ACTUALIDAD


ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ZAPATA

Este sábado 10 de abril se cumplieron 91 años de la fecha aciaga en que las balas de la traición segaron la vida de Emiliano Zapata, en el mismo estado de Morelos donde nació hacía 40 años, y donde conoció los abusos del caciquismo y los latifundistas.
Por eso durante mucho tiempo dedicó sus energías y talento a organizar reuniones entre sus coterráneos y enseñarlos a defender sus derechos. Los campesinos le dieron a conocer documentos que demostraban que ellos eran los verdaderos dueños de las tierras, y al confirmar su veracidad encabezó el derribamiento de cercas puestas por los terratenientes, invadió los campos y restituyó sus propiedades a la mayor parte de sus compañeros de lucha.
En cuanto se enteró de que el pueblo mexicano, convocado por don Francisco I. Madero se había levantado en armas contra el gobierno de Porfirio Díaz, movilizó a más de mil campesinos morelenses armados que iniciaron la revolución en el sur del país. Es indudable que las acciones militares que el caudillo dirigió influyeron decisivamente en la caída de la dictadura.
Al ascender el señor madero a la presidencia de la República, Zapata se sintió defraudado al comprobar que, en el nuevo gobierno, la mayoría de los porfiristas obtenían los puestos más importantes, con lo cual se dejaba a un lado la solución de los graves problemas del campesinado.
El jefe revolucionario del sur reaccionó desconociendo al régimen de Madero y enarboló la bandera del agrarismo con el plan de Ayala. Su ejército se fue haciendo cada vez mayor, compuesto por hombres y mujeres de los estados de Morelos, Guerrero, Puebla y Oaxaca, quienes al grito de Tierra y Libertad se convirtieron en insobornables defensores del pensamiento agrarista de la Revolución.
Cuando en febrero de 1913 fueron asesinados el señor Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez por instrucciones del general Victoriano Huerta, quien actuaba con el apoyo y la asesoría del embajador norteamericano para tomar el poder, Zapata se levantó nuevamente en armas contra el usurpador y contribuyó así al triunfo de la Revolución Constitucionalista que abanderaba don Venustiano Carranza.
Durante la convención revolucionaria de 1914 -en la que participó nuestro Félix Ortega Aguilar-, los delegados zapatistas lograron que todas las fuerzas del movimiento triunfante adoptaran como propio el plan de Ayala. Pero en aquel congreso se recrudecieron las diferencias políticas, que desembocaron en la insurrección de Francisco Villa contra el presidente Carranza. Emiliano se colocó al lado de los villistas y ambos fueron combatidos por el gobierno que, incapaz de acabar con la rebelión sureña, urdió la traición.
Zapata fue invitado a parlamentar con el jefe carrancista Jesús María Guajardo en la hacienda de Chinameca; al llegar a la cita, sin darle tiempo a defenderse fue acribillado a balazos junto con los pocos hombres que lo acompañaban. Era el mediodía del 10 de abril de 1919.
La recordación de su muerte en esta columna tiene el propósito de traer a la memoria la vigencia de la lucha histórica de Emiliano Zapata Salazar y su Ejército Libertador del Sur por la justicia para los campesinos de México.
Ocasión adecuada también para impugnar las invasiones que el clientelismo político ha ensombrecido aún más el escenario actual de corrupción en Baja California Sur; para reivindicar el derecho de los verdaderos dueños de la tierra.
Para tener presente que, por todo ello, los problemas, las esperanzas y los empeños del auténtico zapatismo tendrán que ser elementos constitutivos en la formación de las nuevas camadas de sudcalifornianos una vez que retomemos la marcha largamente interrumpida del verdadero desarrollo de esta tierra.
Para no olvidar, en fin, que aún debemos reconocimiento, gratitud y mejorestar a la gente que en las tareas cotidianas del campo proveen nuestra mesa y la posibilidad real de un futuro superior para todos.

