ACTUALIDAD


INUSITADO ANIVERSARIO

En la mañana de este domingo 21 de marzo tuvo lugar en la plaza de la Reforma (explanada de palacio de gobierno, en La Paz) una desacostumbrada conmemoración del natalicio del presidente Juárez.
Al principio todo pareció de rutina: datos biográficos del Benemérito, exaltación de su defensa de la República y la separación del estado respecto a las iglesias, su rectitud y modestia, apego irrestricto a la ley y a las instituciones democráticas.
Pero lo que nadie esperaba es que, de los varios que hicieron uso de la palabra, por lo menos tres retrotrajeran del ideario y el actuar del gran mexicano, lecciones para el presente; y no sólo para el presente nacional sino para la actualidad sudcaliforniana.
Como debiera ser siempre, las lecciones de la historia adquirieron vigencia en nuestra cotidianidad.
Luego de la participación de los primeros disertantes, entre ellos un niño y un adolescente premiados en certámenes de oratoria (cuyos maestros continúan creyendo en la grandilocuente retórica decimonónica), la representante de los oaxaqueños radicados en Baja California Sur hizo apuntamientos severos al olvido oficial de los preceptos juaristas y al notorio incumplimiento de la ley en el seno de nuestra comunidad.
Enseguida, Alfredo González González sostuvo que, en actos como el que nos ocupa, “no venimos a realizar homenajes fúnebres porque Juárez está vivo en la vida y la conciencia de los mexicanos, de los sudcalifornianos.”
Y frente a la mesa principal con un representante del gobernador en mangas de camisa del color del partido político al que está sirviendo, y con un orondo símbolo religioso pendiente de medio tórax, el orador preguntó cómo se puede “hablar de un Juárez en términos luctuosos cuando recientemente la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión aprobó la iniciativa de añadir a la definición de nuestro país como una república laica, que nos ayudará a contener los empeños medievales de la reacción...”
Y el acto empezó a elevar la temperatura cuando el periodista afirmó que “desde las lecciones de su cátedra sabemos que es más poderosa la virtud que el vicio, la honradez que la corrupción, y que la delincuencia no puede someter a la ley pese a la impunidad solapada por intereses económicos, familiares y de pandillas en el poder público.”
Fueron entonces planteadas por el profesor las circunstancias actuales de nuestra sociedad y sus necesarias relaciones con las persistentes violaciones al estado de derecho en estos días.
Como si no hubiera sido suficiente para producir la notoria incomodidad de las autoridades del presidium, y ante un público visiblemente emocionado y aplaudidor de las exposiciones, llegó a la tribuna José Aurelio Martínez Sepúlveda para recordarnos que “de poco sirve reunirnos un puñado de soñadores cada 21 de Marzo frente al busto de Benito Juárez si sólo lo hacemos para releer una reseña de su vida y de su obra. De muy poco también vale reunirnos cada año si durante los otros 364 días nos olvidamos de su ideal, de su pensamiento, de su legado. De nada vale quejarnos por la inasistencia de los que creemos que deberían de estar aquí este día y no están; quizá no merecen estar presentes.”
Prefirieron no estar, podría decirse...
Luego de referencias a las graves anomalías de la vida nacional, se dolió de que “vemos a los gobernadores de los estados como verdaderos señores feudales, con un poder que no les corresponde y al que no honran, teniendo el descaro de retar, de una manera por demás vulgar, al pueblo que representan y tienen la obligación de servir...”
Recordó que recientemente fuimos “testigos de la captura de delincuentes que vivían plácidamente en nuestra comunidad seguramente al cobijo y protección de alguien con poder político..., hemos sido testigos del brutal y cobarde asesinato de un joven a manos de jóvenes delincuentes protegidos por las relaciones consanguíneas o de compadrazgo de sus padres, y lo peor es que hemos sido testigos de la traición artera y cobarde de la autoridad que juró velar por nuestra protección y justicia, al facilitar la huida del ejecutor sin que por esto dicha autoridad haya sido apresada y puesta en custodia para seguírsele proceso por encubrimiento.”
Fueron evidentes las muestras de aprobación de buena parte, la no oficial, del auditorio, que vio así colmadas sus expectativas de asistencia a una recordación que estuvo llena de conceptos lúcidos y consistentes, de aplicaciones prácticas de la historia, de señalamientos que todos quieren hacer y que deben ser hechos.
Porque vivimos en una democracia y ejercemos la libertad de expresión como facultad que ningún régimen puede impedir o cancelar, la tribuna juarista de esta efeméride fue voz social, denuncia pública, testimonio de inconformidad, acusación y demanda.
Nos congratulamos de haber estado ahí.
Y sólo por abundar un poco más en el ideario de don Benito, copiamos:
“Nada de contemporizaciones con los hombres viciados y con los que se han acostumbrado a hacer su voluntad como moros sin señor."
"Bajo el sistema federativo, los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas [el erario] sin responsabilidad”.
"No se puede gobernar a base de impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes. No se pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala".
"Los hombres no son nada, los principios lo son todo".

