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GOBERNADOR COMUNDEÑO

En reciente declaración, uno de los precandidatos del partido en el poder a ocupar la gubernatura sudcaliforniana, expresó que”ya le toca a Comondú darle al estado un gobernante, y por ello los convoco a hacer realidad juntos lo que ha sido un sueño de toda la vida de los comundeños...”
Probablemente porque desconoce la historia de Baja California Sur, quizá debido a mala memoria o por asesoría insuficiente, al personaje en cuestión le pasó inadvertida la evidencia incuestionable de que el actual municipio de Comondú ya tuvo un gobernante, de estatura nacional y de singular significación en esta entidad por el honrado, leal y dinámico ejercicio de la gubernatura, del 1 de septiembre de 1932 al 8 de enero de 1938: el general Juan Domínguez Cota.
Nació en La Purísima en 1888, y desde su primera juventud trabajó en las minas de Santa Rosalía (BCS), de donde pasó luego (como en los casos de Agustín Olachea Avilés y Melitón Albáñez Domínguez) a Cananea, Sonora; aquí sufrió también las injustas condiciones laborales de su gremio y participó en la histórica huelga de 1906 que constituyó importante detonador de la revolución maderista.
De inmediato se alistó en las filas del movimiento, al triunfo del cual combatió a las órdenes del presidente Madero contra la sublevación de Pascual Orozco.
Desde entonces fueron valorados sus atributos de honradez, lealtad y dinamismo que lo acompañaron y le fueron apreciados por quienes lo conocieron, superiores, pares y subalternos. Las biografías de Domínguez ponen de relieve su espíritu negociador y clara voluntad de evitar la aplicación de la pena máxima, tan usual en las convulsiones revolucionarias.
Luego del asesinato del señor Madero y el vicepresidente Pino Suárez en 1913, se adhirió al ejército constitucionalista para combatir la usurpación de Huerta, y en 1915 ya era teniente coronel.
Fue seguidor del plan de Agua Prieta en 1920, jefe militar del estado de Morelos (donde promovió con éxito la introducción del sistema eléctrico), y años más tarde denodado opositor de los cristeros.
Fue ascendido a general divisionario en 1929, y a los tres años siguientes recibió del presidente Abelardo Rodríguez el encargo de gobernar el territorio de Baja California Sur (en sustitución del general Ruperto García de Alba), que en 1934 le ratificó Lázaro Cárdenas, su ex-compañero de armas y amigo. Lo reemplazó el teniente coronel Rafael Pedrajo Martínez.
Con la convicción de que el transporte, las vías de comunicación y las obras hidráulicas eran fundamentales para el desarrollo de su región, el nuevo gobernador presentó al propio ejecutivo federal el pliego petitorio de los sudcalifornianos en esos tres sentidos. Por ello Baja California Sur debe al general Domínguez el ingreso a la modernidad. De su gestión perviven colonias como la de Matancitas, construyó la presa de Carambuche, realizó algunos avances de la carretera transpeninsular e inició los primeros trabajos agrícolas del valle de Santo Domingo.
Murió en la ciudad de México en 1963.
Por ello no deja de sorprender el hecho de que el citado precandidato hable de que ha sido un sueño de los comundeños tener un gobernador nacido en ese esforzado municipio.
Probablemente sea, sí, su sueño particular, pero los comundeños ya tuvieron su gobernador, que conste.

em_coronado@yahoo.com