidas durante tantos años de corrupción, nepotismo e ineficiencia en que los administradores públicos no han tenido más objetivo que llevarse a sus casas y cuentas bancarias el botín que les ha significado Baja California Sur.
Por eso en la nueva perspectiva de nuestro estado, que busca retomar el camino del verdadero desarrollo hacia el pleno y duradero bienestar de sus habitantes, a la educación sudcaliforniana se le tendrá que dotar de un nuevo sentido: el del amor a Baja California Sur por la vía del conocimiento, porque sólo se puede amar y cuidar lo que se conoce.

em_coronado@yahoo.com.mx