em_coronado@yahoo.com

HISTORIA

EFEMÉRIDES SUDCALIFORNIANAS

ABRIL

1 (1638). Llegó a La Paz el grupo expedicionario encabezado por el almirante Isidro de Atondo y Antillón y los jesuitas Eusebio Francisco Kino y Pedro Matías Goñi, que realizó un nuevo proyecto de poblamiento y evangelización en esta California durante dos años. Estuvieron primeramente en La Paz, donde enfrentaron dificultades con los indígenas, y luego se establecieron en San Bruno.

1 (1768). Con Junípero Serra como presidente llegaron a Loreto los franciscanos encargados de atender las misiones californianas a raíz de la expulsión de los jesuitas. Enseguida, Serra y el visitador José de Gálvez organizaron el proyecto de expansión por mar y tierra a la Alta o Nueva California, que llevaron a cabo al año siguiente llevando consigo muchos de los recursos humanos y materiales de las misiones peninsulares y los empresarios mineros.

1 (1963). Murió en la ciudad de México Juan Domínguez Cota. Fue minero en Santa Rosalía (BCS) y Cananea (Son). Se adhirió a la revolución maderista de 1910, en la cual ascendió a general del ejército, y posteriormente fue jefe político de Baja California Sur (1932-1938). Durante su gestión como gobernante formó colonias agrícolas, entre ellas la de San Juan de Matancitas, y abrió a la agricultura una porción del valle de Santo Domingo. Construyó la presa Carambuche y continuó la carretera transpeninsular. Nació en la Purísima (BCS) en 1888.

LIBRERÍA


De México a la Alta California, por Lino Gómez Canedo, ed. Jus, México, 1969.

El sacerdote franciscano Gómez Canedo preparó esta colección de 27 documentos sobre la expansión de su orden religiosa, desde la península a la Alta o Nueva California, entre 1768 y 1773, formando el volumen 103 de la serie “México heroico” de editorial Jus.
En la introducción, el editor proporciona datos concisos sobre la llamada “Expedición sagrada” a Monterrey, la presencia del visitador José de Gálvez en la península y sus planes para la expansión, la vida de fray Junípero Serra y sus obras en la Sierra Gorda de Querétaro, sus actividades en el colegio de propagación de la fe de San Fernando de México y el desarrollo de las misiones altacalifornianas desde 1769 a 1777.
El texto se divide en tres secciones: la primera cubre el periodo de la estadía del P. Serra en Baja California de julio de 1768 a enero de 1769; cuatro cartas de Gálvez a Serra y una de fray Juan Crespí al P. Juan Andrés complementan el importante y detallado diario de Serra sobre su viaje de Loreto a San Diego.
La segunda sección comprende “Dos años de dolores, obstáculos y esperanzas (1769-1771)”, que contiene catorce cartas.
La última sección, “El año decisivo (1772-1773)”, contiene dos cartas de Serra al P. Francisco Palóu (que había quedado en su lugar como presidente de los ministros franciscanos en las misiones bajacalifornianas) y al virrey Antonio María Bucareli, una al P. Rafael Verger, un memorándum a Bucareli y la valiosa relación de Palóu a Serra sobre el estado de las misiones peninsulares en 1773, año de su traslado al cuidado de los dominicos.
Todos los documentos, algunos hasta ese momento inéditos, fueron meticulosamente anotados y ordenados para presentar un cuadro sucinto y de primera mano de la planeación, el desarrollo y el estado de los establecimientos misionales de las Californias durante esa etapa de transformación.