em_coronado@yahoo.com

HISTORIA


EFEMÉRIDES SUDCALIFORNIANAS

ABRIL

12 (2009). Murió el doctor Francisco Cardoza Carballo, profesor, médico y político de méritos sobresalientes en la historia de Baja California Sur por sus aportaciones al desarrollo de instituciones al servicio del pueblo sudcaliforniano.
Su existencia al servicio de Baja California Sur, en cuya capital nació el 4 de mayo de 1913 -vástago de dos familias de hondo arraigo sudcaliforniano- y donde cursó los estudios básicos, se inició al término de la carrera de docente de educación primaria en la escuela Normal de Profesores, después convertida en escuela Normal Regional.
En la escuela Nacional de Maestros de la ciudad de México terminó la especialidad de maestro de enseñanza superior el año 1933, y en la misma capital de la República cursó el bachillerato y la carrera de Medicina, que culminó en 1940.
En esa época, la morbilidad y mortalidad a causa de la tuberculosis era un grave problema de salud en nuestro país; ello lo llevó a insistir ante el gobierno territorial, una vez integrado al solar nativo (de cuya Sociedad Médica fue fundador), para la edificación y operación de la unidad antituberculosa, así como del preventorio para hijos de las personas con ese padecimiento.
Posteriormente fue fundador y director de los servicios médicos del Imss y del Issste.
Algunos años antes había contraído matrimonio con la señorita María Asunción Macías Pérez, en cuya unión procrearon cuatro hijos, médicos dos de ellos.
El doctor Cardoza fue miembro protagónico del Frente de Unificación Sudcaliforniano (FUS) que entrevistó al jefe político de la entidad, general Francisco J. Múgica, para plantearle el requerimiento de que Baja California Sur fuese gobernada por un sudcaliforniano. Como consecuencia de ello, el revolucionario envió su renuncia al presidente Manuel Ávila Camacho, quien recibió a los representantes sociales y determinó designar como su delegado en el gobierno sudpeninsular al general Agustín Olachea Avilés, en 1946, quien dirigió una positiva administración.
Participó activamente también en una segunda y tercera etapas del FUS (1958 y 1964-1965) que enfrentó abusos del poder local, exigió el nombramiento de gobernantes civiles para Baja California Sur y otros avances de beneficio colectivo. Todas estas demandas obtuvieron respuestas idóneas del ejecutivo federal.
Puso luego su experiencia e interés por el desarrollo regional en el movimiento “Loreto 70”, que propició el nombramiento de un gobernador nativo y civil, el Ing. Félix Agramont Cota, a quien correspondió emprender la reinstauración del municipio libre (1971-1972) y la conversión del territorio de Baja California Sur en estado (1974-1975).
Fundó la clínica Nuestra Señora de La Paz, donde ejerció privadamente su profesión aún después de su haberse jubilado, y en la cual varias generaciones de médicos han tenido oportunidad de ofrecer atención a la salud.
A su muerte dejó tras de sí la lección de entrega generosa a los afanes por la autonomía y el mejoramiento de su tierra en todos los órdenes.

13 (1973). Murió en La Paz el general Agustín Olachea Avilés. Por sus elevados servicios al país, y en particular a Baja California Sur, sus restos mortales fueron reinhumados en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres. Nació el 3 de septiembre de 1880 en San Venancio, delegación de Todos Santos (BCS). Participó en la huelga de Cananea (Son.) y luego en el movimiento maderista de 1910; posteriormente fue gobernador de ambas entidades de la península de Baja California; en el sur llevó a cabo una significativa labor de promoción agrícola.
Fue presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional y secretario de la Defensa Nacional.

LIBRERÍA


El grupo pericú de Baja California, por Fermín Reygadas Dahl y Guillermo Velázquez Ramírez, 1983, Fonapas-Ayto. Los Cabos, BCS, 119 págs.

El trabajo se divide en tres partes, la primera de las cuales proporciona una visión general sobre arqueología y etnografía de la Baja California: el poblamiento peninsular, rutas de inmigración, evidencias óseas y características físicas de los primeros pobladores, testimonios arqueológicos de la presencia de seres humanos en esta región, las tradiciones culturales Comondú y Las Palmas, así como los grupos históricos: cochimíes, guaycuras y pericúes.
La segunda parte comprende aspectos geográficos de la región que poblaron los pericúes: localización geográfica, estructura geológica, fisiografía, climatología, hidrología, corrientes marinas, flora y fauna.
La parte final se refiere al patrón de asentamiento y los modos de subsistencia del grupo pericú: distribución y características de los sitios arqueológicos y material de superficie asociado a éstos, modelo de subsistencia y conclusiones.
Obra importante es ésta de la prehistoria californiana que lamentablemente sólo se puede conocer en alguna de las bibliotecas públicas y el archivo histórico del estado, ya que la edición fue de 500 ejemplares y hace tiempo que está agotada.