ACTUALIDAD


NÉSTOR

Es Néstor Agúndez Martínez figura emblemática de la cultura sudcaliforniana.
La comisión conmemorativa del Pri estatal determinó celebrar el aniversario 85 del natalicio del maestro-poeta, este sábado 27 de febrero, como buen pretexto para recordar la figura y los afanes de este hombre singular: extraordinario maestro, poeta, dramaturgo, coreógrafo, cronista, biógrafo e impulsor de las artes y la literatura.
El empeño apasionadamente creador de Agúndez Martínez motivó la construcción del teatro “Manuel Márquez de León” e hizo posible la fundación del Centro Cultural que lleva su nombre, en Todos Santos, donde transcurrió toda su fructífera vida.
Fueron tres sus preocupaciones poéticas fundamentales:

La amistad:
“Que fecunden los yermos, los desiertos,
las voces de amistad, luz permanente
donde estarán los brazos siempre abiertos.”

La paz universal:
“Paz en la estancia y en la noche fría,
paz en la flor y en la punzante astilla,
y en la fe, que no muere todavía.”

Y Baja California Sur, su cuna y morada final, de la que pintó este paisaje:
“Los cactus son guerreros de mi tierra
que toman por asalto las laderas,
y erizando de púas las praderas
descienden belicosos de la sierra...”
E hizo de ellas motivos de trabajo incansable, cotidiano, generoso.

De Néstor ha dicho Armando Trasviña Taylor que es “un legionario del trópico, del paisaje, de la escuela y de la amistad sincera.”
Miguel de Anda Jacobsen, por su parte, que “es un poeta que resume en la síntesis del soneto, su mensaje de amor y de fe, de vida y rebeldía...”
El próximo 26 de marzo se cumplirá el primer aniversario de su muerte.
Tal vez alguna autoridad incluya en su agenda la conmemoración y por fin decida hacer algo por lo que constituye el último gran esfuerzo del artista todosanteño en bien de la cultura sudcaliforniana: el Centro Cultural “Siglo XXI” que lleva su nombre, el cual, desde el día siguiente de su fallecimiento, cuando la política municipal se desgarró las vestiduras por la desaparición del gran promotor, quedó en total abandono, víctima de la abulia del régimen por las tareas para la preservación y el desarrollo culturales.

Correo e.: em_coronado@yahoo.com

HISTORIA


EFEMÉRIDES

MARZO

1 (1700). El misionero Juan María de Salvatierra propuso al virrey dar el nombre de “Reino de las Carolinas” a la California jesuítica como homenaje al rey Carlos II; éste murió poco tiempo después y todos olvidaron el asunto. Igual fin tuvo el nombre de mar Lauretano que los religiosos de la Compañía de Jesús querían dar al golfo de California o mar de Cortés.

3 (1719). El capitán Esteban Rodríguez Lorenzo, jefe de las armas en Loreto, y el jesuita Clemente Guillén con algunos nativos y soldados dieron comienzo a la primera expedición por tierra de Loreto a bahía Magdalena, con la finalidad de habilitar un punto de refresco para el galeón de Manila (o nao de China); la empresa resultó sin éxito porque no se encontró agua.

4. La tripulación del bergantín “Araucano”, de la armada chilena, atacó y saqueó a la población de Loreto bajo el pretexto de obligar a los sudcalifornianos a aceptar la independencia de México. La invasión fue rechazada por el alférez José María Mata (en ausencia del gobernador José Darío Argüello, quien había huido a Comondú) al frente de algunos civiles, quienes recuperaron parte del botín.

5 (1822). Nació en San Antonio Manuel Márquez de León, quien sería defensor de la República y uno de los precursores de la Revolución Mexicana. Murió en la ciudad de México el 27 de julio de 1890.

LIBRERÍA


En mis ratos de soledad. Pensamientos filosóficos, por Manuel Márquez de León, México, 1885, reimp. del Patronato del Estudiante Sudcaliforniano, Edit. Aristos, La Paz (BCS), 143 págs., 1977.

Personaje emblemático de la Sudcalifornidad principalmente por las circunstancias guerreras que emprendió, Márquez de León se ofrece en esta obra como un pensador: “Consagrado desde mis primeros años al servicio de la patria –expresa en el “discurso preliminar” del libro-, todos mis esfuerzos se han encaminado siempre a un fin preferido, a su felicidad; y como me ha tocado en suerte vivir en una época desgraciada, donde la virtud no es favorablemente acogida por la generalidad de mis compatriotas, he tenido que sufrir mucho.”
Continúa: “Frecuentemente me han tratado de visionario y loco todos aquellos que sólo saben rendir culto al interés privado. Nada he podido adelantar en la vida política, porque son muy pocos los que quieren seguir una bandera que lleve por lema desprendimiento...”
Y explica: “Persuadido de que el origen de los males que pesan sobre mi país es la corrupción, ese veneno que mata la dignidad y envilece a las naciones, me he propuesto combatirlo con la pluma, ya que contra un enemigo tan temible por su ruindad, poco sirve la espada.”
Dice que “Las virtudes cívicas son la base única sobre que los pueblos pueden levantar el edificio de su grandeza...”
Y como si tuviera visión anticipada de la Sudcalifornia de nuestros días, afirma que “es necesario tener en cuenta el poco escrúpulo con que hoy se oculta la verdad y se sacrifica el bien público al mezquino egoísmo.“
Sostiene, al final de este preámbulo, que “he dado en la manía de amar a mi patria con desinterés, de trabajar por ella de buena fe, y acepto el calificativo de loco; y de un loco bastante raro en estos tiempos, cuando es tan difícil que tal locura exista.”
La obra está fechada en San Francisco, Alta California, en septiembre de 1881, al término del exilio del movimiento revolucionario emprendido contra la embrionaria dictadura porfiriana, 31 años antes de la convocatoria maderista.
Consta de dos partes: la primera de siete capítulos, y la segunda de siete también, con un discurso final y cinco cartas, más tres adiciones sobre tratamientos de otras preocupaciones de la época (finales del siglo XIX).
Así, Manuel Márquez de León se nos entrega en este libro como hombre interesado en los problemas de su tiempo, con una queja fundamental: “Las desgracias de mi patria, a que nunca he podido ser indiferente, me han lacerado el corazón. Ella ha sido víctima de la poca virtud e ilustración de sus gobernantes...”
Podríamos decir que las cosas no han cambiado, según puede verse.