ACTUALIDAD


SOBRE EL INFORME DE “RESULTADOS”

Cuando se escucha y lee la frase “Lo que cuenta son los resultados” del señor que desde hace ya cinco años encarna al poder ejecutivo de Baja California Sur, uno se pregunta si quien la sostiene sabe lo que está diciendo.
En continuación de tal idea, a la rendición de cuentas que parcialmente acaba de hacer le ha llamado “ informe de resultados”, denominación que incumple lo dispuesto por la Constitución sudcaliforniana en el artículo 79 (De las facultades y obligaciones del gobernador), fracción XX, que es “Rendir al congreso un informe anual del estado que guarde la administración pública de la entidad.”
Ahora, suponer que los “resultados” han de constituir los parámetros, la medida única del quehacer gubernamental, sin ningún otra forma posible de valorarlo o cuestionarlo, es lo mismo que asumir la conocida argumentación de que “el fin justifica los medios”.
Apuntalar toda obra de la administración pública en esa tesis resulta perverso y peligroso para la vida democrática, porque se intenta con ella purificar todos los productos de la acción política, sean cuales fueren los procedimientos de que se valió ésta para lograrlos.
En “El Príncipe”, obra clásica de Nicolas Maquiavelo, la razón suprema no es otra que la razón de Estado (que personifica en el gobernante), que para el autor italiano constituye un fin último, un fin en sí, no sólo independiente sino también opuesto al orden moral y a los valores éticos, y situado incluso por encima de ellos.
De manera que, para el que se halla en la cima del poder, el bien supremo no sería ya la virtud, la felicidad, el bienestar, la justicia, la perfección, el placer o cualquiera de los objetivos que para el ser humano proponen los moralistas, sino la fuerza y el poder del Estado y de su personificación en la figura del gobernante.
Ello supone que el bien del Estado no ha de subordinarse al bien del individuo, y su fin está en absoluto por encima de todos los fines particulares.
Pocas cosas hay tan nocivas como que alguien, en la cúspide de las decisiones, crea que está facultado para hacer lo que le venga en gana si ello le permite lograr las metas del Estado, o las suyas propias (ya que algunos llegan a considerar a éste como su botín particular).
Porque “lo que le venga en gana” es pragmatismo-oportunismo puro y puede significar desviaciones y malversación, tráfico de influencias, nepotismo, persistencia en el error, corrupción, violaciones a la ley, a la ética y las normas de la convivencia colectiva, al respeto que está obligado a preservar para la sociedad así como para cada uno de sus miembros, aunque no pertenezcan a su familia o al grupo gobernante.
En dicha consigna también está visible el boceto de una pretensión autoritaria, embozada en la intención de convencer “a priori” de que todo lo que se haga en tal sentido estará bien hecho. Y de ese modo se pretende legitimar todo abuso de poder, toda transgresión a la ley, toda conculcación al estado de derecho.
De cualquier manera, el reciente quinto informe de “resultados” privilegió la cita de montos inaprensibles de inversión económica en los rubros tradicionales de la administración estatal, que muy poco dicen del verdadero sentido de la tarea gobernamental, que básicamente es promover el desarrollo responsable con equidad, garantizar y preservar la tranquilidad social y, por encima de todo ello, la confianza comunitaria en sus autoridades.
En cambio adoleció de omisiones importantes, pues se esperaban respuestas a situaciones graves que han conflictuado en los últimos tiempos a la sociedad sudcaliforniana, la cual finalmente quedó frustrada por la ausencia, en el documento de balance anual, de aclaraciones oportunas y pertinentes a aspectos esenciales de nuestra vida pública.
Lo que se escuchó este 15 de marzo fue un discurso de subjetividades en buena medida insustanciales; habrá que esperar la revisión del anexo técnico respectivo y la comparecencia de funcionarios en el congreso estatal, que constituirán el comentario oficial, para nutrir en parte las conclusiones de la colectividad sobre la tarea gubernativa.
Independientemente de ello, tenemos conocimiento de que por lo menos dos organismos políticos, carentes de compromisos con el régimen, se preparan para hacer la glosa social del informe en los siguientes días.


em_coronado@yahoo.com



HISTORIA


EFEMÉRIDES

MARZO

21 (1914). La jefatura política del distrito Sur de la Baja California, en manos del coronel Gregorio Osuna, desconoció al gobierno de Victoriano Huerta.

