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OPORTUNIDAD DE LA OPOSICIÓN

En el ejercicio del poder, el Partido Revolucionario Institucional se vio permanentemente acosado por las críticas de la oposición.
Como la permanencia prolongada en el gobierno agota, deteriora y corrompe, a los opositores al PRI les sobraron argumentos para agredirlo y autopresentarse, a la vez, como los redentores de la patria.
En nuestro caso, como los salvadores del estado.
Hasta se llegó a engañar a la gente haciéndole creer que con la venta del avión oficial serían resueltos todos los problemas de la economía regional.
Y resultó finalmente, en los ámbitos nacional (con dos presidentes panistas a la cabeza) y estatal (con casi dos sexenios perredistas) que, como hemos sostenido, la corrupción no es privativa de ninguna raza, país, sistema social u organismo político.
La plegaria: “Señor, no te pido que me des sino que me pongas donde haiga”, está en la naturaleza humana, y se pone en práctica a menos de que exista una sólida formación ética y la coerción penal necesaria que impida al individuo apropiarse subrepticia o cínicamente de lo ajeno.
En el caso local, la situación se agravó por el bajísimo perfil profesional de los mandos a todos los niveles, la inexperiencia y consecuente ineficacia administrativa, la inconsistencia moral de quienes, de pronto, se vieron manejando un presupuesto y libres -así lo creyeron- de disponer de él para acrecentar el patrimonio personal, todo lo cual devino -como era de esperarse- etapa escandalosa de latrocinio de los fondos públicos, desorden, nepotismo, incremento de la planta y los procesos burocráticos y todo lo demás que hoy conocen los ciudadanos hasta el hartazgo, la desesperación y la impotencia.
De ahí el título de esta nota.
Ahora es la oportunidad de la oposición, o sea del PRI (que deberá haberse renovado luego de un largo y profundo acto de contrición), junto con su aliado el Partido Verde, de intensificar la carga de los señalamientos y crítica a la estructura de poder (que no es proyecto ni nada) entronizada en Baja California Sur desde hace ya largos años –más de los que logró merecer-, en que ha demostrado su ineficacia y simple ansia de un mando que la rebasó por su precaria dimensión humana, carente en absoluto de misión legítima y visión trascendente.
Ésta es, insisto, la oportunidad de la oposición para recuperar del ánimo público la oportunidad de avanzar en su aplazado proyecto para el desarrollo a que esta tierra tiene pleno derecho.
Y merecer el privilegio de encabezar los empeños de, con, por y para los sudcalifornianos.

em_coronado@yahoo.com