25 (1654). Nació en Palermo, Italia, Francisco María Píccolo, quien sería importante misionero jesuita en la Antigua California. Murió en Loreto (BCS) a los 75 años de edad.

26 (1804). El gobierno virreinal separó política y administrativamente a las Californias en una parte peninsular (Antigua, Vieja o Baja California) y otra continental (Nueva o Alta California).

26 (1984). Murió en La Paz Jesús Castro Agúndez, maestro, escritor y político. Sus restos mortales fueron reinhumados en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres. Fue funcionario federal en el ramo de Educación, así como del territorio y el estado de Baja California Sur, y senador de la República por esta misma entidad; autor de textos costumbristas que publicó en algunos libros, el primero de los cuales se titula Patria chica. Nació el 17 de enero de 1906 en El Rosarito, municipio de Los Cabos.

26 (2009). Murió en Todos Santos, de donde era oriundo, el profesor Néstor Agúndez Martínez, extraordinario maestro, poeta (con acento especial en el soneto), dramaturgo, coreógrafo, cronista, biógrafo e impulsor de las artes. Por todo ello es figura emblemática de la cultura sudcaliforniana; fue profesor de muchas generaciones en educación primaria, secundaria y preparatoria. Buena parte de su obra se encuentra publicada, e hizo de la amistad y la paz así como el paisaje y las costumbres sudcalifornianas tres temas siempre presentes en su vasta producción. El empeño apasionadamente creador de Agúndez Martínez motivó la construcción del teatro “Manuel Márquez de León” e hizo posible la fundación del Centro Cultural que lleva su nombre en el mismo lugar donde transcurrió toda su fructífera vida. Nació el 26 de febrero de 1925.

27 (1932). Murió en San José del Cabo Ildefonso Cipriano Green Ceseña, combatiente por la República y la Revolución Mexicana. Desde temprana edad se trasladó con su familia a los EUA. De regreso a su solar nativo fue nombrado capitán de la Guardia Nacional. En 1857 se levantó en armas con Mauricio Castro en defensa de la Constitución, quienes a la cabeza de un centenar de patriotas lograron sacar del Territorio al gobernante conservador. Con el mando militar de la capital de su entidad integró una asamblea legislativa con un representante de cada municipio; formularon los estatutos orgánicos que rigieron durante las luchas de Reforma. Todavía en 1915 participó a favor de los constitucionalistas. Sus restos mortales fueron trasladados de Cabo San Lucas a La Paz y reinhumados en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres. Nació el 23 de enero de 1836 en Cabo San Lucas.

LIBRERÍA


...Ando en mis meras nadadas, por Jesús Castro Agúndez, Dirección de Cultura del Gob. de BCS, La Paz, 1983.

Esta obra es la última del maestro escritor, que aún pudo ver publicada; lamentablemente murió al año siguiente de la edición que ahora se reseña.
La serie de relatos costumbristas de Castro Agúndez comienza con Patria chica, sigue con Más allá del Bermejo, El canto del caudel y concluye con la presente compilación de anécdotas que, de acuerdo con el autor, “son el producto de algunos ratos de ocio dedicados a la realización de tareas literarias... Todos ellos han sido escritos recordando algún acontecimiento especial...
El libro está constituido por los siguientes trabajos: Ando en mis meras nadadas, La búsqueda, Castor y Pólux, El guarero, El cuervo y el zanate, Gabriela, La capilla, El pozo, El caudel, Tesoros ocultos, Un proverbio chino, Car... car, Una anécdota y El rabioso.
Casi todos van seguidos de un subtítulo; de Tesoros ocultos dice que es “algo que me apasionó en la juventud.” Y transcribe el corrido que dedicó a don Jesús y sus amigos buscadores de tesoros el poeta Margarito Sández, el mismo autor de la letra del himno sudcaliforniano “Costa Azul”:

Bien manejado el volante / y acompasado el motor,
marcha siempre hacia adelante / el agorero inspector.
También, si mal no recuerdo, / marchaban en la gavilla /
don Trino, Alejandro, el Coco, / don Manuel y Emilio Villa.
El que esta historia relata / supo de antiguo bajel /
que comandaba un pirata / pariente de don Manuel.
Descendientes de piratas /sin duda los Villa son, /
pues sacan con una pata / más tierra que un azadón.
Para estos hombres son poco / las arenas con imán, /
por eso llevan al Coco, / que sirve de talismán.

San José del Cabo, B. Cfa. Sur, a 3 de junio de 1932.

ACTUALIDAD


ANÁLISIS, ESTUDIO, EXAMEN, PRUEBA Y ENTREVISTA

Quienes se esfuerzan por recibir la candidatura de su partido para competir por cualquier cargo de elección pública, deberían ser previamente objetos de un análisis, luego de un estudio, un examen, una prueba y, al final, una entrevista.

El análisis habría de estar a cargo de un jurado ciudadano (como se integró el IFE, por ejemplo) que se allegase información objetiva y amplia sobre los antecedentes personales de los pretendientes, para decidir qué virtudes o incapacidades adornan a cada cual en su desenvolvimiento privado y como parte de la colectividad.

El estudio correría por cuenta de una comisión (tan confiable como sea posible) encargada de hacer el recuento de los méritos de los aspirantes en las tareas públicas que han tenido bajo su responsabilidad (o irresponsabilidad, según sea el caso).

El examen sería aplicado por gente conocedora de la Constitución y las leyes para saber si los que se sienten merecedores de ocupar el puesto que pretenden tienen noción suficiente y clara de las normas que hemos determinado para nuestra convivencia nacional y estatal.

La prueba tendría que ser diseñada y atendida por psicólogos y médicos, necesariamente, para verificar la lucidez o los problemas mentales (complejos, traumas, paranoias, fobias, etc.), así como el coeficiente intelectual, el estado de salud física y una certificación antidoping de cada uno.
La entrevista consistiría en indagar sus grados reales de cultura (no de escolaridad, que se puede pasar de noche por las escuelas), calidad y cantidad de lecturas, niveles de comprensión de lo que se lee y escucha, ejecución de las operaciones aritméticas fundamentales, rangos de información relacionada con la historia, las noticias nacionales y del resto del mundo, congruencia mínima (no hablemos de sintaxis y concordancia, que sería excesivo) en el discurso oral y escrito, así como competencias mínimas en computación y la Internet.

Al final, todos los resultados serían materia de una evaluación que daría a cada partido capacidad de decisión sobre la persona que más conviniera, no a tal grupo sino a la sociedad total; no a determinada facción ni a las ambiciones de una élite.

Adoptado todo ello con honradez y buena fe, tal vez podríamos evitar la toma de las tareas de interés general por aventureros carentes de esfuerzos previos a favor de la entidad que quieren gobernar; por individuos que han vegetado (y cobrado, desde luego) en los puestos donde otros pudieron haberse desempeñado mejor; por personajes que luego quieran conducir el gobierno con la sola inspiración de sus antojos, voluntad, sentimientos y ambiciones personales; por sujetos con severos contratiempos existenciales y de personalidad; por ignaros que nunca llegan a entender la significación y trascendencia de la acción gubernativa, aconsejados por dudosas asesorías y guiados por su intuición elemental y analfabetismo funcional.

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HISTORIA


EFEMÉRIDES SUDCALIFORNIANAS

MARZO

15 (1976). Como resultado del decreto estatal publicado el 26 de diciembre anterior dio principio a sus actividades académicas la Universidad Autónoma de Baja California Sur, en el edificio de la escuela primaria “18 de Marzo” (16 de Septiembre y Ezquerro, de La Paz), con 220 alumnos y cuatro maestros. Su crecimiento físico propio comenzó con la donación de 96 hectáreas que le hizo el gobierno de la entidad, y la colocación de la primera piedra de su primer edificio por el presidente de la República.

19. Fiestas patronales de San José del Cabo. Esta misión, la más austral de las Californias, fue dotada por don Joseh de la Puente Peña y Castrejón, marqués de Villapuente, y establecida en abril de 1730 por el visitador José de Echeverría y el sacerdote Nicolás Tamaral, ambos jesuitas. Éste permaneció ahí como ministro, y cuatro años después fue muerto al inicio de la insurrección pericú.

20 (1976). Fue inaugurado el edificio de la primera escuela preparatoria de Ciudad Constitución, que con la dirección del profesor Ricardo Fiol Manríquez había funcionado previamente en las instalaciones de la escuela secundaria.

LIBRERÍA


La misión de San Javier, su fundador y su creador, por Francisco Javier Carballo, La Paz, BCS, 1975.

Este folleto en edición bilingüe hispano-inglesa fue preparado por el entonces cronista de Baja California Sur, y auspiciado por la Comisión de las Californias con motivo de la reunión de dicho organismo binacional tricaliforniano en Loreto, durante la cual esta población fue designada “Capital histórica de las Californias”.

Trata del templo misional, edificado a partir de 1699 en la sierra cercana a Loreto, cuyos primeros trabajos dirigió el P. Francisco María Píccolo con mano de obra indígena, seguido más tarde en la tarea y el ministerio por el P. Juan de Ugarte, y por Miguel del Barco, quien empieza una nueva construcción del templo por estar la original en ruinosas condiciones: “La cal se trae de lejos y las piedras de los arroyos; las vigas de la otra banda del golfo [de California], y el retablo barroco del altar mayor de san Javier se transporta desde México.”

Este personaje del santoral jesuítico nació en el castillo de Javier (Navarra) el año 1506. Siendo estudiante en París se unió al grupo de Ignacio de Loyola, fundador de la compañía de Jesús. Fue ordenado sacerdote en Roma en 1537, y se dedicó a obras de caridad; cuatro años después marchó al Oriente, donde se entregó a la enseñanza del Evangelio en la India y el Japón durante diez años, y convirtió muchos a su fe. Murió en China a los 46 años de edad.

ACTUALIDAD


MUJERES DE CALIFORNIA

Como parte de la crónica del primero de sus viajes al Nuevo Mundo, Colón refirió a los reyes Católicos haber tenido informes de la existencia de una isla poblada únicamente por mujeres.
A principios del siglo XVI fue publicado el libro “Las sergas de Esplandián”, donde se anunciaba que a la derecha del continente americano, o sea sobre el océano Pacífico, “hubo una isla llamada California…, poblada de mujeres negras…, que casi como las amazonas era su modo de vivir...”
Las amazonas se originan en un mito clásico griego, cuya definición esencial es el de guerreras que la leyenda y la literatura se encargaron de ir ubicando en diversos lugares del mundo conocido en la antigüedad y posteriormente. Hallarlas fue una obsesión de las empresas de conquista, y buen testimonio de esa búsqueda fue que al río más largo del mundo se le impuso ese nombre.
En 1524, en su cuarta carta de Relación, Hernán Cortés comunicó al emperador tener noticia de una isla situada en el océano Pacífico, habitada por mujeres, abundante en oro y perlas, y le ofrecía emprender su búsqueda en cuanto pudiese.
En los documentos provenientes de la época colonial de las Californias se hallan evidencias muy claras de la participación femenina en la vida y las costumbres indígenas.
Durante sus gestiones fundacionales de la misión de Santiago, en el sur de la antigua California, el jesuita Ignacio María Nápoli y sus acompañantes se encontraron ante la presencia de quien les fue anunciada como reina; vestía pieles de venado y la seguía gran cantidad de nativos. Se acercó dando bramidos, luego cantaba y hacía sentir de varios modos su autoridad. El también sacerdote Jaime Bravo ya había tenido contacto con este personaje trece años antes, durante un recorrido de reconocimiento por la zona.
Algún tiempo después, en una parte de su crónica sobre la insurrección indígena de 1734-1736, el padre Sigismundo Taraval hizo referencia a una mujer que “era la más celebre hechicera de esos contornos; aun siendo mujer, era en su ranchería a quien no sólo las mujeres mas los hombres cedían, obedecían y seguían. Cogiéronles todos los trastes de sus supersticiones y embustes que son tablas, palos con puño en forma de cabeza y una nariz larga, una vara larga con un gancho con que dicen hacen venir las frutas [pitahayas], un bastón agujereado para llenarle por todas partes de pluma, otro con una figura al modo de palmeta, otro con visos de abanico y otros varios con garfios, puntas y uñas...”
Función exclusiva de las mujeres era la de ser intermediarias en los conflictos que intermitentemente enfrentaban los europeos con los aborígenes y éstos entre sí. Como ejemplo puede leerse que el comandante encargado de sofocar la insurgencia:
“Prosiguió su rumbo para la tierra de los pericúes y se volvió a Santiago, no habiendo logrado después cosa especial. Trajo presos a un hombre y a varias mujeres; a otras había despachado a llamar y a ofrecer el perdón a los de Todos Santos...”
El mismo Taraval preguntó a los indios “por qué habían hecho la sacrílega infamia de matar a los padres [Carranco y Tamaral]. Respondieron que porque no los dejaba hacer lo que querían y prohibía que tuviesen muchas mujeres.”
Dice el padre Juan Jacobo Baegert, misionero entre los guaycuras de San Luis Gonzaga, que “no son muchos entre ellos los que contraen matrimonio con la finalidad para la que Dios lo ha consagrado. Lo que ellos buscan es algo seguro y, además, el hombre quiere tener su criada para poder darle órdenes, aunque este mando no es para tanto, ni la mujer lo toma muy a pecho.”
Sin embargo, el también jesuita Miguel del Barco, de sus vivencias entre los cochimíes de la misión de San Francisco Javier, cuenta que “el mantenimiento de la familia corre por cuenta de las pobres mujeres. Ellas han de buscar la comida para sí mismas, para sus maridos y para sus hijos.”
Del citado Taraval es la afirmación de que “las mujeres son en Californias las que trabajan, solicitan y dan de comer a sus maridos.”
Desde luego hay mucho más que escribir y leer sobre esto; lo dicho sólo nos sirve de pretexto para hacer llegar un cordial y respetuoso saludo a las mujeres de nuestra entidad en ocasión del día del año dedicado a reconocer su contribución, y con cuyo concurso crece Baja California Sur todos los días.

em_coronado@yahoo.com

HISTORIA


EFEMÉRIDES

MARZO

7 (1822). El alférez José María Mata y el alcalde Juan Higuera proclamaron e hicieron jurar en Loreto, por primera vez, la Independencia Nacional. Algún tiempo después, el presunto capitán José María López, supuestamente nombrado por las autoridades del Imperio de Iturbide, ratificó en la misma población la jura al plan de Iguala. El tercero y último acto de adhesión californiana a la Independencia de México fue organizado y realizado nuevamente en la capital lauretana por fray Agustín Fernández de San Vicente, representante oficial del gobierno iturbidista, el 7 de julio del propio 1822.

LIBRERÍA


Descripción e inventarios de las misiones de Baja California, 1733, edición de Eligio M. Coronado, Consejo de Educación y Cultura e Instituto de Estudios Baleáricos, Palma de Mayorca, 1987.

Este material fue publicado por primera vez en Cataluña por el gobierno balear, pero circuló casi exclusivamente en España y muy poco en nuestro país, por lo que el gobierno de Baja California Sur acordó su reedición en 1994.
Transcribe los documentos que custodia el Archivo General de la Nación (México), levantados en la entrega que hicieron los franciscanos a los dominicos de las misiones peninsulares: nombres y número de habitantes, características del templo y la sacristía, la casa del misionero, las rancherías indígenas, los bienes agrícolas y ganaderos, objetos del culto, talleres y demás anexos y propiedades.
La documentación proporciona la visión detallada de los diversos aspectos físicos de cada una de las misiones, aparte de sus noticias de índole demográfica. Su consulta es de indudable utilidad para docentes, historiadores, etnógrafos, demógrafos, sociólogos, arquitectos y antropólogos, principalmente, pero ofrece noticias importantes para todos quienes se interesan de alguna manera por el pasado colonial californiano.